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La NASA busca socios privados para sus nuevas estaciones espaciales comerciales

La NASA busca socios privados para sus nuevas estaciones espaciales comerciales

La NASA ha dado un paso crucial en la transición hacia el futuro de las actividades humanas en la órbita baja terrestre. La agencia estadounidense ha publicado un borrador de su Anuncio de Propuestas para Colaboraciones (AFPP) de la Fase 2, solicitando la participación y comentarios de empresas del sector espacial privado con vistas a desarrollar la próxima generación de estaciones espaciales comerciales. El objetivo es asegurar que, cuando la Estación Espacial Internacional (ISS) termine su vida útil, las operaciones científicas, comerciales y tecnológicas en el espacio continúen sin interrupciones.

El fin de una era: la ISS y el reto de su relevo

La Estación Espacial Internacional, lanzada en 1998 y ocupada de forma ininterrumpida desde el año 2000, ha sido un símbolo de cooperación internacional y un laboratorio de investigación único fuera de la Tierra. Sin embargo, la ISS se enfrenta a limitaciones técnicas y de presupuesto; la NASA y sus socios internacionales han confirmado que su funcionamiento está garantizado, como máximo, hasta 2030. Esto obliga a buscar alternativas para mantener la presencia humana y la experimentación científica en la órbita baja, un entorno crucial también para el desarrollo de la futura economía espacial.

Para afrontar este desafío, la NASA inició en 2021 el programa Commercial LEO Destinations (CLD), con la intención de fomentar el diseño y construcción de estaciones espaciales privadas que puedan operar como sucesoras de la ISS. En la primera fase, la agencia seleccionó varios proyectos y empresas estadounidenses, entre ellas Blue Origin, Northrop Grumman, Nanoracks y Axiom Space, para desarrollar conceptos preliminares de hábitats y módulos orbitales.

Nueva hoja de ruta: Fase 2 y cooperación público-privada

La publicación del borrador de la Fase 2 del AFPP supone un paso adelante en este proceso. La NASA está pidiendo a las compañías interesadas que envíen sus comentarios y sugerencias antes del 1 de agosto, con el fin de perfilar los requisitos técnicos, operativos y comerciales que deberán cumplir las futuras estaciones. El borrador plantea cuestiones clave sobre la gestión del tráfico espacial, la capacidad de acoger tripulaciones internacionales y de realizar experimentos científicos, así como la integración de nuevos servicios comerciales, como la fabricación en microgravedad y el turismo espacial.

La agencia estadounidense prevé que la transición de la ISS a plataformas comerciales sea un proceso gradual, en el que ambas infraestructuras puedan coexistir durante cierto tiempo. Para ello, la NASA tiene intención de alquilar servicios y espacio en las futuras estaciones privadas, en lugar de operar su propia infraestructura, como hasta ahora. Este modelo de colaboración público-privada ya ha dado resultados notables en el transporte orbital, con el éxito de la cápsula Crew Dragon de SpaceX o la próxima Starliner de Boeing, que transportan astronautas a la ISS bajo contratos comerciales.

Empresas punteras y oportunidades globales

El interés del sector privado en la órbita baja es creciente. Blue Origin, la compañía fundada por Jeff Bezos, lidera el proyecto Orbital Reef junto a Sierra Space, con la visión de crear un «parque empresarial espacial» modular y flexible. Axiom Space, por su parte, ya ha firmado acuerdos con la NASA para integrar su primer módulo privado en la ISS antes de que esta sea retirada, y planea expandirlo hasta constituir una estación independiente.

La estrategia de la NASA también abre la puerta a colaboraciones internacionales y a la participación de nuevas empresas emergentes, tanto estadounidenses como internacionales. En Europa, la española PLD Space ha conseguido hitos importantes en lanzadores reutilizables, mientras que Virgin Galactic, liderada por Richard Branson, sigue explorando el turismo suborbital y la investigación en vuelos cortos.

Implicaciones para la exploración y la ciencia

La transición a un ecosistema de estaciones espaciales comerciales tiene profundas implicaciones para la investigación en microgravedad, la observación de la Tierra y el desarrollo de tecnologías de soporte vital. Además, servirá como banco de pruebas para la exploración más allá de la órbita baja, en destinos como la Luna o Marte, donde la NASA y sus socios internacionales, así como empresas privadas, planean establecer hábitats permanentes en las próximas décadas.

La creación de estaciones comerciales también facilitará el acceso de nuevos actores a la órbita baja, democratizando la investigación espacial para universidades y empresas tecnológicas que, hasta ahora, dependían del acceso restringido a la ISS. Asimismo, esta nueva infraestructura será clave para el estudio de exoplanetas mediante telescopios orbitales y para el desarrollo de materiales avanzados que solo pueden producirse en condiciones de ingravidez.

Un futuro con múltiples estaciones y más oportunidades

La NASA quiere evitar cualquier vacío operativo entre el ocaso de la ISS y el auge de las estaciones privadas. Si tiene éxito, el modelo estadounidense podría reproducirse en otras regiones del mundo, acelerando la expansión de la economía espacial y abriendo la puerta a descubrimientos científicos aún inimaginables. El futuro de la órbita baja ya no será monolítico, sino un vibrante ecosistema con múltiples estaciones y actores, públicos y privados, trabajando juntos en el espacio.

(Fuente: NASA)