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La nueva frontera de la computación espacial: escudos de radiación para chips IA de alto rendimiento

La nueva frontera de la computación espacial: escudos de radiación para chips IA de alto rendimiento

La computación de alto rendimiento a bordo de satélites y naves espaciales afronta uno de sus retos más complejos: la radiación cósmica. Ahora, una joven empresa estadounidense llamada Cosmic Shielding Corporation ha dado un paso significativo para resolver este desafío, tras recibir un contrato de 4 millones de dólares bajo el programa TACFI (Tactical Funding Increase), que le permitirá desarrollar una herramienta capaz de predecir cómo se comportarán en órbita los chips de inteligencia artificial protegidos frente a la radiación.

La radiación espacial, compuesta por partículas energéticas del Sol y del espacio profundo, supone una grave amenaza para los sistemas electrónicos convencionales. Cuando los chips de silicio reciben el impacto de estas partículas, pueden sufrir fallos transitorios, errores lógicos o incluso daños irreversibles, lo que limita su vida útil y su fiabilidad. Por este motivo, hasta ahora la industria aeroespacial ha utilizado componentes electrónicos especialmente diseñados y endurecidos (radiation-hardened), aunque estos suelen ser más caros, menos potentes y con años de retraso tecnológico respecto a los chips comerciales más avanzados.

Cosmic Shielding propone una solución disruptiva: escudos de protección avanzados y un sistema de simulación que permitirá predecir con precisión el comportamiento de chips IA comerciales, una vez protegidos por su tecnología, en ambientes espaciales hostiles. Este enfoque podría revolucionar el acceso a capacidades de computación de última generación en satélites de comunicaciones, misiones científicas, observación terrestre y futuras estaciones espaciales habitadas.

El contrato TACFI, financiado por la Fuerza Aérea y el Departamento de Defensa de Estados Unidos, impulsará el desarrollo de una herramienta de simulación avanzada que integra modelos de radiación, materiales compuestos y arquitectura de chips de inteligencia artificial. El objetivo es que, antes de lanzar ningún satélite, los ingenieros puedan estimar con gran precisión la fiabilidad y el rendimiento de los sistemas electrónicos protegidos, optimizando el diseño de las misiones y reduciendo riesgos y costes.

Esta innovación llega en un momento crucial para la industria espacial. SpaceX, el líder global de lanzamientos comerciales, ha impulsado la proliferación de satélites en órbita baja con su constelación Starlink, que ya supera los 6.000 satélites operativos. Esta red, que proporciona conexión a Internet de alta velocidad en cualquier punto del planeta, se basa en sistemas de control y gestión de red muy sofisticados, que requieren crecientes capacidades de procesamiento a bordo. La posibilidad de utilizar chips IA comerciales de última generación, protegidos frente a la radiación, permitiría a SpaceX y a otras empresas acelerar la implantación de servicios avanzados como el procesamiento de datos en el propio satélite, la respuesta autónoma a eventos o la detección de amenazas en tiempo real.

Por su parte, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) se enfrentan al reto de equipar sus futuras misiones a la Luna y Marte con ordenadores capaces de procesar grandes volúmenes de datos científicos y operar de forma autónoma durante largos periodos, lejos del control directo de la Tierra. El desarrollo de sistemas de inteligencia artificial resistentes a la radiación será clave para el éxito de programas como Artemis, que pretende establecer una presencia humana sostenida en la superficie lunar, o la misión Mars Sample Return, que traerá muestras de Marte a la Tierra por primera vez en la historia.

En el ámbito de la exploración privada, la firma Blue Origin, del magnate Jeff Bezos, y la española PLD Space, que recientemente logró el exitoso lanzamiento suborbital de su cohete Miura 1, también se beneficiarían de estos avances. El acceso a computación avanzada en órbita abriría nuevas oportunidades en el análisis de datos, la gestión autónoma de cargas útiles científicas o el desarrollo de servicios basados en inteligencia artificial para clientes institucionales y comerciales.

No menos relevante es el impacto que esta tecnología puede tener en la investigación de exoplanetas. Misiones como TESS (NASA) o CHEOPS (ESA) recogen enormes cantidades de datos que requieren ser procesados con algoritmos sofisticados para detectar señales débiles de planetas alrededor de otras estrellas. La posibilidad de realizar parte de este procesamiento en el propio satélite, gracias a chips IA protegidos frente a la radiación, permitiría aumentar la eficiencia de las observaciones y acelerar la detección de nuevos mundos habitables.

El desarrollo liderado por Cosmic Shielding Corporation marca un punto de inflexión en la carrera por llevar la computación de alto rendimiento al espacio. Si su tecnología de escudos de radiación y simulación predictiva demuestra su eficacia, podría transformar la forma en que diseñamos, protegemos y utilizamos la electrónica avanzada en ambientes hostiles, abriendo la puerta a una próxima generación de satélites y misiones científicas mucho más inteligentes y autónomas.

(Fuente: SpaceNews)