El rover VIPER de la NASA recibe luz verde tras meses de incertidumbre y avanza hacia la Luna

El programa lunar Artemis de la NASA acaba de experimentar un giro positivo: el vehículo VIPER (Volatiles Investigating Polar Exploration Rover), una de las piezas clave para la exploración de los polos lunares, ha recibido finalmente el respaldo necesario para continuar su desarrollo tras meses de dudas acerca de su futuro. La noticia supone un respiro tanto para la comunidad científica como para la industria espacial, especialmente después de que en 2023 la agencia estadounidense anunciara su intención de cancelar la misión a pesar de que el rover ya estaba prácticamente construido.
VIPER, diseñado para investigar la presencia de agua y otros compuestos volátiles en el Polo Sur de la Luna, es fundamental para los planes de establecer una presencia humana sostenible en nuestro satélite. El hallazgo y aprovechamiento de estos recursos resulta crucial no solo para futuras misiones tripuladas, sino también para el desarrollo de una eventual infraestructura lunar que permita la producción de combustible y oxígeno in situ.
La misión, cuyo lanzamiento está previsto ahora para finales de 2024 o principios de 2025, se había visto amenazada por sobrecostes y retrasos en el calendario. Sin embargo, el Congreso de Estados Unidos ha decidido aumentar la financiación, revirtiendo la decisión previa de cancelar el proyecto. Este respaldo financiero permitirá a la NASA finalizar los ensayos de integración y realizar las pruebas necesarias para asegurar que el rover pueda operar en las extremas condiciones del entorno lunar.
Técnicamente, VIPER es un rover de unos 450 kilogramos, equipado con cuatro instrumentos científicos principales: un taladro capaz de perforar hasta un metro en la superficie lunar, espectrómetros de neutrones y de infrarrojo cercano, así como un espectrómetro de masas para analizar los gases liberados de muestras recogidas. Estas herramientas permitirán cartografiar la cantidad y distribución de agua helada, además de estudiar su composición y accesibilidad.
El sitio de aterrizaje seleccionado se encuentra cerca del cráter Nobile, una de las regiones permanentemente sombrías del Polo Sur, donde se cree que el agua helada puede permanecer estable durante miles de millones de años. La elección de este enclave no es casual: futuras bases lunares dependerán de la capacidad de extraer y utilizar estos recursos locales, lo que podría reducir drásticamente el coste de la exploración espacial a largo plazo.
La misión VIPER no solo es relevante para la NASA, sino que también involucra a actores privados bajo el programa CLPS (Commercial Lunar Payload Services), mediante el cual compañías estadounidenses como Astrobotic serán responsables de transportar el rover hasta la superficie lunar. Este modelo de colaboración público-privada representa una tendencia creciente en la exploración espacial contemporánea, como se observa también en los contratos firmados por la agencia con SpaceX y Blue Origin para el desarrollo de módulos de aterrizaje tripulados y sistemas logísticos.
La decisión de reactivar VIPER se produce en un contexto de efervescencia para el sector espacial, tanto en Estados Unidos como en Europa. Empresas como SpaceX han logrado hitos recientes con el vuelo de prueba del Starship, mientras que Blue Origin se ha adjudicado contratos clave para futuras misiones lunares. En España, la compañía PLD Space avanza en sus preparativos para el lanzamiento del cohete MIURA 5, posicionándose como un actor relevante en el mercado europeo de lanzadores ligeros.
El auge de la industria privada ha permitido acelerar el ritmo de innovación, pero también ha traído consigo desafíos de coordinación y financiación. El caso de VIPER ilustra la complejidad de equilibrar los costes, los plazos y la necesidad de contar con tecnologías punteras para mantener la competitividad internacional.
Por otro lado, la reactivación de VIPER coincide con avances significativos en la investigación de exoplanetas y la astrobiología, disciplinas que también buscan detectar la presencia de agua y compuestos orgánicos en otros cuerpos celestes. El éxito de la misión lunar podría sentar precedentes sobre cómo buscar y aprovechar recursos fuera de la Tierra, un paso esencial para la expansión de la humanidad en el Sistema Solar.
En definitiva, la recuperación de VIPER representa una victoria para la ciencia y la exploración, y refuerza el papel de la NASA como motor de innovación en un escenario global cada vez más competitivo. Su futuro viaje al Polo Sur lunar será observado de cerca por agencias como la ESA, Roscosmos, CNSA y compañías privadas de todo el mundo, que aspiran a emular y superar estos logros en la nueva era de la exploración espacial.
(Fuente: SpacePolicyOnline.com)

 
							 
							