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Una vaca curiosa observa a astronautas de la NASA en un simulacro lunar en Arizona

Una vaca curiosa observa a astronautas de la NASA en un simulacro lunar en Arizona

En el árido y espectacular paisaje del Campo Volcánico de San Francisco, en el norte de Arizona, un peculiar testigo se ha sumado a la historia de la exploración espacial: una vaca local contempló con atención a los astronautas Andre Douglas y Kate Rubins mientras realizaban una simulación de caminata lunar el pasado 14 de mayo de 2024. Esta anécdota, que ha despertado sonrisas en las redes sociales, es solo la cara más amable de un riguroso entrenamiento destinado a preparar la próxima y trascendental misión Artemis III de la NASA, que tiene como objetivo devolver a la humanidad a la superficie de la Luna.

El Campo Volcánico de San Francisco, con sus paisajes de cenizas, lavas endurecidas y cráteres, fue escogido precisamente por sus similitudes geológicas con el entorno que los astronautas encontrarán en el polo sur lunar. Bajo el abrasador sol de Arizona, Douglas y Rubins, equipados con trajes espaciales y herramientas especializadas, replicaron las tareas científicas y operativas que tendrán que ejecutar en la Luna, desde la recogida de muestras hasta el uso de instrumentos de análisis in situ.

La supervisión de esta semana de simulaciones recayó en un equipo de controladores de vuelo y científicos situados en el Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston. Desde allí, coordinaron las actividades, analizando en tiempo real los datos enviados por los astronautas y ajustando los procedimientos según fuese necesario. Este sistema de entrenamiento a distancia replica fielmente la dinámica que se vivirá durante la misión real, donde la comunicación entre la tripulación lunar y la Tierra será crucial y estará sujeta a ciertos retrasos por la distancia.

El programa Artemis de la NASA, que lleva el nombre de la diosa griega de la Luna, representa el esfuerzo más ambicioso desde las históricas misiones Apolo. Mientras el Apolo XI marcó el primer alunizaje en 1969, Artemis III pretende ir más allá: será la primera vez que una mujer y una persona de color pisen la superficie lunar, y el lugar elegido –el polo sur lunar– es de máximo interés científico por la posible presencia de agua en forma de hielo.

La simulación en Arizona ha servido para poner a prueba los protocolos de seguridad, los procedimientos de recogida de muestras y el funcionamiento de los nuevos trajes espaciales de exploración, que ofrecen una movilidad mucho mayor que los utilizados en las décadas de los 60 y 70. Además, se han ensayado situaciones de emergencia, como la localización de compañeros en caso de pérdida de contacto visual y el manejo de posibles fallos en los sistemas de soporte vital.

El regreso a la Luna no es un objetivo exclusivo de la NASA. Compañías privadas como SpaceX y Blue Origin están jugando un papel cada vez más relevante en el desarrollo de nuevas tecnologías espaciales. SpaceX, por ejemplo, ha sido seleccionada para proporcionar la nave Starship Human Landing System, que llevará a los astronautas desde la órbita lunar hasta la superficie. Blue Origin, por su parte, continúa desarrollando el módulo Blue Moon, con la vista puesta en futuras misiones de carga y tripuladas.

En el ámbito europeo, la empresa española PLD Space ha conseguido recientemente un hito al lanzar con éxito su cohete Miura 1, abriendo la puerta a una nueva generación de lanzadores reutilizables. Mientras tanto, Virgin Galactic sigue avanzando en el turismo espacial suborbital, con vuelos regulares para clientes privados.

La exploración y el estudio de exoplanetas, aquellos mundos que orbitan otras estrellas, continúa siendo una prioridad para las agencias espaciales. La NASA, junto con la Agencia Espacial Europea y otras instituciones, mantiene en funcionamiento telescopios como el James Webb, que han permitido identificar atmósferas potencialmente habitables y moléculas orgánicas en planetas lejanos. Estos avances científicos complementan la investigación lunar, al ofrecer pistas sobre la formación y evolución de los sistemas planetarios.

El entrenamiento de Rubins y Douglas en Arizona es un eslabón fundamental en la cadena de preparación para Artemis III. Además de demostrar la resiliencia y la capacidad de adaptación de los astronautas, estos ejercicios permiten identificar y corregir fallos antes de afrontar la complejidad de una misión real en la superficie lunar.

La curiosa vaca que presenció el simulacro quizás no comprenda la magnitud del momento, pero su imagen junto a los astronautas se ha convertido en un recordatorio de que la exploración del espacio sigue siendo una aventura profundamente humana, en la que la ciencia y la naturaleza conviven en insólita armonía.

(Fuente: NASA)