Celeste: la nueva constelación europea que reforzará la navegación por satélite desde baja órbita

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha desvelado el nombre de su próxima misión para fortalecer la navegación por satélite en Europa y ampliar las capacidades del sistema Galileo. Bajo el nombre de «Celeste», este proyecto pionero pondrá a prueba una nueva generación de satélites en órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés) con el objetivo de complementar y robustecer el actual servicio de posicionamiento global europeo.
Galileo, el sistema global de navegación por satélite desarrollado por la Unión Europea con la colaboración de la ESA, opera actualmente con una constelación de satélites en órbitas medias (MEO), a unos 23.222 kilómetros de altitud. Desde su puesta en marcha en 2016, Galileo ha sido la respuesta europea a los sistemas GPS de EEUU y GLONASS de Rusia, proporcionando servicios de localización de alta precisión y seguridad tanto para aplicaciones civiles como gubernamentales.
Sin embargo, la creciente demanda de servicios de localización resistentes a interferencias y ciberataques, especialmente en sectores críticos como el transporte, la logística o las telecomunicaciones, ha motivado la búsqueda de soluciones innovadoras. Es aquí donde entra en juego la misión Celeste y el futuro de la navegación por satélite en LEO.
La baja órbita terrestre, a altitudes comprendidas entre 300 y 1.500 kilómetros sobre la superficie, ha sido históricamente territorio de satélites de observación terrestre, telecomunicaciones y, más recientemente, de grandes constelaciones privadas como Starlink de SpaceX, Kuiper de Amazon o la futura BlueBird de Blue Origin. Estas redes están revolucionando la conectividad global, pero la ESA quiere ahora aprovechar esa misma capa orbital para reforzar la navegación y el posicionamiento en Europa.
La misión Celeste pondrá en órbita los primeros satélites experimentales de la iniciativa LEO-PNT (Posicionamiento, Navegación y Cronometría en Órbita Baja). Estos satélites tendrán la tarea de probar nuevas señales, protocolos y arquitecturas que permitirán trabajar en tándem con los satélites Galileo existentes. La principal ventaja de operar en LEO es la reducción del tiempo de viaje de las señales –lo que implica una latencia menor– y una mayor robustez frente a interferencias, además de la posibilidad de ofrecer cobertura mejorada en entornos urbanos complejos y en latitudes extremas.
La ESA, en línea con el auge de empresas privadas como SpaceX y Blue Origin, apuesta por la innovación tecnológica y la colaboración público-privada. Celeste se beneficiará de tecnologías de última generación en miniaturización de satélites y sistemas de comunicación, como ya lo han hecho proyectos líderes en el sector espacial privado. De hecho, el auge de lanzadores reutilizables –un campo donde SpaceX ha marcado la pauta con el Falcon 9 y, próximamente, con Starship– ha abaratado el acceso al espacio, abriendo la puerta a constelaciones más extensas y dinámicas.
En el contexto europeo, compañías como PLD Space también están avanzando con propuestas innovadoras, como el cohete Miura 1, que recientemente completó con éxito su primer vuelo suborbital desde Huelva. Si bien PLD Space se centra en el acceso flexible y económico al espacio para cargas útiles científicas y tecnológicas, el desarrollo de lanzadores ligeros en el continente podría facilitar la puesta en órbita de futuros satélites de la constelación Celeste.
En paralelo, otros gigantes del sector, como Virgin Galactic, están orientando sus esfuerzos hacia el turismo espacial y los vuelos suborbitales tripulados, mientras la NASA mantiene su liderazgo en la exploración interplanetaria y el estudio de exoplanetas. Recientemente, la agencia estadounidense ha anunciado avances en el telescopio espacial Nancy Grace Roman, diseñado para la búsqueda de nuevos mundos más allá del sistema solar, y continúa con su programa Artemis para el regreso a la Luna.
Celeste, por tanto, representa una nueva etapa en la estrategia europea: no solo se busca independencia tecnológica frente a los sistemas de navegación estadounidenses, rusos o chinos, sino también la capacidad de anticiparse a amenazas crecientes, como el spoofing (suplantación de señales) o la saturación del espectro radioeléctrico. Además, la integración de capacidades LEO permitirá experimentar con aplicaciones futuras, desde el guiado preciso de vehículos autónomos hasta la sincronización de redes eléctricas inteligentes en tiempo real.
La misión, que se encuentra en fase de desarrollo avanzado, prevé el lanzamiento de sus primeros satélites en los próximos meses. Los resultados de Celeste servirán para definir la hoja de ruta europea en navegación por satélite para la próxima década, con el objetivo de mantener la competitividad frente a las grandes potencias y garantizar servicios críticos para la sociedad digital del futuro.
Con Celeste, la ESA reafirma su compromiso con la innovación y la autonomía tecnológica europea en el espacio, abriendo un nuevo horizonte para la navegación por satélite desde las órbitas más bajas. El éxito de esta misión sentará las bases para la próxima generación de servicios globales, seguros y resilientes.
(Fuente: ESA)

 
							 
							