Los planetas y la constelación del Águila protagonizan el espectáculo celeste de julio

Durante el mes de julio, los aficionados a la astronomía podrán disfrutar de una de las mejores temporadas de observación planetaria del año, acompañada por la presencia destacada de la constelación de Aquila, conocida como el Águila. Desde los primeros días del mes, el firmamento nocturno ofrecerá la oportunidad de contemplar varios de los planetas más brillantes del Sistema Solar, así como de identificar una de las constelaciones más emblemáticas del verano boreal.
Marte y Mercurio, protagonistas del atardecer
Al caer la noche, Marte se alza como uno de los astros más llamativos del horizonte occidental. El planeta rojo, situado en la constelación de Leo durante este mes, se presenta con un brillo notable, perfectamente visible a simple vista poco después de la puesta de sol. Durante la primera semana de julio, Marte comparte protagonismo con Mercurio, el esquivo planeta interior, que se muestra inusualmente brillante y accesible para la observación. Mercurio, debido a su proximidad al Sol, es habitualmente difícil de localizar, pero este mes se separa lo suficiente de nuestra estrella para ofrecer un espectáculo breve pero intenso justo al anochecer.
Los expertos recomiendan buscar un horizonte despejado hacia el oeste y utilizar prismáticos para facilitar la localización de Mercurio, cuyo resplandor compite con los últimos destellos solares. La conjunción visual entre Marte y Mercurio constituye un atractivo adicional para los observadores, ya que ambos planetas se aproximarán en el cielo, permitiendo comparar sus características cromáticas: el tono rojizo de Marte frente al brillo blanquecino y levemente anaranjado de Mercurio.
Venus y Júpiter, reencuentro de gigantes
A medida que avanza el mes, Venus y Júpiter hacen su aparición en la bóveda celeste. Venus, conocido como el lucero del alba o del atardecer según la época del año, comienza a ganar altura en el cielo matutino, mostrando su característico destello blanco-azulado. Júpiter, el mayor de los planetas del Sistema Solar, se suma paulatinamente a la escena, situándose en las cercanías de Venus. Este fenómeno permite a los observadores contemplar ambos planetas a la vez durante las últimas horas de la noche y las primeras del alba, un hecho poco frecuente debido a las distintas órbitas y posiciones relativas de ambos cuerpos celestes.
Los telescopios modestos permiten distinguir las fases de Venus, similares a las de la Luna, así como los principales satélites galileanos de Júpiter: Ío, Europa, Ganimedes y Calisto. Este tipo de observación no solo resulta fascinante desde el punto de vista visual, sino que conecta al público con la historia de la astronomía, recordando los descubrimientos de Galileo Galilei en el siglo XVII, que revolucionaron nuestra comprensión del cosmos.
Aquila, el Águila, reina del cielo veraniego
Durante todo el mes de julio, la constelación de Aquila domina el firmamento. Aquila, fácilmente reconocible por la brillante estrella Altair, forma junto a Deneb (en la constelación del Cisne) y Vega (en la Lira) el conocido Triángulo de Verano. Esta configuración estelar ha guiado a navegantes y astrónomos desde tiempos inmemoriales y constituye un excelente punto de referencia para la orientación nocturna. Altair, la duodécima estrella más brillante del cielo, se encuentra a tan solo 17 años luz de la Tierra, lo que la convierte en una de las vecinas estelares más cercanas.
La mitología asocia a Aquila con el águila de Zeus, que, según la tradición griega, transportaba los rayos del dios supremo y desempeñaba un papel clave en numerosos mitos. Desde el ámbito científico, la constelación ha sido objeto de numerosos estudios. En 2009, la misión Kepler de la NASA, especializada en la búsqueda de exoplanetas, centró su campo de observación en la región de Cygnus y Aquila, detectando cientos de planetas fuera del Sistema Solar y sentando las bases de la actual exploración planetaria.
El auge de la exploración planetaria
El interés por la observación de los planetas no solo se limita al público aficionado, sino que impulsa las misiones de las principales agencias espaciales. La NASA continúa preparando el lanzamiento de misiones robóticas hacia Marte y Júpiter, mientras que la Agencia Espacial Europea (ESA) y la japonesa JAXA colaboran en proyectos conjuntos para explorar Mercurio y Venus. Por su parte, empresas privadas como SpaceX, Blue Origin y la española PLD Space avanzan en el desarrollo de vehículos reutilizables y pequeños lanzadores, abriendo el camino a una nueva era de acceso al espacio.
El mes de julio representa, por tanto, una oportunidad incomparable para conectar la pasión por el cielo con los grandes retos de la exploración espacial. Ya sea identificando a simple vista los planetas errantes o admirando la majestuosidad de Aquila, el firmamento nos invita a mirar hacia arriba y a participar en la aventura cósmica que define a la humanidad.
(Fuente: NASA)

 
							 
							