La ESA pone en marcha IMPACT, la misión para proteger la Tierra de asteroides

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado un paso decisivo en la defensa planetaria con el inicio del desarrollo de la misión IMPACT (International Mission for Planetary Asteroid and Comet Threats). Este ambicioso proyecto, que cuenta con la colaboración de numerosos socios internacionales, está diseñado para mejorar la detección, el seguimiento y la caracterización de asteroides y cometas potencialmente peligrosos que orbitan cerca de la Tierra. El objetivo es doble: prevenir sorpresas cósmicas y preparar a la humanidad para afrontar con eficacia una posible amenaza real procedente del espacio.
La preocupación por el impacto de objetos celestes no es nueva. Desde que en 1908 el misterioso evento de Tunguska arrasara más de 2.000 kilómetros cuadrados de taiga siberiana, la comunidad científica ha evidenciado la vulnerabilidad de nuestro planeta frente a los llamados NEOs (Near-Earth Objects u Objetos Cercanos a la Tierra). De hecho, la Tierra recibe constantemente pequeños meteoritos, pero el peligro real radica en los cuerpos mayores, de más de 140 metros de diámetro, capaces de causar devastadores daños regionales o incluso globales.
En este contexto, la ESA lleva años apostando por la protección planetaria. Su Centro de Coordinación de NEOs en Frascati, Italia, ya monitoriza permanentemente miles de objetos. Sin embargo, IMPACT supone un salto cualitativo, pues integra la experiencia europea con recursos y datos de otras agencias, como la NASA, y empresas privadas punteras como SpaceX o Blue Origin, que han manifestado su interés en colaborar en futuras fases del proyecto.
IMPACT se articula en torno a dos ejes principales: por un lado, el desarrollo de nuevos telescopios y sensores terrestres y espaciales capaces de detectar asteroides de menor tamaño y con mayor antelación; por otro, la planificación de misiones de desviación, siguiendo la estela de la exitosa misión DART de la NASA, que en 2022 logró modificar la órbita del asteroide Dimorphos mediante el impacto cinético de una sonda.
La ESA prevé que IMPACT despliegue una constelación de pequeños satélites en órbita terrestre y solar, equipados con cámaras de alta resolución, espectrómetros y radares capaces de identificar y caracterizar objetos potencialmente peligrosos. Estos dispositivos trabajarán en red con los telescopios terrestres de la ESA y sus socios, como el observatorio español de Calar Alto y el futuro telescopio Flyeye, que se instalará en Sicilia. Además, se contempla la participación de telescopios ópticos y radares de empresas privadas, como los sistemas de observación que SpaceX ha comenzado a desarrollar en paralelo a su red Starlink.
En cuanto a la respuesta frente a una amenaza real, IMPACT contempla el diseño de misiones automáticas de intervención. Inspirándose en los logros de la NASA, como la misión OSIRIS-REx y la mencionada DART, la ESA trabaja ya en el desarrollo de tecnologías de propulsión y guiado de alta precisión. En este ámbito, la colaboración con la empresa española PLD Space podría ser clave, ya que la firma ilicitana ha demostrado su capacidad para lanzar pequeños vehículos de forma flexible y rápida, lo que permitiría una reacción ágil ante un peligro inminente.
No menos importante es la labor de concienciación y cooperación internacional que impulsa IMPACT. La ESA quiere evitar la fragmentación de esfuerzos y coordinar estrategias globales para garantizar una respuesta eficaz y evitar pánicos innecesarios. Así, se está creando un protocolo multilateral para el intercambio de datos, el análisis de riesgos y la toma de decisiones conjuntas, en el que participan, además de las principales agencias espaciales occidentales, entidades como Roscosmos, la agencia espacial india ISRO y la japonesa JAXA, que ha adquirido una relevante experiencia en la recogida y retorno de muestras de asteroides.
El interés por los exoplanetas y la búsqueda de vida fuera de la Tierra también se vincula indirectamente a IMPACT. El estudio de los NEOs no sólo permite proteger nuestro planeta, sino que ayuda a comprender la historia y evolución del sistema solar, aportando pistas sobre la formación de planetas y la presencia de agua y compuestos orgánicos. Las misiones de retorno de muestras que se perfilan en el marco de IMPACT podrían arrojar nueva luz sobre estos procesos, mientras la exploración de exoplanetas sigue avanzando gracias a telescopios como el James Webb y el futuro Ariel de la ESA.
En definitiva, la puesta en marcha de IMPACT supone un hito para la ESA y para la cooperación internacional en defensa planetaria. Frente a un universo impredecible, Europa y sus socios apuestan por la ciencia, la tecnología y la colaboración como mejor escudo ante los riesgos cósmicos. El proyecto no sólo busca evitar catástrofes, sino que representa una oportunidad única para profundizar en el conocimiento de nuestro entorno espacial y garantizar un futuro más seguro para la humanidad.
(Fuente: ESA)

 
							 
							