Virgin Galactic y Purdue University se alían para desvelar los misterios de la microgravedad en 2027

La colaboración entre la pujante industria aeroespacial privada y el mundo académico da un nuevo paso adelante con el reciente anuncio de un acuerdo entre Virgin Galactic y la Universidad de Purdue para llevar a cabo un vuelo suborbital de investigación, previsto para 2027. Este proyecto pionero, que contará con la participación de un profesor, un estudiante y un antiguo alumno de la prestigiosa universidad estadounidense, promete abrir nuevas vías en la investigación en condiciones de microgravedad y en la formación de la próxima generación de ingenieros y científicos aeroespaciales.
La empresa Virgin Galactic, fundada por el magnate británico Richard Branson en 2004, se ha convertido en una de las referencias del turismo espacial y los vuelos suborbitales tripulados. Su nave espacial, la VSS Unity, ha realizado ya numerosos vuelos con pasajeros y experimentos científicos, consolidando la viabilidad comercial de los vuelos suborbitales. La iniciativa con Purdue University supone la primera ocasión en la que la universidad fleta un vuelo dedicado en exclusiva a la investigación, marcando un hito tanto para la institución académica como para la industria espacial privada.
El vuelo, que despegará desde las instalaciones de Virgin Galactic en Nuevo México, permitirá a los tres representantes de Purdue realizar experimentos en un entorno de microgravedad durante varios minutos. Estas condiciones, imposibles de reproducir de forma continua en la Tierra, son fundamentales para investigar fenómenos físicos, biológicos y de ingeniería que dependen de la ausencia de peso, desde la dinámica de fluidos hasta la biología celular y el comportamiento de materiales avanzados.
La historia de Purdue University está íntimamente ligada a la exploración espacial. Conocida como la “Universidad de los astronautas”, ha proporcionado formación a más de 25 astronautas de la NASA, entre ellos Neil Armstrong, el primer ser humano en pisar la Luna, y Eugene Cernan, el último en hacerlo. Esta tradición de excelencia en ingeniería aeroespacial convierte a Purdue en un referente global en el sector, y su asociación con Virgin Galactic supone la continuación natural de un legado de innovación y exploración.
Virgin Galactic, por su parte, lleva años trabajando para democratizar el acceso al espacio suborbital, no solo para turistas adinerados, sino también para científicos y educadores. Sus vuelos permiten llevar a bordo tanto experimentos automáticos como equipos humanos, ofreciendo una plataforma ideal para la investigación en condiciones reales de microgravedad. En el contexto de la “nueva carrera espacial”, en la que empresas privadas como SpaceX, Blue Origin o la española PLD Space compiten y colaboran con agencias públicas como la NASA y la ESA, este tipo de misiones mixtas refuerzan la sinergia entre sectores.
La importancia de las misiones suborbitales para la investigación científica ha crecido en los últimos años. Antes, los experimentos en microgravedad estaban limitados a las costosas y escasas oportunidades en la Estación Espacial Internacional (ISS) o a los breves “vuelos parabólicos” de aviones. Ahora, gracias a empresas como Virgin Galactic o Blue Origin con su New Shepard, los investigadores pueden acceder con mayor frecuencia y flexibilidad a entornos espaciales, acelerando el desarrollo de nuevas tecnologías y la comprensión de fenómenos fundamentales.
Además, la formación de estudiantes y jóvenes investigadores en vuelos reales proporciona una experiencia única e irrepetible, fundamental para mantener el liderazgo tecnológico y científico en el ámbito aeroespacial. Este vuelo de Purdue permitirá a sus participantes no solo recolectar datos valiosos, sino también vivir en primera persona las exigencias y emociones de un vuelo espacial, inspirando a futuras generaciones.
Mientras tanto, el sector privado no deja de avanzar. SpaceX continúa batiendo récords de lanzamientos y desarrollando su nave Starship para misiones lunares y marcianas; Blue Origin prosigue con los ensayos de su cohete New Glenn y su módulo lunar Blue Moon, mientras que la NASA y la ESA fortalecen sus colaboraciones internacionales. Incluso la española PLD Space, con su cohete Miura 1, ha realizado recientemente su primer lanzamiento exitoso, aumentando la presencia europea en el mercado de lanzamientos suborbitales y orbitales.
El acuerdo entre Purdue University y Virgin Galactic demuestra que el acceso al espacio ya no es patrimonio exclusivo de grandes agencias estatales, sino que universidades, empresas y entidades privadas pueden diseñar y ejecutar misiones a medida, adaptadas a sus necesidades científicas y formativas. Se prevé que este vuelo de 2027 sea solo el primero de una larga serie de colaboraciones similares, en las que la frontera entre educación, ciencia y tecnología se desdibuja en beneficio del progreso común.
Sin duda, la misión suborbital de Purdue University y Virgin Galactic marcará un nuevo capítulo en la historia de la investigación espacial, acercando el espacio a la comunidad académica y sentando las bases de la exploración científica del futuro.
(Fuente: SpaceNews)

 
							 
							