El equipo científico de Perseverance traza nuevos objetivos en el cráter Jezero

Bajo el sol inclemente de California, a mediados de junio, el equipo científico de la misión Mars 2020 de la NASA se reunió en su tradicional encuentro anual para poner en común los avances y planificar los próximos pasos en la exploración del cráter Jezero. A diferencia de las imágenes espectaculares y los anuncios públicos que suelen acaparar titulares, este evento ha sido una oportunidad única para analizar en profundidad los resultados más recientes, revisar observaciones previas y definir la hoja de ruta para los próximos meses del rover Perseverance en Marte.
Reuniones como esta son fundamentales para el éxito de una misión que, desde su llegada al planeta rojo en febrero de 2021, ha superado numerosos retos técnicos y científicos. Con más de 17 kilómetros recorridos sobre la superficie marciana, Perseverance ha recogido y almacenado una docena de muestras que, en el futuro, podrían ser enviadas a la Tierra para su análisis detallado, como parte de la ambiciosa campaña internacional Mars Sample Return. El escenario principal de todas estas operaciones es el cráter Jezero, una antigua cuenca de impacto de 45 kilómetros de diámetro, cuyas huellas geológicas conservan la historia de los primeros mil millones de años de Marte.
Durante el encuentro, los expertos analizaron los datos más recientes del generador de imágenes Mastcam-Z, del instrumento SuperCam y del espectrómetro PIXL, piezas clave para descifrar la composición mineral y química de las rocas marcianas. Entre los hallazgos más destacados se encuentra la identificación de sedimentos ricos en carbonatos en la denominada «Delta de Jezero», una estructura en abanico formada por antiguos ríos que desembocaban en el cráter. Este hallazgo refuerza la hipótesis de que Jezero albergó un lago estable durante millones de años, lo que aumenta la probabilidad de que allí existiesen condiciones propicias para la vida microbiana.
Los diálogos entre los miembros del equipo, muchos de los cuales participaron telemáticamente desde Europa, Asia y Sudamérica, también se centraron en la planificación de la futura exploración del borde del cráter. Esta región, menos estudiada hasta ahora, podría contener estratos más antiguos de la corteza marciana, ofreciendo una ventana aún más profunda a la historia geológica y climática del planeta rojo. El reto, sin embargo, es considerable: el terreno es abrupto y plantea dificultades para la navegación autónoma del rover, que se apoya en avanzados algoritmos de inteligencia artificial para evitar obstáculos y seleccionar rutas seguras.
La reunión anual también ha servido para coordinar la colaboración con otras misiones internacionales. Los datos de Perseverance se complementan con los del orbitador europeo ExoMars Trace Gas Orbiter, que estudia la atmósfera marciana y apoya la selección de lugares de interés desde la órbita. Además, se mantiene el contacto con equipos de la Agencia Espacial China (CNSA), que desde 2021 opera su propio rover Zhurong en la región de Utopia Planitia.
Mientras tanto, el debate sobre el envío de muestras a la Tierra sigue abierto. Aunque la NASA y la ESA mantienen su objetivo de lanzar la misión Mars Sample Return a finales de esta década, los recientes contratiempos presupuestarios y técnicos han obligado a replantear el calendario y la arquitectura de la misión. En este contexto, los expertos reunidos en el encuentro anual han subrayado la importancia de seleccionar cuidadosamente las muestras más representativas y valiosas, dado que solo una pequeña parte podrá regresar a la Tierra en la primera misión de retorno.
En paralelo a la actividad en Marte, el sector aeroespacial privado continúa avanzando a pasos agigantados. SpaceX, bajo el liderazgo de Elon Musk, ha realizado recientemente un nuevo test a gran escala de la nave Starship, que aspira a transportar cargamento —y en el futuro, humanos— a la superficie marciana. Por su parte, Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, ha intensificado sus esfuerzos en el desarrollo de su módulo lunar Blue Moon y mantiene abierta la posibilidad de colaborar en futuras misiones interplanetarias. En Europa, la española PLD Space ha logrado un nuevo hito al completar el primer vuelo suborbital de su cohete Miura 1, consolidando su posición como referencia en el sector de lanzadores ligeros.
La exploración espacial también ha deparado sorpresas en el ámbito de los exoplanetas. El telescopio espacial James Webb, en colaboración con la NASA y la ESA, ha detectado indicios de actividad atmosférica en planetas situados a decenas de años luz, lo que abre nuevas vías para la búsqueda de vida más allá del sistema solar.
La misión Mars 2020 y el rover Perseverance siguen siendo el epicentro de la investigación planetaria, combinando la meticulosidad científica con la innovación tecnológica. Estos encuentros anuales, aunque menos visibles para el gran público, son esenciales para consolidar el conocimiento y preparar los futuros pasos de la humanidad en su aventura marciana.
(Fuente: NASA)

 
							 
							