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Curiosity profundiza en los misterios geológicos de Marte en la región de «boxwork»

Curiosity profundiza en los misterios geológicos de Marte en la región de "boxwork"

El rover Curiosity, operado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, continúa su incansable labor de exploración en la superficie marciana, sumergiéndose esta semana en el estudio detallado de la intrigante unidad geológica conocida como «boxwork». Este término, heredado de la geología terrestre, hace referencia a una estructura rocosa compuesta por crestas y vacíos entrelazados, que ofrecen pistas valiosas sobre los complejos procesos de erosión y mineralización ocurridos en el pasado marciano.

La planificación de la misión en la semana del 25 de agosto de 2025, liderada por la ingeniera de operaciones de misión y planificadora de movimientos del rover Ashley Stroupe, se ha centrado en maximizar la recogida de datos en esta zona. El equipo científico de Curiosity ha diseñado una secuencia de actividades que combina el análisis remoto, a través de instrumentos de espectroscopía y cámaras de alta resolución, con el estudio de la composición química y mineralógica de las crestas y los huecos que conforman el «boxwork».

El objetivo principal es arrojar luz sobre el origen de estas estructuras: ¿fueron moldeadas por la acción prolongada del viento marciano, por la actividad hidrotermal en un periodo en el que Marte era más húmedo, o por una combinación de factores? Las respuestas a estas preguntas son esenciales para comprender la historia geológica del planeta rojo y la posible presencia pasada de agua líquida, un elemento clave para la habitabilidad.

Curiosity, que desde su llegada a Marte en agosto de 2012 ha recorrido más de 30 kilómetros a través del cráter Gale, está equipado con un sofisticado arsenal de instrumentos científicos. Entre ellos destacan la cámara Mastcam, capaz de captar imágenes en color y en diferentes longitudes de onda; el espectrómetro ChemCam, que utiliza un láser para analizar la composición elemental de las rocas a distancia; y el brazo robótico con el taladro, que permite obtener muestras del subsuelo para su análisis en los laboratorios internos SAM y CheMin.

Durante las últimas jornadas, el rover ha llevado a cabo barridos panorámicos de las crestas, identificando variaciones en el color y la textura que podrían señalar la presencia de minerales formados en condiciones ambientales distintas. Además, se han realizado disparos de láser sobre zonas seleccionadas para determinar la abundancia de elementos como el hierro, el azufre y el calcio, que pueden indicar procesos de precipitación mineral a partir de fluidos antiguos.

La exploración de la unidad «boxwork» se inscribe en un contexto más amplio de descubrimientos recientes sobre Marte. Otros misiones, como Perseverance, también de la NASA, están analizando deltas sedimentarios en el cráter Jezero en busca de biosignaturas. Mientras, agencias privadas y gubernamentales de todo el mundo intensifican su interés por el planeta rojo. SpaceX, por ejemplo, sigue avanzando en el desarrollo de su nave Starship, concebida para transportar humanos y cargas pesadas a Marte en próximas décadas. Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, apuesta por tecnologías de aterrizaje preciso y reutilización de naves, aunque su foco actual se centra en la Luna.

En paralelo, la Agencia Espacial Europea (ESA) y Roscosmos preparan el lanzamiento de la misión ExoMars, cuyo objetivo es perforar el subsuelo marciano hasta una profundidad de dos metros, superando las capacidades de Curiosity y Perseverance. Por su parte, la española PLD Space ha logrado hitos importantes en el sector del lanzamiento de pequeños satélites, sentando las bases para futuras colaboraciones en misiones interplanetarias.

El estudio de exoplanetas, impulsado por telescopios como el James Webb y la misión TESS de la NASA, pone en perspectiva la importancia de Marte como laboratorio natural para entender la formación y evolución de planetas rocosos en la galaxia. Las técnicas desarrolladas por Curiosity para el análisis remoto de minerales y la búsqueda de indicios de vida podrían aplicarse en un futuro a la exploración de mundos lejanos.

Así, la misión de Curiosity no solo profundiza en los secretos de la geología marciana, sino que contribuye de forma decisiva a la preparación tecnológica y científica de la próxima generación de exploradores, tanto robóticos como humanos. Los datos recogidos esta semana en la unidad «boxwork» serán analizados en detalle durante los próximos meses, y podrían redefinir nuestra visión sobre la historia climática y la capacidad de Marte para albergar vida en el pasado.

La exploración del planeta rojo continúa despertando el interés y la colaboración de agencias públicas y empresas privadas de todo el mundo, consolidando a Marte como el gran reto científico y tecnológico del siglo XXI. (Fuente: NASA)