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Innovación en paracaídas supersónicos: la NASA lidera el camino hacia aterrizajes más seguros

Innovación en paracaídas supersónicos: la NASA lidera el camino hacia aterrizajes más seguros

La exploración espacial avanza a pasos agigantados, y con ella, los desafíos técnicos asociados al envío y recuperación de equipos científicos en atmósferas planetarias. Uno de los retos más complejos es el desarrollo de sistemas de descenso seguros, capaces de soportar las altas velocidades y las extremas condiciones que se experimentan durante la entrada en atmósferas como la de Marte o incluso durante el retorno a la Tierra. En este contexto, la NASA está llevando a cabo una serie de vuelos de investigación para perfeccionar un sensor avanzado, diseñado específicamente para mejorar el rendimiento y la seguridad de los paracaídas supersónicos.

Estos paracaídas son elementos clave en el aterrizaje de sondas y vehículos, tanto en misiones tripuladas como no tripuladas. La importancia de su fiabilidad es crítica: un fallo en la apertura o en la integridad de estos sistemas podría traducirse en la pérdida de costosos equipos científicos e incluso, en un futuro, poner en riesgo la vida de astronautas. Por ello, el equipo de investigadores de la NASA está abordando este reto con una metodología similar a la resolución de un misterio policial: recopilando datos, analizando pruebas y construyendo una base de conocimiento sólida que permita optimizar el diseño y la operación de estos sistemas.

La campaña de vuelos de prueba se centra en la evaluación de un sensor innovador capaz de monitorizar, en tiempo real, la presión, las fuerzas y las tensiones a las que se ve sometido un paracaídas durante la fase crítica de despliegue a velocidades supersónicas. Esta información, hasta ahora difícil de obtener con precisión, es esencial para comprender los factores que pueden provocar fallos o reducir la eficacia del paracaídas. El objetivo es claro: mejorar los márgenes de seguridad y fiabilidad de los descensos controlados.

El desarrollo de estos sensores responde a la experiencia acumulada en misiones previas, como el aterrizaje de los rovers en Marte. El caso más reciente y mediático fue el del Perseverance, que en 2021 completó una entrada, descenso y aterrizaje (EDL, por sus siglas en inglés) de alta complejidad. El despliegue de su paracaídas supersónico, capaz de soportar fuerzas equivalentes a decenas de toneladas, fue un éxito gracias al minucioso trabajo previo de simulación y pruebas que, aun así, dejaba margen para afinar la tecnología.

La mejora en el diseño de paracaídas supersónicos no solo es relevante para la NASA. Compañías como SpaceX, Blue Origin o Virgin Galactic, que están impulsando el turismo espacial y la reutilización de cohetes, también requieren sistemas de recuperación fiables para sus primeras etapas y cápsulas. Por ejemplo, SpaceX emplea paracaídas para garantizar el aterrizaje suave de las cápsulas Crew Dragon que transportan astronautas a la Estación Espacial Internacional, mientras que Blue Origin confía en estos dispositivos para la recuperación de su cápsula New Shepard tras vuelos suborbitales.

En el ámbito europeo, la empresa española PLD Space, pionera en el desarrollo de lanzadores reutilizables, también presta especial atención a la tecnología de recuperación mediante paracaídas. Su cohete suborbital Miura 1, que realizó su primer vuelo en 2023, incorpora paracaídas para asegurar la integridad del vehículo durante el amerizaje, permitiendo así su reutilización y abaratando costes en futuros lanzamientos.

El avance en sensores y técnicas de análisis de datos, como el que está llevando a cabo la NASA, representa un salto cualitativo para toda la industria espacial, pública y privada. Gracias a la recopilación meticulosa de datos durante vuelos de prueba, los ingenieros pueden ajustar modelos predictivos y validar simulaciones numéricas, identificando posibles puntos débiles antes de que se produzcan fallos in situ. Además, estas innovaciones abren la puerta a misiones más ambiciosas, como el envío de vehículos más pesados a Marte o el retorno seguro de muestras a la Tierra, como prevé la misión Mars Sample Return.

La cooperación internacional y el intercambio de tecnología también se ven impulsados por estos avances. Las agencias espaciales europeas, japonesas y canadienses, entre otras, siguen de cerca los progresos de la NASA y colaboran en iniciativas conjuntas para mejorar la seguridad y la eficiencia de los sistemas de descenso planetario. No es casualidad que cada vez más misiones científicas, como las que buscan exoplanetas o estudian la atmósfera de Venus, incluyan en sus planes de misión la integración de paracaídas avanzados basados en estas investigaciones.

En definitiva, la mejora continua de los paracaídas supersónicos y sus sistemas de monitorización es un pilar fundamental para el éxito de la exploración espacial presente y futura. La capacidad de aterrizar de forma segura y precisa no solo determina el éxito científico de cada misión, sino que también allana el camino para la llegada de astronautas a Marte y la expansión de la presencia humana más allá de la Tierra.

La investigación liderada por la NASA, basada en la recopilación y el análisis riguroso de datos durante vuelos experimentales, está marcando el estándar para la próxima generación de tecnología aeroespacial. Sin duda, las innovaciones que se están gestando en estos momentos serán claves para asegurar los aterrizajes del mañana y para hacer realidad los sueños de la humanidad en la conquista del espacio. (Fuente: NASA)