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La ISS desvela los misterios de la alta atmósfera: relámpagos azules y fenómenos eléctricos

La ISS desvela los misterios de la alta atmósfera: relámpagos azules y fenómenos eléctricos

La Estación Espacial Internacional (ISS), ese laboratorio orbital donde la ciencia rompe las barreras de la gravedad, continúa siendo un baluarte en la investigación de los fenómenos eléctricos que se producen en las capas altas de la atmósfera terrestre. En junio de 2025, científicos de todo el mundo han aprovechado los sofisticados instrumentos instalados en la estación para observar y analizar en detalle la ionosfera y la mesosfera, centrándose especialmente en los eventos luminosos transitorios, conocidos por sus siglas en inglés como TLEs (Transient Luminous Events).

Estos fenómenos, que se manifiestan como destellos efímeros y coloridos sobre las tormentas, han fascinado durante décadas a meteorólogos y físicos atmosféricos. Entre las formas más llamativas de los TLEs destacan los “blue jets” (chorros azules), poderosas descargas eléctricas que se proyectan desde las cimas de las nubes hacia la estratosfera, así como los “sprites” y los “elves”, estallidos de energía que iluminan fugazmente la alta atmósfera a alturas comprendidas entre los 50 y los 100 kilómetros sobre la superficie terrestre.

La observación de estos fenómenos desde tierra siempre ha estado limitada por las condiciones meteorológicas y la opacidad de la atmósfera. Sin embargo, la perspectiva única de la ISS, orbitando a unos 400 kilómetros de altitud, permite a los investigadores captar imágenes y datos sin precedentes de estas manifestaciones eléctricas. Instrumentos como el ASIM (Atmosphere-Space Interactions Monitor), instalado en el módulo europeo Columbus, han revolucionado nuestra comprensión de cómo la energía de las tormentas se transfiere hacia el espacio.

El ASIM, desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA) con la colaboración de la NASA, monitoriza la radiación ultravioleta, visible y de rayos X que emiten los TLEs. Gracias a su elevado poder de resolución temporal y espacial, ha sido posible identificar patrones y correlaciones entre la intensidad de las tormentas y la aparición de estos fenómenos. Los datos recogidos permiten a los científicos analizar la influencia de los TLEs en la química de la atmósfera superior, especialmente en la formación de óxidos de nitrógeno, compuestos que tienen un impacto directo en el ozono y el clima global.

La campaña de observación de junio de 2025 se ha centrado en tormentas generadas en el cinturón ecuatorial, una de las regiones del planeta donde los TLEs se producen con mayor frecuencia. Los resultados preliminares sugieren que estos eventos no solo son más comunes de lo que se pensaba, sino que desempeñan un papel relevante en la redistribución de la energía eléctrica y química en la atmósfera. Además, se ha documentado por primera vez el proceso de formación de un “blue jet” desde su inicio en la cima de una nube hasta su propagación hacia la estratosfera, lo que supone un avance histórico en la física de la atmósfera.

El interés por los TLEs no se limita a la ciencia básica. Entender estos fenómenos tiene implicaciones prácticas para la seguridad de las comunicaciones y la navegación por satélite, ya que las descargas eléctricas pueden alterar la ionosfera y causar interferencias en las señales de radio. Por este motivo, agencias espaciales como la NASA y la ESA colaboran estrechamente en la monitorización de la atmósfera desde el espacio, integrando los datos de la ISS con los obtenidos por satélites y estaciones terrestres.

Mientras tanto, el sector privado no pierde de vista las oportunidades que ofrece la investigación atmosférica. Empresas como SpaceX y Blue Origin, líderes en el transporte orbital, están explorando la posibilidad de desarrollar plataformas comerciales que permitan desplegar instrumentos científicos en órbita baja de manera más flexible y económica. Esta tendencia hacia la “ciencia como servicio” podría democratizar el acceso a la investigación espacial, permitiendo a universidades y centros de investigación de todo el mundo participar activamente en proyectos de observación atmosférica.

En paralelo, PLD Space, la compañía española pionera en lanzadores reutilizables, ha anunciado su intención de colaborar con instituciones europeas para el desarrollo de pequeños satélites dedicados al estudio de los TLEs. Esta iniciativa refuerza el papel de España en el panorama aeroespacial internacional y subraya la importancia de la colaboración público-privada para avanzar en el conocimiento de nuestro planeta desde el espacio.

La exploración de los fenómenos eléctricos en la atmósfera superior es un ejemplo perfecto de cómo la investigación espacial no solo mira hacia otros mundos, como en el caso de la búsqueda de exoplanetas por parte de telescopios como el James Webb o el TESS, sino que también contribuye de manera decisiva a comprender y proteger nuestro propio entorno. Gracias a la sinergia entre agencias públicas y empresas privadas, la ciencia espacial continúa abriendo caminos hacia el futuro.

(Fuente: NASA)