El enigma de la «Mano de Dios» en el espacio, revelado con nuevos datos de radio y rayos X

Un equipo internacional de astrónomos ha presentado una imagen inédita de la famosa nebulosa con forma de mano conocida como la «Mano de Dios», combinando por primera vez datos de radio del Australia Telescope Compact Array (ATCA) y datos en rayos X del Observatorio de rayos X Chandra de la NASA. Esta imagen, publicada el 20 de agosto de 2025, arroja nueva luz sobre uno de los objetos más enigmáticos y visualmente impresionantes de nuestra galaxia.
La historia de la «Mano de Dios» comenzó en 2009, cuando el Chandra capturó por primera vez la estructura espectral de una nube de gas y polvo que se asemeja sorprendentemente a una mano humana extendida en el espacio profundo. Esta nebulosa, catalogada como MSH 15-52, se formó tras la explosión de una estrella masiva en una supernova. En el corazón de la nebulosa reside el púlsar PSR B1509-58, un remanente estelar que gira a velocidades vertiginosas y emite potentes chorros de energía en forma de rayos X.
Ahora, gracias a la combinación de los datos en rayos X del Chandra y las observaciones en radiofrecuencia del ATCA, los científicos han conseguido elaborar un mapa más detallado de la estructura y dinámica de esta región del espacio. La superposición de ambos conjuntos de datos permite distinguir las diferentes capas de material e identificar las regiones donde la energía emitida por el púlsar interactúa con el medio interestelar circundante.
Los púlsares, como el PSR B1509-58, son estrellas de neutrones extremadamente densas, resultado de la muerte de una estrella mucho más grande. Estos objetos giran sobre sí mismos a velocidades que pueden alcanzar cientos de revoluciones por segundo y emiten haces de radiación electromagnética desde sus polos magnéticos. Cuando estos haces apuntan hacia la Tierra, los detectamos como pulsos regulares, de ahí su nombre. El estudio de púlsares y sus nebulosas asociadas es crucial para comprender la física extrema de la materia en condiciones imposibles de reproducir en laboratorios terrestres.
La imagen compuesta muestra cómo la energía de la explosión inicial y el viento de partículas ultrarrápidas generado por el púlsar esculpen formas intrincadas en el gas y el polvo circundante. Los datos de rayos X revelan las regiones de mayor energía, mientras que las observaciones de radio permiten seguir la expansión de la nebulosa a lo largo del tiempo. Los científicos esperan que este enfoque multidisciplinar ayude a resolver algunos de los misterios sobre cómo evolucionan estos sistemas y cuál es el destino final de las estrellas masivas.
La publicación de estos nuevos resultados coincide con una época dorada de la astronomía, impulsada por la colaboración internacional y la convergencia de diversas tecnologías de observación. Mientras agencias como la NASA y la ESA continúan ampliando las fronteras del conocimiento con telescopios espaciales como el James Webb y el próximo Nancy Grace Roman, empresas privadas como SpaceX y Blue Origin revolucionan el acceso al espacio y abren la puerta a futuras misiones de observación y exploración.
En España, PLD Space sigue avanzando en el desarrollo de lanzadores reutilizables como el Miura 1, posicionando al país en la vanguardia de la tecnología espacial europea. Al mismo tiempo, misiones internacionales de observación de exoplanetas, como TESS y CHEOPS, están proporcionando datos sin precedentes sobre mundos más allá de nuestro sistema solar, buscando analogías y diferencias con fenómenos observados en nuestra galaxia.
El caso de la «Mano de Dios» ejemplifica cómo la combinación de datos de diferentes longitudes de onda y la cooperación entre observatorios terrestres y espaciales permiten desentrañar los secretos del cosmos. El trabajo coordinado entre el ATCA y el Chandra ha permitido ver con mayor claridad las interacciones violentas y las formas sorprendentes que emergen tras la muerte de una estrella, recordándonos que el universo es un escenario en constante cambio, donde incluso las catástrofes cósmicas pueden dar lugar a estructuras de belleza inesperada.
A medida que la tecnología avanza y las colaboraciones internacionales se intensifican, podemos esperar que nuevas imágenes y descubrimientos sigan ampliando nuestra comprensión del universo y de los procesos extremos que lo conforman. El estudio de objetos como la «Mano de Dios» no solo satisface nuestra curiosidad científica, sino que también alimenta la imaginación y el asombro ante la complejidad y majestuosidad del cosmos.
(Fuente: NASA)

 
							 
							