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La Fuerza Espacial de EE. UU. acelera la integración de mandos operativos y adquisición

La Fuerza Espacial de EE. UU. acelera la integración de mandos operativos y adquisición

La Fuerza Espacial de Estados Unidos ha puesto en marcha una profunda reorganización de sus unidades responsables de la adquisición de sistemas espaciales, con el objetivo de reforzar la agilidad, eficiencia y eficacia en la gestión de sus programas. El teniente general Philip Garrant, actual jefe del Space Systems Command (SSC), ha confirmado que este proceso de transformación está avanzando a un ritmo notablemente rápido, lo que supone un hito en la historia de la joven rama militar.

El epicentro de esta reestructuración se encuentra en el novedoso concepto de “System Deltas”, una estructura organizativa que pretende fusionar, bajo un mismo paraguas, a oficiales responsables de la adquisición de sistemas con comandantes operativos. Hasta ahora, estas funciones estaban separadas, lo que a menudo generaba retrasos, duplicidades y dificultades en la transición de los desarrollos tecnológicos a las operaciones en activo.

En la práctica, los nuevos “System Deltas” actuarán como células autónomas y multifuncionales, donde ingenieros, especialistas en compras, técnicos y líderes tácticos trabajarán codo con codo a lo largo de todo el ciclo de vida de los programas, desde la fase de diseño y adquisición hasta la explotación operacional. Este modelo busca acortar los tiempos de entrega de capacidades críticas, incrementar la flexibilidad ante cambios tecnológicos o amenazas emergentes, y facilitar una respuesta más coordinada a las necesidades del Comando Espacial de EE. UU.

El general Garrant ha subrayado que esta transformación es fundamental para mantener la superioridad de EE. UU. en el espacio, un dominio cada vez más congestionado y disputado. La integración de las funciones de adquisición y operación reduce los puntos ciegos y permite que los sistemas espaciales —satélites de comunicaciones, sensores de alerta temprana, plataformas de navegación y vigilancia, entre otros— lleguen antes y en mejores condiciones a las manos de quienes los necesitan para las misiones de defensa y seguridad nacional.

Esta reorganización se produce en un contexto de creciente competencia internacional, con potencias como China y Rusia invirtiendo fuertemente en capacidades espaciales tanto civiles como militares. Además, la irrupción de actores privados como SpaceX, Blue Origin o Virgin Galactic ha revolucionado los modelos tradicionales de desarrollo y adquisición de tecnología espacial, al demostrar que la innovación y la eficiencia pueden acelerarse mediante estructuras más ligeras y colaborativas.

Precisamente, la experiencia reciente de la NASA y el Departamento de Defensa con SpaceX —por ejemplo, en los contratos de lanzamiento de satélites y el programa Artemis— ha puesto en evidencia la importancia de agilizar los procesos y evitar la burocracia. SpaceX, con su filosofía de iteración rápida y equipos integrados, ha conseguido reducir costes y plazos, forzando a las agencias públicas a replantearse sus propios esquemas y adoptar fórmulas más flexibles.

El modelo de “System Deltas” se inspira, en parte, en estos enfoques modernos, aunque adaptados a las necesidades y exigencias de una fuerza militar. Además, la reorganización permitirá a la Fuerza Espacial colaborar más estrechamente con empresas privadas, universidades y otras agencias gubernamentales, fomentando ecosistemas de innovación que puedan dar respuesta a desafíos como la proliferación de satélites, la defensa frente a armas antisatélite o la gestión de datos masivos procedentes de nuevas constelaciones en órbita baja.

Cabe recordar que la Fuerza Espacial de Estados Unidos, creada en diciembre de 2019 como la sexta rama de las Fuerzas Armadas, nació precisamente para centralizar la gestión de todas las actividades militares en el espacio, hasta entonces dispersas entre la Fuerza Aérea, el Ejército y la Marina. El Space Systems Command, con sede en la Base de la Fuerza Espacial de Los Ángeles, es el organismo responsable de desarrollar, probar, adquirir y mantener los sistemas espaciales de defensa.

El éxito de la reorganización será clave no solo para la seguridad de Estados Unidos, sino también como modelo para otras agencias espaciales, tanto públicas como privadas. En Europa, por ejemplo, la española PLD Space ha demostrado que la integración de equipos multidisciplinares y la colaboración con el sector público son vitales para avanzar en el desarrollo de lanzadores reutilizables, como el cohete Miura, y fortalecer la soberanía tecnológica.

Mientras tanto, la NASA continúa apoyándose en el sector privado para sus misiones más ambiciosas, como el retorno a la Luna o la exploración de exoplanetas, y Blue Origin trabaja en el desarrollo de vehículos tripulados y sistemas de aterrizaje lunar, contribuyendo a un ecosistema en el que la colaboración y la agilidad son cada vez más imprescindibles.

En definitiva, la aceleración de la reorganización en la Fuerza Espacial de EE. UU. representa un cambio de paradigma en la gestión de sistemas espaciales, que podría marcar tendencia y posicionar a la nación en la vanguardia de la seguridad y la exploración en el espacio.

(Fuente: SpaceNews)