El satélite Biomass de la ESA desvela imágenes inéditas que revolucionan el estudio de los bosques

El futuro del monitoreo del planeta Tierra ha dado hoy un paso crucial con la presentación de las primeras imágenes obtenidas por el satélite Biomass de la Agencia Espacial Europea (ESA), durante el Living Planet Symposium. Esta misión pionera, lanzada en mayo de 2024, está diseñada para transformar radicalmente nuestro conocimiento sobre la salud de los bosques, su papel en el ciclo global del carbono y la manera en que estos ecosistemas cambian ante la presión climática.
Biomass es el primer satélite equipado con un radar de banda P, una frecuencia especialmente adecuada para penetrar la densa cubierta arbórea y medir la cantidad de biomasa leñosa almacenada en los bosques del planeta. A diferencia de los satélites ópticos convencionales, Biomass puede “ver” a través de la vegetación, proporcionando datos tridimensionales que permiten calcular con una precisión sin precedentes el volumen de madera y, por tanto, la cantidad de carbono capturada en los árboles.
Las imágenes reveladas hoy muestran, en alta resolución, vastas extensiones de selvas tropicales, bosques boreales y áreas recientemente deforestadas. El nivel de detalle es tal que los científicos pueden distinguir las variaciones en la densidad de la biomasa incluso en regiones remotas de la cuenca amazónica y la taiga siberiana, lugares tradicionalmente inaccesibles por las limitaciones de la tecnología anterior. Gracias a ello, los expertos podrán realizar mapas globales del carbono forestal y seguir de cerca los cambios anuales, algo fundamental para comprender y combatir el cambio climático.
Más allá de su misión principal, el potencial del satélite Biomass se extiende a terrenos inesperados. Los primeros datos sugieren que este radar de banda P también es capaz de aportar información valiosa sobre entornos extremos, como los suelos permanentemente helados del Ártico o regiones desérticas donde la vegetación es escasa pero el subsuelo guarda secretos sobre la historia climática del planeta. En estos contextos, la capacidad de penetrar la superficie y revelar estructuras ocultas añade una dimensión completamente nueva al estudio de la Tierra.
Esta misión europea se suma a la vanguardia de la observación terrestre, en un contexto global donde tanto agencias públicas como empresas privadas aceleran la exploración espacial. En Estados Unidos, la NASA continúa expandiendo su red de satélites de monitoreo ambiental, mientras que compañías como SpaceX y Blue Origin siguen impulsando el acceso al espacio con tecnologías de lanzamiento reutilizables. SpaceX, por ejemplo, ha revolucionado la industria con su constelación Starlink y los vuelos frecuentes de Falcon 9, que facilitan la puesta en órbita de satélites científicos y comerciales. Blue Origin, por su parte, explora aplicaciones tanto en turismo espacial como en el desarrollo de plataformas orbitales para experimentación.
En Europa, la startup española PLD Space ha destacado recientemente con el lanzamiento exitoso de su cohete MIURA 1, abriendo nuevas oportunidades para la industria espacial nacional y la investigación de microgravedad. Virgin Galactic, aunque centrada en el turismo suborbital, también sigue avanzando en la validación de tecnologías que podrían ser adaptadas en el futuro para la observación de la Tierra y experimentos en el espacio.
En este contexto, el satélite Biomass representa el compromiso de la ESA con la ciencia orientada a la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. Su capacidad para proporcionar datos precisos sobre la biomasa forestal es especialmente relevante dado el papel de los bosques como sumideros naturales de carbono. La deforestación y la degradación de estos ecosistemas son responsables de una fracción significativa de las emisiones globales de gases de efecto invernadero; por tanto, monitorizarlas con precisión es esencial para evaluar el progreso de los compromisos internacionales en materia de protección ambiental.
Históricamente, la observación de la Tierra desde el espacio ha evolucionado desde simples imágenes en blanco y negro hasta complejos análisis multiespectrales y de radar. La llegada de la tecnología de banda P marca un nuevo hito, permitiendo a los científicos no solo ver la “piel” del planeta, sino adentrarse en su “interior verde”, desvelando dinámicas ecológicas que antes permanecían ocultas.
En conclusión, las primeras imágenes del satélite Biomass no solo asombran por su belleza y detalle, sino que inauguran una nueva era en el seguimiento global de los bosques y otros ecosistemas clave. Sus datos serán fundamentales para la ciencia, la política ambiental y la gestión sostenible de los recursos naturales, en un momento crítico para el futuro del planeta.
(Fuente: ESA)

 
							 
							