De la mecánica automotriz al futuro de la movilidad aérea: el inspirador salto de una ingeniera en la NASA

La trayectoria profesional de Saré Culbertson es un ejemplo de cómo la pasión por la ingeniería puede abrir insospechados caminos, incluso en el sector aeroespacial. Tras más de diez años dedicada a la automoción, Culbertson ha dado un giro radical a su carrera profesional al incorporarse a la NASA como ingeniera en prácticas, participando directamente en el desarrollo de los taxis aéreos del futuro.
De las reparaciones en tierra al horizonte aéreo
Hasta hace poco, Culbertson trabajaba como responsable de servicio en un taller automovilístico, lidiando a diario con el diagnóstico de averías, la coordinación de equipos y la satisfacción de clientes con problemas mecánicos. Su experiencia en la solución de incidencias y el análisis técnico fue clave para asentar una base sólida en el exigente mundo de la automoción. Sin embargo, la inquietud por nuevos retos y la fascinación por la ingeniería aeroespacial le llevaron a dar un salto cualitativo y cuantitativo hacia la investigación en movilidad aérea.
La oportunidad llegó de la mano de una beca en la NASA, donde actualmente trabaja en el ambicioso proyecto de desarrollo de taxis aéreos eléctricos y autónomos. Estos vehículos, conocidos como eVTOL (electric Vertical Take-Off and Landing), prometen revolucionar el transporte urbano en las próximas décadas, integrando soluciones sostenibles y descongestionando las vías terrestres.
El papel de la NASA en la movilidad del futuro
La NASA lleva años impulsando la investigación en nuevas formas de movilidad aérea urbana, colaborando con empresas privadas y otros organismos públicos en el marco de su programa Advanced Air Mobility (AAM). El objetivo es crear un ecosistema seguro y eficiente para aeronaves de despegue y aterrizaje vertical, tanto tripuladas como no tripuladas.
Las tareas de Culbertson se centran en el desarrollo de sistemas de propulsión eléctrica, la integración de software de navegación autónoma y la evaluación de los protocolos de mantenimiento y fiabilidad, áreas en las que su experiencia previa resulta especialmente valiosa. «La transición ha sido un desafío, pero también una oportunidad única para aplicar conceptos de ingeniería tradicionales en un contexto completamente nuevo», explica la ingeniera.
Un sector en ebullición: de SpaceX a PLD Space
La apuesta por la movilidad aérea no es exclusiva de la NASA. Empresas como SpaceX, aunque centradas principalmente en el transporte orbital y la exploración interplanetaria, han demostrado cómo la innovación tecnológica puede transformar la industria aeroespacial. Los recientes éxitos en el desarrollo de cohetes reutilizables y la reducción de costes han dinamizado todo el sector, abriendo puertas a nuevas aplicaciones, incluida la aviación urbana.
En Europa, la compañía española PLD Space está marcando hitos en el lanzamiento de pequeños satélites con su cohete Miura 1, mientras que Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, continúa avanzando en el ámbito del turismo suborbital y la exploración lunar. Por su parte, Virgin Galactic ya ha iniciado sus primeros vuelos comerciales al borde del espacio, consolidando el auge de la movilidad más allá de la atmósfera.
Todos estos avances comparten una característica común: la necesidad de perfiles técnicos polivalentes y la capacidad de adaptación de sus equipos humanos. La historia de Saré Culbertson ejemplifica el valor de la experiencia transversal y la importancia de apostar por el aprendizaje continuo en un sector en constante evolución.
Desafíos técnicos y reguladores en la movilidad aérea urbana
El despliegue de taxis aéreos plantea no solo retos tecnológicos, sino también regulatorios y sociales. La coexistencia de aeronaves autónomas con el tráfico aéreo convencional, la seguridad en entornos urbanos densamente poblados y la aceptación ciudadana son cuestiones clave que los ingenieros y los responsables políticos deben abordar.
La NASA, junto con la FAA (Federal Aviation Administration) y la EASA (Agencia Europea de Seguridad Aérea), trabaja en el diseño de estándares de certificación, sistemas de control de tráfico aéreo digitalizados y pruebas piloto en ciudades de todo el mundo. El objetivo es que, en la próxima década, los taxis aéreos dejen de ser una visión futurista para convertirse en una realidad cotidiana en grandes metrópolis.
Inspirando a nuevas generaciones de ingenieras
El caso de Culbertson también pone de relieve la creciente presencia femenina en sectores tradicionalmente masculinizados, como la automoción y la aeronáutica. Su paso de los talleres de coches a los laboratorios de la NASA es un mensaje inspirador para jóvenes ingenieras que buscan abrirse camino en campos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
El futuro de la movilidad está en pleno proceso de transformación, y perfiles como el de Saré Culbertson serán esenciales para afrontar los desafíos de las próximas décadas. Su historia demuestra que, con determinación y pasión por la tecnología, no hay frontera profesional inalcanzable.
(Fuente: NASA)

 
							 
							