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Lagos ocultos bajo el hielo antártico: clave para entender el aumento del nivel del mar

Lagos ocultos bajo el hielo antártico: clave para entender el aumento del nivel del mar

Bajo la superficie helada de la Antártida, se esconde una red sorprendente de cientos de lagos subglaciales. Estos reservorios, que permanecen aislados de la atmósfera y la luz solar desde hace millones de años, juegan un papel fundamental en la dinámica interna del continente blanco y en la estabilidad global del nivel del mar. Su descubrimiento y estudio han provocado una auténtica revolución en la glaciología durante las últimas décadas, al evidenciar que la capa de hielo antártica es mucho más dinámica y compleja de lo que se pensaba.

La existencia de estos lagos fue confirmada en la década de 1970, cuando los satélites de la NASA, a través del radar de penetración de hielo, detectaron anomalías bajo la plataforma antártica. Sin embargo, no fue hasta los años 90, con el desarrollo de técnicas más avanzadas, cuando los científicos pudieron cartografiar con mayor precisión estos cuerpos de agua ocultos. Actualmente, se estima que existen más de 400 lagos subglaciales bajo la Antártida, siendo el lago Vostok el más grande y conocido de todos ellos. Este lago, de tamaño comparable al lago Ontario, se encuentra a unos 4.000 metros bajo el hielo y ha permanecido estéril durante aproximadamente 15 millones de años.

La formación de estos lagos se debe, en gran parte, a la presión ejercida por la enorme masa de hielo que cubre el continente, así como al calor geotérmico proveniente del interior terrestre. Esta combinación permite que, a pesar de las temperaturas extremas en la superficie —que pueden descender por debajo de los -80 ºC—, el agua bajo el hielo permanezca líquida. Los lagos subglaciales no son estáticos; el agua fluye entre ellos a través de canales y conductos, facilitando la lubricación de la base de los glaciares y afectando su capacidad de movimiento.

Este fenómeno preocupa especialmente a la comunidad científica, ya que la movilidad de los glaciares es un factor crítico para el equilibrio del nivel del mar. Si el agua subglacial se acumula en exceso, puede generar una lubricación adicional que acelere el desplazamiento de los glaciares hacia el océano, favoreciendo un eventual colapso de la capa de hielo y contribuyendo al aumento global del nivel del mar. Por el contrario, la ausencia de estos lagos podría ralentizar el avance de los glaciares, estabilizando el sistema. Así, la monitorización de estos lagos es fundamental para anticipar posibles escenarios futuros en el contexto del cambio climático.

La Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA han desempeñado un papel crucial en la investigación de estos lagos mediante misiones de observación de la Tierra. Por ejemplo, el satélite CryoSat-2 de la ESA y el ICESat-2 de la NASA han permitido obtener mediciones precisas del grosor y la dinámica de la capa de hielo, revelando cómo las variaciones en el volumen de los lagos subglaciales afectan a la superficie del glaciar y, por ende, al equilibrio general del continente.

El interés por los lagos subglaciales no se limita al estudio del nivel del mar. Estos ambientes extremos ofrecen una extraordinaria ventana al pasado remoto de la Tierra, y se consideran análogos de posibles hábitats en otros planetas y lunas heladas del Sistema Solar, como Europa (luna de Júpiter) o Encélado (luna de Saturno). Por ello, varias agencias espaciales, como la NASA y la ESA, están desarrollando tecnologías inspiradas en las misiones antárticas para futuras exploraciones planetarias. Tal es el caso de los taladros criogénicos y los vehículos autónomos capaces de operar bajo gruesas capas de hielo, tecnologías que podrían ser cruciales para buscar vida en otros mundos.

En el ámbito privado, compañías como SpaceX y Blue Origin, aunque centradas principalmente en el desarrollo de lanzadores y misiones tripuladas, han mostrado interés en las tecnologías aplicables a la exploración de ambientes extremos. SpaceX, liderada por Elon Musk, ha colaborado en proyectos de investigación para el desarrollo de sistemas de perforación y transporte capaces de operar en condiciones similares a las de la Antártida, con la mirada puesta en futuras misiones a Marte y lunas heladas.

Mientras tanto, la empresa española PLD Space sigue avanzando en el desarrollo de lanzadores reutilizables, poniendo a España en el mapa de la exploración espacial y abriendo nuevas oportunidades para la investigación científica en la órbita terrestre, incluidos estudios relacionados con el clima y la criosfera.

Las investigaciones sobre los lagos subglaciales de la Antártida continúan evolucionando, ofreciendo datos cruciales no solo para la comprensión de la dinámica glaciar y el aumento del nivel del mar, sino también para el futuro de la exploración planetaria. El desvelo de estos misteriosos lagos bajo el hielo no solo nos ayuda a entender mejor nuestro propio planeta, sino que también nos prepara para afrontar los desafíos de la exploración espacial en las próximas décadas.

(Fuente: ESA)