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El alto coste de los lanzamientos amenaza el futuro de la exploración lunar

El alto coste de los lanzamientos amenaza el futuro de la exploración lunar

La exploración lunar vuelve a estar en el centro de la agenda espacial global, pero su futuro está en entredicho debido al desorbitado coste de los lanzamientos. La frase “Con 4.000 millones de dólares por lanzamiento, no tienes un programa lunar” resuena con fuerza entre los expertos y agentes del sector. Los precios actuales, especialmente de lanzadores tradicionales como el SLS (Space Launch System) de la NASA, ponen en jaque la viabilidad de mantener misiones sostenidas a nuestro satélite. Mientras tanto, nuevas empresas y agencias buscan alternativas más asequibles que permitan democratizar la conquista del espacio profundo.

El SLS, el coloso de la NASA y su talón de Aquiles

El SLS, concebido para devolver a los astronautas estadounidenses a la Luna dentro del programa Artemis, es el cohete más potente jamás construido tras el Saturn V. Sin embargo, la optimización en potencia no ha ido acompañada de una contención de costes. Cada lanzamiento del SLS se estima en cerca de 4.000 millones de dólares, una cifra que la propia Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de EEUU considera insostenible. La NASA, al apostar por una arquitectura basada en componentes heredados del transbordador espacial, ha generado un sistema robusto, pero poco competitivo frente a las nuevas propuestas comerciales.

El coste no es solo económico: la dependencia de un solo proveedor y la reutilización limitada del SLS condicionan la capacidad de la NASA para flexibilizar su calendario lunar. De hecho, la agencia ya ha retrasado varias veces las fechas de lanzamiento de Artemis, y la presión para buscar opciones más eficientes es creciente.

SpaceX: el desafío de la reutilización total

Frente a la rigidez presupuestaria de los programas tradicionales, SpaceX ha revolucionado el sector con el desarrollo de lanzadores parcialmente y próximamente totalmente reutilizables. Su Falcon 9 ha demostrado una fiabilidad y una reducción de costes que ha cambiado el paradigma del acceso al espacio, aunque su capacidad de carga no permite misiones tripuladas directas a la superficie lunar. Ahora, con el desarrollo de Starship, SpaceX aspira a realizar lanzamientos a una fracción del coste del SLS, gracias a la reutilización completa del sistema.

El propio Elon Musk ha declarado que Starship, una vez operativa, podría reducir el coste por kilogramo en órbita a menos de 100 dólares, y los primeros vuelos de prueba ya han demostrado la viabilidad técnica de este enfoque. Starship será, además, el vehículo seleccionado por la NASA para el alunizaje de la misión Artemis III, integrando así la innovación privada dentro del programa gubernamental.

Blue Origin y la diversificación de proveedores

Otro actor fundamental es Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, que avanza en el desarrollo de su propio cohete pesado, New Glenn, y del módulo lunar Blue Moon. Aunque se encuentra algo rezagada respecto a SpaceX, la compañía ha sido seleccionada por la NASA para construir un segundo sistema de alunizaje tripulado, lo que pretende evitar la dependencia de un único proveedor y fomentar la competencia que, en teoría, debería llevar a una reducción adicional de costes.

Virgin Galactic y la democratización del espacio

Virgin Galactic, aunque más centrada en el turismo suborbital, representa otra faceta de la nueva carrera espacial: la popularización del acceso al espacio. Su nave SpaceShipTwo permite vuelos breves al límite de la atmósfera, abriendo la puerta a la participación de nuevos actores y la inspiración de futuras generaciones de ingenieros y científicos.

Europa y España: la apuesta por la independencia con PLD Space

En el viejo continente, la Agencia Espacial Europea (ESA) busca mantener su relevancia con el desarrollo del Ariane 6, aunque sus costes no logran igualar la eficiencia de los lanzadores estadounidenses. En España, la empresa PLD Space ha marcado un hito con el lanzamiento de su cohete Miura 1, el primer vehículo suborbital privado desarrollado íntegramente en nuestro país. Su objetivo a medio plazo es el Miura 5, que competirá en el segmento de lanzadores pequeños y medianos, apostando por la reutilización parcial para abaratar costes y ofrecer servicios flexibles tanto a clientes institucionales como privados.

Nuevos horizontes: exoplanetas y cooperación internacional

Mientras se debate el precio de cada kilogramo lanzado al espacio, la ciencia sigue avanzando en otras fronteras. El descubrimiento de exoplanetas, gracias a misiones como Kepler, TESS o el telescopio James Webb, está abriendo nuevas preguntas sobre la habitabilidad más allá del sistema solar. Estos logros científicos dependen en gran medida de la disponibilidad de lanzadores y la colaboración entre agencias, tanto públicas como privadas.

El reto: hacer sostenible la exploración lunar

El futuro de la exploración lunar y, por extensión, de la expansión humana en el espacio, pasa por reducir drásticamente los costes de acceso. La competencia entre empresas privadas y la presión sobre las agencias tradicionales están empezando a dar sus frutos, pero aún queda camino por recorrer. Si se logra el objetivo de lanzar de forma frecuente y barata, la Luna podría convertirse en una plataforma para la investigación, el desarrollo tecnológico y el impulso de misiones más ambiciosas hacia Marte y más allá.

El reto está servido: solo con innovaciones técnicas y modelos de negocio más eficientes será posible mantener una presencia sostenida en la Luna y abrir las puertas del sistema solar a la humanidad. (Fuente: Arstechnica)