El desierto de Nevada, clave en la búsqueda de minerales estratégicos gracias a tecnología espacial

La colaboración entre la NASA y el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) ha permitido, desde los años del programa Apolo, desarrollar herramientas y técnicas muy avanzadas para la cartografía planetaria. Sin embargo, en la actualidad, una aplicación sorprendente de estos métodos está teniendo lugar mucho más cerca de casa: la búsqueda de minerales críticos en la propia Tierra, esenciales para la seguridad nacional y el desarrollo económico.
Un equipo multidisciplinar, que une la experiencia en exploración planetaria y en geología terrestre, centra sus esfuerzos en zonas como las colinas de Cuprite, en Nevada. Este paisaje árido, en el que solo la presencia de los característicos árboles de Josué impide confundirlo con la superficie marciana, es un laboratorio natural para probar tecnologías que, hasta hace poco, estaban reservadas a la exploración de otros mundos.
Historia de la cartografía planetaria: de la Luna a la Tierra
Desde los años 60 y 70, la NASA y el USGS han liderado la cartografía de la Luna, Marte, Venus y otros cuerpos celestes, empleando sensores remotos y espectroscopía para analizar la composición de sus suelos. Estas técnicas, que permitieron a los científicos identificar zonas de interés para las misiones Apolo o localizar depósitos de hielo en Marte, han ido perfeccionándose y ahora encuentran una nueva aplicación en nuestro propio planeta.
El interés actual por los minerales críticos, como el litio, el cobalto o las tierras raras, se debe a su papel fundamental en tecnologías clave: desde baterías para vehículos eléctricos hasta sistemas electrónicos avanzados y aplicaciones militares. La competencia internacional por estos recursos hace imprescindible localizar y explotar nuevos yacimientos dentro de las fronteras estadounidenses.
Tecnología de exploración: del espacio al desierto de Nevada
El equipo de la NASA y el USGS utiliza espectrómetros de imagen similares a los instalados en sondas espaciales como Mars Reconnaissance Orbiter o Lunar Reconnaissance Orbiter. Estos dispositivos capturan la luz reflejada por las rocas en diferentes longitudes de onda, lo que permite identificar su composición mineralógica sin necesidad de contacto directo.
En Cuprite, los científicos han desplegado drones equipados con espectrómetros de última generación, capaces de mapear grandes extensiones de terreno en cuestión de horas. Los datos obtenidos se procesan mediante algoritmos avanzados, muchos de los cuales han sido desarrollados originalmente para analizar los datos de Marte y la Luna.
Este enfoque permite detectar alteraciones hidrotermales en las rocas, una pista clave para encontrar depósitos de minerales valiosos. En el caso de Cuprite, la actividad geotérmica pasada ha dejado huellas químicas muy parecidas a las que los astrobiólogos buscan en el planeta rojo, lo que convierte a este paraje de Nevada en un análogo terrestre ideal para la investigación planetaria.
El auge de la minería espacial y los nuevos actores privados
El interés por los minerales no se limita a nuestro planeta. Empresas como SpaceX y Blue Origin, conocidas por su liderazgo en el lanzamiento de cohetes reutilizables, han mostrado también un creciente interés por la minería espacial. El hallazgo y la futura explotación de recursos en la Luna o los asteroides podrían cambiar de manera radical el suministro global de materiales estratégicos.
En Europa, la firma española PLD Space destaca por su desarrollo de cohetes reutilizables y su apuesta por la democratización del acceso al espacio, lo que en un futuro cercano podría facilitar misiones de prospección minera en el sistema solar.
Mientras tanto, la NASA ya ha puesto en marcha misiones como OSIRIS-REx, que ha conseguido traer muestras del asteroide Bennu, ricas en compuestos de carbono y otros minerales. Este tipo de misiones sientan las bases para una futura minería espacial a gran escala, donde la experiencia acumulada en la teledetección terrestre jugará un papel decisivo.
El papel de los exoplanetas y la exploración más allá del sistema solar
Aunque la búsqueda de minerales fuera de la Tierra se centra, por el momento, en la Luna y los asteroides cercanos, la exploración de exoplanetas también avanza a pasos agigantados. Misiones como el telescopio espacial James Webb o el futuro telescopio europeo Ariel permitirán analizar la atmósfera y la composición superficial de mundos situados a años luz de distancia, abriendo la puerta a una comprensión mucho más profunda de la diversidad mineralógica del universo.
Un futuro marcado por la innovación tecnológica y la cooperación
La combinación de tecnología espacial y necesidades terrestres está revolucionando la forma en la que cartografiamos y explotamos los recursos minerales. Lo que comenzó como una carrera por conquistar la Luna ha dado lugar a una sinergia única, en la que los avances en exploración planetaria se traducen en beneficios tangibles para la economía y la seguridad de la Tierra.
Mientras SpaceX y Blue Origin impulsan una nueva era de lanzamientos comerciales, PLD Space contribuye desde Europa al acceso flexible al espacio, y la NASA y el USGS transforman el modo en que comprendemos nuestro propio planeta. La búsqueda de minerales críticos en Nevada es solo el primer paso de una transformación global, en la que la frontera entre la exploración terrestre y la espacial se vuelve cada vez más difusa.
(Fuente: NASA)

 
							