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Integración histórica de dos satélites de la NASA y NOAA para el monitoreo solar y atmosférico

Integración histórica de dos satélites de la NASA y NOAA para el monitoreo solar y atmosférico

En un hito relevante para la exploración espacial y la vigilancia del entorno terrestre, técnicos e ingenieros han finalizado la integración del Observatorio Geocorona Carruthers de la NASA junto con el satélite Space Weather Follow-On Lagrange 1 (SWFO-L1) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA). Ambos dispositivos han sido acoplados con éxito a un anillo adaptador de cargas secundarias para vehículos de lanzamiento desechables evolucionados (EELV Secondary Payload Adapter, o ESPA ring) en las instalaciones de operaciones espaciales de Astrotech, próximas al Centro Espacial Kennedy, en Florida.

Esta integración, culminada el pasado 4 de septiembre, supone el paso previo a su traslado y montaje en el cohete que los llevará al espacio. El ESPA ring es un componente crucial en misiones modernas de lanzadores como los Falcon 9 de SpaceX o los Atlas V de United Launch Alliance, ya que permite el transporte simultáneo de varias cargas útiles, optimizando el coste y la eficiencia de las misiones espaciales.

El Observatorio Geocorona Carruthers: una ventana a la atmósfera superior

El Observatorio Geocorona Carruthers (CGO), bautizado en honor al pionero de la astrofísica George Carruthers, tiene como objetivo principal el estudio de la geocorona, la capa externa de la atmósfera terrestre compuesta principalmente por hidrógeno. Esta región, apenas perceptible desde la superficie, resulta esencial para comprender la interacción entre el viento solar y la atmósfera superior, así como para analizar el escape atmosférico y la protección que ofrece nuestro planeta frente a la radiación cósmica.

El CGO empleará instrumentos espectroscópicos avanzados diseñados para captar la luz ultravioleta emitida por el hidrógeno en la geocorona. Estos datos permitirán a los científicos profundizar en el conocimiento de la evolución atmosférica de la Tierra y su comparación con otros planetas, incluido Marte, donde la pérdida de atmósfera ha sido un factor determinante en su historia climática.

SWFO-L1: vanguardia en la predicción del clima espacial

Por su parte, el satélite SWFO-L1, desarrollado por NOAA, se posicionará en el punto Lagrange 1 (L1), un lugar gravitacionalmente estable situado a aproximadamente 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en dirección al Sol. Desde esta privilegiada ubicación, el satélite monitorizará en tiempo real el viento solar, el campo magnético interplanetario y la radiación solar, proporcionando alertas tempranas sobre tormentas solares que puedan afectar tanto a los sistemas eléctricos terrestres como a las comunicaciones por satélite y las misiones espaciales tripuladas.

El SWFO-L1 está equipado con detectores de protones, electrones y núcleos pesados, además de magnetómetros de alta precisión. Su despliegue asegurará la continuidad de una vigilancia solar crítica que, hasta ahora, ha dependido principalmente de satélites como el veterano DSCOVR y el ACE, ambos acercándose al final de su vida útil.

Un ejemplo de colaboración y optimización en la exploración espacial

La integración de estas dos cargas científicas en un mismo anillo adaptador refleja la tendencia actual en el sector espacial, tanto público como privado, hacia la maximización de recursos y la colaboración entre agencias. Empresas como SpaceX han popularizado el concepto de «rideshare» o viaje compartido, permitiendo que múltiples misiones científicas, institucionales o comerciales viajen juntas en lanzamientos conjuntos, reduciendo así costes y ampliando el acceso al espacio.

Por otro lado, compañías como Blue Origin y Virgin Galactic avanzan en el desarrollo de nuevas tecnologías de lanzamiento y turismo espacial, mientras que en Europa, la española PLD Space sigue progresando con su lanzador suborbital Miura 1 y planea futuros vuelos orbitales con Miura 5. Estas iniciativas, junto al auge de misiones internacionales de búsqueda de exoplanetas como las de la ESA (Agencia Espacial Europea) y la propia NASA, demuestran el dinamismo actual del sector.

Próximos pasos y relevancia para la ciencia espacial

Finalizada la integración mecánica y eléctrica, los satélites Carruthers y SWFO-L1 pasarán a la fase de pruebas finales y encapsulado, antes de ser transportados a la plataforma de lanzamiento. Su puesta en órbita, prevista en los próximos meses, abrirá una nueva etapa en la observación de la atmósfera terrestre y en la vigilancia del clima espacial, reforzando la capacidad global de anticipación frente a fenómenos solares extremos.

La conjunción de esfuerzos entre agencias estadounidenses y la utilización de innovadoras soluciones de integración subrayan el momento de transformación que vive la exploración espacial, donde la cooperación y la eficiencia se convierten en elementos clave para afrontar los desafíos científicos y tecnológicos del siglo XXI.

(Fuente: NASA)