Superchips y simulaciones: la tecnología punta que optimiza el SLS para Artemis II

La próxima misión Artemis II de la NASA, que llevará astronautas a la órbita lunar, no solo supone un hito en la exploración espacial tripulada, sino también en el uso de tecnologías avanzadas en la ingeniería aeroespacial. En el centro de esta revolución tecnológica se encuentran los llamados “superchips”, componentes informáticos de altísima potencia que han permitido mejorar sustancialmente el diseño y la seguridad del Space Launch System (SLS), el cohete más potente jamás desarrollado por la agencia estadounidense.
El SLS, pilar fundamental del programa Artemis, se enfrenta a exigencias aerodinámicas extremas durante el lanzamiento. Desde el inicio del desarrollo, uno de los principales objetivos ha sido maximizar la eficiencia y minimizar los riesgos sin elevar los costes ni demorar el calendario. Es precisamente en este contexto donde la colaboración entre ingenieros de túneles de viento, expertos en visualización de datos y desarrolladores de software ha dado fruto a una solución innovadora y rentable: la simulación avanzada mediante supercomputación.
**Revolución digital en la ingeniería de lanzadores**
Tradicionalmente, la validación de nuevas configuraciones estructurales y aerodinámicas requería extensos ensayos en túneles de viento y la construcción de maquetas a escala, procesos que conllevan meses de trabajo y grandes inversiones. Sin embargo, el avance en superchips, circuitos integrados especializados con capacidades de procesamiento masivas, ha permitido replicar el comportamiento real del SLS en entornos virtuales con precisión sin precedentes.
En una reciente campaña de simulaciones, los ingenieros de la NASA emplearon superordenadores equipados con superchips capaces de realizar billones de cálculos por segundo. Esto facilitó el estudio de cómo el flujo de aire interactúa con la carrocería del SLS y cómo pequeñas modificaciones en el diseño podían mejorar la estabilidad del cohete durante su ascenso inicial. Gracias a estos análisis, se identificaron de forma rápida y asequible los ajustes necesarios para garantizar la seguridad de los futuros astronautas de Artemis II.
**Visualización avanzada para decisiones críticas**
Uno de los grandes retos era interpretar la ingente cantidad de datos generados por las simulaciones. Para ello, el equipo de visualización de datos desarrolló herramientas interactivas que permiten a los ingenieros observar en tiempo real cómo se comportan las fuerzas aerodinámicas sobre el SLS, detectando posibles zonas de riesgo o de mejora. Esta integración de hardware y software de última generación ha fortalecido la capacidad de respuesta ante cualquier imprevisto y ha reducido notablemente los tiempos de desarrollo.
**El papel de la colaboración público-privada**
La NASA no está sola en esta carrera tecnológica. Empresas como SpaceX y Blue Origin también apuestan por superchips y simulaciones avanzadas para sus propios lanzadores, como el Falcon Heavy y el New Glenn, respectivamente. En España, PLD Space está aplicando conceptos similares para sus cohetes suborbitales MIURA, buscando optimizar cada lanzamiento con un enfoque digital. La tendencia global apunta claramente hacia la digitalización completa de los procesos de diseño y prueba, complementando (y en ocasiones superando) los métodos experimentales clásicos.
Virgin Galactic, por su parte, ha comenzado a emplear supercomputación en el desarrollo de futuras naves suborbitales tripuladas, mientras que el estudio de exoplanetas por parte de telescopios espaciales como James Webb también se apoya en algoritmos avanzados para procesar y analizar datos astronómicos, apoyados por la potencia de los superchips más modernos.
**Un salto de calidad para Artemis II y futuras misiones**
La mejora del SLS gracias a esta tecnología no solo incrementa el éxito de Artemis II, sino que sienta las bases para futuras misiones más ambiciosas, como el aterrizaje lunar de Artemis III o la llegada humana a Marte. Las agencias espaciales públicas y privadas han comprendido que la clave para explorar el espacio profundo reside tanto en la ingeniería como en la potencia de cálculo y el análisis de datos.
La convergencia de superchips, software de simulación y visualización de datos marca una nueva era en la exploración espacial. Mientras la humanidad se prepara para regresar a la Luna y explorar nuevos mundos, la fiabilidad y eficiencia de los lanzadores dependerán cada vez más de estas herramientas digitales de vanguardia, que ya son tan cruciales como los propios motores o materiales empleados en las naves.
Así, el camino hacia la Luna y más allá se está allanando gracias a la innovación tecnológica, garantizando que cada misión sea más segura, sostenible y exitosa que la anterior. (Fuente: NASA)

 
							 
							