El cúmulo estelar Westerlund 1: la joya más cercana y masiva de la galaxia bajo la lupa de la NASA

El Universo nunca deja de asombrar, y ahora la mirada de la ciencia se posa sobre Westerlund 1, el cúmulo estelar supermasivo más próximo a nuestro planeta. El 23 de julio de 2025, la NASA ha presentado una imagen sin precedentes de este colosal conjunto estelar, fusionando datos recogidos por tres de sus telescopios insignia: el Observatorio de Rayos X Chandra, el telescopio espacial James Webb y el legendario Hubble. El resultado es una visión deslumbrante que revela secretos sobre la génesis y evolución de las estrellas más masivas del cosmos.
Westerlund 1 se localiza a unos 15.000 años luz en la constelación de Ara, en el hemisferio sur celeste. Descubierto en la década de 1960 por el astrónomo sueco Bengt Westerlund, este cúmulo destaca no solo por su tamaño —con una masa estimada de hasta 100.000 veces la de nuestro Sol—, sino también por la extraordinaria densidad y variedad de sus astros. En él conviven jóvenes estrellas azules, supergigantes rojas, hipergigantes amarillas e, incluso, remanentes estelares como estrellas de neutrones. Muchas de estas estrellas nacieron casi al mismo tiempo, hace apenas unos 3-5 millones de años, lo que convierte a Westerlund 1 en un auténtico laboratorio para estudiar la evolución estelar a gran escala.
La imagen compuesta presentada por la NASA combina la potencia de observación de tres instrumentos de vanguardia. El Observatorio Chandra aporta información en rayos X, que se visualiza en tonos rosas, azules, púrpuras y naranjas, y que permite identificar fenómenos extremadamente energéticos como colisiones de vientos estelares o restos de supernovas. Por su parte, el telescopio James Webb, con su sensibilidad al infrarrojo, revela estrellas recién formadas y polvo interestelar, aquí representados en amarillos, dorados y azules. Finalmente, el Hubble suma su capacidad de observación óptica, permitiendo distinguir detalles de la estructura del cúmulo y de la interacción entre sus miembros.
La superposición de estos tres tipos de datos ofrece una perspectiva única de la vida y muerte estelar. Por ejemplo, se pueden observar regiones donde la radiación de las estrellas más masivas excava burbujas en el gas interestelar, desencadenando procesos de formación de nuevas estrellas. Además, los rayos X del Chandra muestran la presencia de objetos compactos como estrellas de neutrones, vestigios de explosiones de supernovas recientes.
El estudio de cúmulos como Westerlund 1 es esencial para comprender el ciclo vital de las estrellas más grandes del universo, que a su vez contribuyen a “sembrar” el medio interestelar con elementos químicos pesados. De hecho, se considera que la mayoría de las supernovas que enriquecen el cosmos con oxígeno, carbono y hierro provienen de este tipo de agrupaciones estelares. Asimismo, analizar la dinámica interna de Westerlund 1 ayuda a desvelar por qué muchos cúmulos masivos se dispersan con el tiempo, mientras que otros pueden perdurar durante miles de millones de años como los célebres cúmulos globulares.
La obtención de esta imagen es también un logro tecnológico que subraya la relevancia de los telescopios espaciales de la NASA y sus socios internacionales. El telescopio James Webb, lanzado en 2021, ha revolucionado la astronomía infrarroja, permitiendo observar regiones ocultas por el polvo donde nacen las estrellas. El Hubble, activo desde 1990, sigue siendo un referente en la observación óptica de alta resolución. Por su parte, el Chandra, operativo desde 1999, es el principal observatorio de rayos X, clave para analizar los procesos más energéticos del universo.
El interés por los cúmulos estelares masivos no es exclusivo de la NASA. Empresas privadas como SpaceX y Blue Origin, aunque centradas en la exploración y el acceso al espacio, siguen de cerca los avances científicos que pueden beneficiar misiones futuras de observación o incluso, a largo plazo, de exploración interestelar. En Europa, la española PLD Space y la ESA mantienen programas de observación astronómica y desarrollo de tecnología para acercar estos descubrimientos a la comunidad científica y al gran público.
El estudio de Westerlund 1 se inscribe en una carrera global por entender los procesos que dan forma a las galaxias, la formación de exoplanetas y los orígenes mismos de la vida. Con cada nueva observación, la humanidad se acerca un poco más a desentrañar el complejo entramado del cosmos, abriendo camino para futuras generaciones de astrónomos y exploradores.
Así, la imagen compuesta de Westerlund 1 no solo es un prodigio visual, sino también una herramienta fundamental para el avance de la astrofísica contemporánea. La colaboración entre telescopios, agencias y empresas refuerza el papel de la ciencia como motor de conocimiento y descubrimiento.
(Fuente: NASA)
