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De las profundidades del océano a las fronteras del cosmos: la inspiradora carrera de Ami Choi en la NASA

De las profundidades del océano a las fronteras del cosmos: la inspiradora carrera de Ami Choi en la NASA

Desde una temprana edad, Ami Choi sintió una irrefrenable fascinación por los grandes misterios del universo. Criada en un entorno donde la curiosidad era alentada, Choi alternaba su pasión entre dos mundos aparentemente dispares, pero igualmente enigmáticos: el océano y el espacio. En quinto de primaria, ya tenía claro que quería ser o bióloga marina o astrofísica, dos disciplinas que le permitían explorar lo desconocido y buscar respuestas a preguntas fundamentales.

Finalmente, Choi se decantó por la astrofísica, una elección que la conduciría a ocupar un puesto destacado en el Goddard Space Flight Center de la NASA, donde hoy ejerce como investigadora y subdirectora científica del Roman Wide Field Instrument, el principal instrumento del telescopio espacial Nancy Grace Roman.

Un viaje de exploración y descubrimiento

La trayectoria de Choi es representativa de una nueva generación de científicos que, más allá de sus investigaciones, aspiran a ampliar el acceso al conocimiento científico y a inspirar a las futuras generaciones. Su interés por la astrofísica se fue consolidando durante sus años de formación, motivada por su deseo de comprender la naturaleza fundamental del cosmos. Tras completar su doctorado, Choi se integró en el equipo del Roman Space Telescope, el ambicioso proyecto de la NASA que promete revolucionar la astronomía de la próxima década.

El telescopio Nancy Grace Roman: una revolución en la observación cósmica

El telescopio espacial Nancy Grace Roman, cuyo lanzamiento está previsto para 2027, es uno de los proyectos más esperados de la NASA. Su principal herramienta, el Wide Field Instrument (WFI), está diseñado para capturar imágenes en el infrarrojo cercano con una resolución y un campo de visión sin precedentes. A diferencia del famoso telescopio Hubble, que puede observar regiones específicas del espacio con gran detalle, el Roman podrá mapear áreas del cielo 100 veces más grandes en una sola exposición, permitiendo la realización de estudios estadísticos de galaxias, exoplanetas y materia oscura.

Ami Choi, como subdirectora científica del WFI, desempeña un papel crucial en la planificación de las observaciones y en la interpretación de los datos que se obtendrán. Su trabajo será fundamental para desentrañar los misterios de la energía y materia oscuras, componentes que constituyen la mayor parte del universo pero cuya naturaleza aún se nos escapa.

Colaboración internacional y avances en exoplanetas

El Roman Space Telescope no solo es un hito tecnológico, sino que también representa un ejemplo sobresaliente de colaboración internacional. Científicos y técnicos de todo el mundo contribuyen a su desarrollo, y se espera que sus descubrimientos complementen los de otros observatorios emblemáticos como el telescopio James Webb y el futuro telescopio Euclid de la ESA.

Uno de los objetivos principales del Roman será la búsqueda y caracterización de exoplanetas, planetas que orbitan otras estrellas fuera de nuestro sistema solar. Gracias a su capacidad para monitorear millones de estrellas simultáneamente, el WFI podrá detectar exoplanetas mediante el efecto de microlentes gravitacionales, un método que permite descubrir planetas incluso en regiones muy alejadas de la Tierra. Este avance podría arrojar luz sobre la diversidad de sistemas planetarios en nuestra galaxia y mejorar nuestra comprensión de la formación planetaria.

El auge de la exploración privada y el papel de la NASA

Mientras la NASA avanza en proyectos emblemáticos como el Roman, el panorama aeroespacial global vive una revolución impulsada por el sector privado. Compañías como SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic protagonizan hitos históricos, desde el despliegue de megaconstelaciones de satélites hasta los primeros vuelos comerciales al borde del espacio. En España, PLD Space ha marcado un antes y un después con el lanzamiento de su cohete Miura 1, convirtiéndose en el primer vehículo suborbital privado europeo, un logro que refuerza el papel emergente de la industria aeroespacial nacional.

Sin embargo, la cooperación entre agencias públicas y empresas privadas se perfila como la vía más efectiva para abordar los grandes desafíos de la exploración espacial. Misiones científicas como las del telescopio Roman requieren la experiencia y los recursos de la NASA, al tiempo que se benefician de la innovación y la eficiencia que aportan las iniciativas comerciales.

Un futuro prometedor para la investigación espacial

La carrera de Ami Choi en la NASA es un testimonio del impacto que la pasión y la perseverancia pueden tener en la ciencia y la sociedad. Desde sus primeros sueños de explorar el océano hasta su liderazgo en uno de los proyectos más ambiciosos de la astronomía moderna, Choi encarna el espíritu de exploración que ha impulsado los mayores avances científicos de la humanidad.

A medida que nos adentramos en una nueva era de descubrimientos, impulsados tanto por el sector público como por el privado, el legado de científicos como Ami Choi y proyectos como el telescopio Roman nos recuerdan que el universo sigue estando lleno de secretos por descubrir. El futuro de la exploración espacial es más brillante que nunca, y las próximas décadas prometen revelaciones que cambiarán para siempre nuestra visión del cosmos.

(Fuente: NASA)