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La combinación de Chandra y Webb desvela los secretos de la guardería estelar IC 348

La combinación de Chandra y Webb desvela los secretos de la guardería estelar IC 348

La colaboración entre el Observatorio de Rayos X Chandra y el Telescopio Espacial James Webb de la NASA ha proporcionado una visión inédita y fascinante de la región de formación estelar IC 348, una nube cósmica situada a unos 1.000 años luz de la Tierra en la constelación de Perseo. El 23 de julio de 2025, la NASA reveló una imagen compuesta que fusiona los datos de ambos observatorios y desentraña con un nivel de detalle sin precedentes los procesos que tienen lugar en el seno de esta guardería de estrellas.

La imagen muestra IC 348 como un paisaje de ensueño, donde los colores brillantes y las estructuras etéreas dan testimonio de la actividad frenética y caótica que caracteriza estos viveros cósmicos. Los rayos X captados por Chandra aparecen representados en rojo, verde y azul, mientras que el Webb aporta información en el rango infrarrojo, visible en tonos rosas, naranjas y púrpuras. Juntos, los datos pintan un cuadro de gran riqueza visual y científica, en el que las estructuras filamentosas de gas y polvo, apenas perceptibles en luz visible, se revelan con claridad.

IC 348 es conocida por contener cientos de estrellas jóvenes, muchas de ellas todavía envueltas en los capullos de gas y polvo de los que nacieron. El estudio de estas regiones es crucial para comprender cómo se forman los sistemas solares y, por extensión, cómo pudo formarse nuestro propio Sol hace más de 4.500 millones de años. Hasta ahora, la observación de estas áreas era limitada por la opacidad del polvo interestelar, que bloquea la mayor parte de la radiación visible. Sin embargo, los rayos X y la luz infrarroja pueden atravesar ese velo, permitiendo a los astrónomos asomarse al corazón de la nebulosa y analizar los procesos que allí se desarrollan.

El Observatorio Chandra, lanzado en 1999, es una de las piezas fundamentales del arsenal astronómico de la NASA. Especializado en la detección de rayos X procedentes de los objetos más energéticos del universo, Chandra ha permitido estudiar desde los restos de supernovas hasta los agujeros negros supermasivos. Por su parte, el James Webb, operativo desde 2022, se ha convertido rápidamente en la herramienta más potente para el estudio del universo en infrarrojo. Su sensibilidad y resolución han abierto la puerta a la observación de las etapas más tempranas de la formación estelar y planetaria.

La nueva imagen de IC 348 es mucho más que una postal cósmica. Los científicos han utilizado la combinación de datos para identificar y catalogar jóvenes estrellas y protoestrellas, muchas de ellas imposible de detectar con instrumentos convencionales. Los rayos X de Chandra revelan la presencia de estrellas muy jóvenes y activas, cuyas intensas llamaradas e inestabilidades magnéticas producen emisiones energéticas detectables incluso a enormes distancias. El Webb, por su parte, identifica discos protoplanetarios y estructuras de polvo caliente donde podrían estar formándose nuevos planetas.

El análisis de estas observaciones está permitiendo avanzar en cuestiones fundamentales: ¿Cómo influye la radiación de las estrellas más masivas en la evolución de sus vecinas más pequeñas? ¿Qué factores determinan la formación de planetas en los discos de polvo y gas? Datos como los obtenidos en IC 348 permiten afinar los modelos teóricos y comparar diferentes regiones de formación estelar en la Vía Láctea.

Este avance se enmarca en un contexto de intensa actividad en la exploración espacial. Empresas privadas como SpaceX o Blue Origin continúan desarrollando nuevas tecnologías para el acceso al espacio, mientras que la NASA y la ESA colaboran en ambiciosos proyectos científicos. Por ejemplo, el telescopio Euclid, lanzado por la ESA en 2023, estudia la materia oscura y la energía oscura, complementando las observaciones de Webb y Chandra. Mientras tanto, otras iniciativas como PLD Space en España apuestan por la democratización del acceso al espacio mediante el desarrollo de cohetes reutilizables, y Virgin Galactic avanza en el turismo suborbital.

La colaboración entre observatorios espaciales, tanto públicos como privados, y la sinergia entre diferentes longitudes de onda, están revolucionando nuestra visión del cosmos. Las imágenes de regiones como IC 348 no solo asombran por su belleza, sino que también aportan pistas sobre el origen de los sistemas planetarios y, en última instancia, sobre la posibilidad de vida en otros lugares del universo.

La imagen compuesta de IC 348 es un recordatorio de que, a pesar de los avances tecnológicos, el universo sigue guardando innumerables misterios a la espera de ser desvelados por la curiosidad humana y la cooperación internacional en la investigación espacial.

(Fuente: NASA)