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Fracaso en el segundo intento de aterrizaje lunar de ispace: el altímetro láser, en el punto de mira

Fracaso en el segundo intento de aterrizaje lunar de ispace: el altímetro láser, en el punto de mira

La compañía japonesa ispace ha sufrido su segundo revés consecutivo en la carrera por conquistar la Luna. El pasado intento de alunizaje, fundamental para el desarrollo de la industria espacial nipona y su proyección internacional, terminó en fracaso. Los primeros análisis técnicos señalan al sistema de altimetría láser como el principal responsable del incidente, un componente crucial para el descenso controlado en la superficie lunar.

Un desafío tecnológico de alto riesgo

Ispace forma parte de una nueva generación de empresas privadas que buscan abrir el acceso comercial a la Luna. Tras su primer intento fallido en 2023, la misión actual, conocida como Hakuto-R Misión 2, pretendía demostrar la capacidad de sus módulos lunares para transportar carga científica y tecnológica de clientes internacionales, entre ellos agencias espaciales, instituciones de investigación y startups del sector aeroespacial.

El módulo de aterrizaje, diseñado para ejecutar una secuencia de descenso autónoma, depende de sensores avanzados como el altímetro láser para medir la distancia exacta hasta la superficie lunar y ajustar la velocidad de aproximación. Sin una lectura precisa de la altitud, el sistema de navegación no puede calcular correctamente la maniobra de frenado final, lo que suele desembocar en un aterrizaje brusco o incluso en la pérdida total del vehículo, como ha sucedido en esta ocasión.

El fallo del altímetro láser, según los primeros datos recopilados por el equipo de ispace, impidió que el módulo recibiera información fiable sobre su altura real en los últimos metros, provocando una secuencia de descenso errónea y, finalmente, la colisión con el regolito lunar. El análisis completo de la telemetría aún está en curso, pero los ingenieros apuntan a un defecto en el hardware o a una posible interferencia con el software de navegación.

El contexto global: competencia y colaboración internacional

El fracaso de ispace se produce en un momento de intensa competencia en la industria de los aterrizadores lunares. Empresas estadounidenses como SpaceX y Blue Origin también están desarrollando sistemas para el transporte de cargas y astronautas a la superficie lunar, en colaboración directa con la NASA y sus programas Artemis y CLPS (Commercial Lunar Payload Services). SpaceX, en particular, ha avanzado notablemente con su nave Starship, seleccionada como el módulo lunar para las próximas misiones tripuladas estadounidenses, aunque todavía no ha realizado un aterrizaje lunar.

Blue Origin, por su parte, ha conseguido recientemente contratos con la NASA para desarrollar el módulo Blue Moon, mientras que compañías como Astrobotic y Intuitive Machines han lanzado con éxito sus primeros intentos de alunizaje en el marco del programa CLPS. El sector europeo, con la española PLD Space a la cabeza, sigue centrado en el desarrollo de vehículos suborbitales y lanzadores reutilizables, aunque aún no ha anunciado misiones lunares propias.

China y la India también han logrado hitos históricos recientemente, con alunizajes exitosos de sus sondas Chang’e y Chandrayaan, respectivamente, afianzando su papel en el panorama internacional de la exploración lunar.

Un sector privado en pleno auge

El auge de las empresas privadas en la exploración lunar representa un cambio profundo respecto a la era de la carrera espacial clásica, dominada por agencias públicas como la NASA, Roscosmos o la ESA. Ahora, la colaboración entre actores públicos y privados es clave para abaratar costes, acelerar el desarrollo tecnológico y diversificar las aplicaciones científicas y comerciales de las misiones lunares.

Ispace, fundada en 2010 y con sede en Tokio, ha apostado fuerte por modelos de negocio basados en la entrega de cargas útiles, la prospección de recursos y el desarrollo de tecnologías para la utilización in situ de materiales lunares. Sus ambiciosos planes incluyen la explotación de recursos como el hielo de agua y la construcción de infraestructuras para futuras bases permanentes.

Lecciones para el futuro

El doble revés sufrido por ispace pone de relieve la extraordinaria complejidad técnica del alunizaje, un reto que incluso las grandes potencias espaciales han afrontado con dificultades a lo largo de la historia. La precisión en la navegación y el aterrizaje requiere sistemas de sensores redundantes, algoritmos avanzados de procesamiento de datos y una integración perfecta entre hardware y software, aspectos que la compañía japonesa deberá reforzar antes de su próximo intento.

Mientras tanto, la industria espacial global sigue avanzando a pasos agigantados, con nuevas misiones a la Luna, Marte y la exploración de exoplanetas previstas para los próximos años. El aprendizaje obtenido de cada fallo y cada éxito contribuye a sentar las bases de una nueva era en la exploración del espacio profundo, donde empresas privadas y agencias públicas colaboran y compiten por un objetivo común: expandir la presencia humana más allá de la Tierra.

El análisis detallado de la misión fallida de ispace será fundamental para mejorar los sistemas de alunizaje autónomo y garantizar el éxito de futuros proyectos comerciales y científicos en la superficie lunar. (Fuente: Spaceflight Now)