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La NASA localiza el lugar de impacto de la nave japonesa RESILIENCE en la Luna

La NASA localiza el lugar de impacto de la nave japonesa RESILIENCE en la Luna

El 11 de junio de 2025, la agencia espacial estadounidense NASA ha logrado captar imágenes inéditas del emplazamiento donde la sonda lunar japonesa RESILIENCE, perteneciente a la misión ispace Mission 2 SMBC x HAKUTO-R Venture Moon, sufrió un aterrizaje forzoso el pasado 5 de junio. Las fotografías, obtenidas por el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, por sus siglas en inglés), suponen un hito en la colaboración internacional y en la documentación de las misiones privadas en la superficie lunar.

La nave RESILIENCE fue lanzada el 15 de enero de 2025 a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, en el marco de una misión financiada íntegramente por el sector privado japonés y en colaboración con la empresa financiera Sumitomo Mitsui Banking Corporation (SMBC). El objetivo de la misión consistía en demostrar la viabilidad tecnológica de los aterrizajes suaves en la Luna y desplegar una serie de experimentos científicos e instrumentos, allanando el camino para futuras operaciones comerciales y científicas en nuestro satélite natural.

Sin embargo, durante la fase final de descenso, la nave experimentó problemas técnicos que desembocaron en una “hard landing”, término empleado para referirse a un contacto violento con la superficie que imposibilita el cumplimiento de los objetivos científicos y la recuperación del módulo. A pesar de este resultado, la misión ha aportado valiosa información tanto a ispace como al conjunto de la industria espacial emergente.

El papel del LRO de la NASA ha resultado fundamental para documentar el desenlace de la misión. Equipado con un conjunto de cámaras de alta resolución, el orbitador, que lleva operando en torno a la Luna desde 2009, consiguió identificar y fotografiar el lugar exacto del impacto utilizando su cámara de ángulo estrecho (NAC, por sus siglas en inglés). Las imágenes muestran alteraciones evidentes en el regolito lunar compatibles con una colisión de alta energía, proporcionando pistas sobre la dinámica del accidente y facilitando el análisis posterior por parte de ingenieros y científicos.

La colaboración internacional y el auge de las misiones privadas

El caso de RESILIENCE es representativo de la nueva era de exploración lunar, marcada por la entrada de compañías privadas como ispace, la estadounidense SpaceX y la europea PLD Space, cada una con su propia estrategia y aportación tecnológica. Mientras SpaceX sigue acumulando éxitos con su sistema Starship y los vuelos de carga y tripulación a la Estación Espacial Internacional, PLD Space ha realizado recientemente el primer vuelo suborbital de su cohete Miura 1, abriendo la puerta a lanzamientos orbitales desde suelo europeo en los próximos años.

En el ámbito de los vuelos suborbitales tripulados, Virgin Galactic ha retomado su programa de turismo espacial, permitiendo a ciudadanos no profesionales experimentar la ingravidez y contemplar la curvatura de la Tierra. Por su parte, Blue Origin prepara ya el siguiente salto con la futura reutilización de sus cohetes New Glenn y el desarrollo de módulos lunares para la NASA a través del programa Artemis.

La NASA, en paralelo a su apoyo a empresas privadas, mantiene una intensa actividad científica. El LRO, además de documentar accidentes y éxitos, ha cartografiado la superficie lunar con una precisión sin precedentes, identificando posibles emplazamientos para futuros aterrizajes y bases lunares. Su labor, unida a la de sondas como la india Chandrayaan-3 y la china Chang’e, está transformando nuestra comprensión de la geología lunar y sentando las bases para la explotación de recursos in situ.

El contexto internacional y el futuro de la exploración lunar

El incidente de RESILIENCE recuerda los retos inherentes a la exploración lunar, tanto para agencias públicas como privadas. La superficie de la Luna, carente de atmósfera significativa, obliga a las naves a ejecutar maniobras de descenso extremadamente precisas, con márgenes de error mínimos. Los fallos, aunque costosos, constituyen oportunidades de aprendizaje fundamentales para perfeccionar tecnologías de guiado, navegación y control.

El futuro inmediato contempla una intensificación de la presencia humana y robótica en la Luna. La NASA, a través del programa Artemis, prevé el regreso de astronautas a la superficie en los próximos años, esta vez acompañados de socios internacionales y vehículos desarrollados por empresas como SpaceX y Blue Origin. A su vez, Europa, Japón, China y la India avanzan en sus propios proyectos de exploración y explotación lunar.

Por otro lado, la búsqueda de exoplanetas y el desarrollo de telescopios espaciales como el James Webb o el futuro Roman Space Telescope abren una nueva frontera científica, situando a la humanidad en la antesala de descubrimientos revolucionarios sobre la formación de planetas y la habitabilidad de otros sistemas estelares.

En conclusión, el hallazgo del lugar de impacto de RESILIENCE por parte del LRO de la NASA subraya la importancia de la cooperación internacional, la transparencia y la resiliencia en el sector espacial. Cada misión, ya sea un éxito o un revés, contribuye a avanzar hacia el objetivo común de convertir la Luna en un laboratorio permanente para la ciencia, la tecnología y la expansión de la humanidad más allá de la Tierra.

(Fuente: NASA)