China acelera su conquista espacial con una intensa oleada de pruebas de motores

El sector espacial chino está experimentando un crecimiento sin precedentes, evidenciado en la reciente oleada de pruebas de motores cohete —conocidas como “static fires”— que se están llevando a cabo tanto en instalaciones estatales como privadas. Este notable dinamismo coincide con el aumento del ritmo de lanzamientos del país asiático, que en 2024 ya rivaliza con el de otras potencias como Estados Unidos y Rusia, y refuerza la posición de China como uno de los actores clave en la nueva era de la exploración espacial.
En las últimas semanas, diversas compañías chinas, entre ellas la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC), la Corporación de Ciencia e Industria Aeroespacial de China (CASIC) y startups como LandSpace, iSpace y Galactic Energy, han realizado múltiples pruebas de motores de gran potencia. Estas pruebas estáticas, en las que los motores se fijan en tierra y se encienden para comprobar su rendimiento, son un paso imprescindible antes de su integración en lanzadores orbitales. En el caso de China, la frecuencia y el éxito de estas pruebas subrayan la madurez tecnológica alcanzada, especialmente en el desarrollo de motores de metano y oxígeno líquido, una tendencia global que busca reducir costes y aumentar la reutilización de cohetes.
El motor Tianque-12A de iSpace, por ejemplo, ha completado recientemente una prueba de larga duración, acercando al Zhuque-3 —uno de los primeros lanzadores reutilizables chinos— a su debut previsto para 2025. LandSpace, por su parte, ha continuado con el desarrollo del motor Tianque-12, utilizado en el cohete Zhuque-2, que en 2023 logró convertirse en el primer lanzador comercial del mundo propulsado por metano en alcanzar la órbita. El éxito de estos motores no solo impulsa el sector privado chino, sino que también representa un avance significativo en la carrera global por la reutilización, una tecnología en la que SpaceX es actualmente líder con sus Falcon 9 y Starship.
A nivel estatal, CASC ha intensificado las pruebas de motores de nueva generación destinados a los futuros cohetes Larga Marcha 9 y Larga Marcha 10, que serán la columna vertebral de las misiones tripuladas a la Luna y Marte en la próxima década. El Larga Marcha 10, en concreto, está diseñado para transportar astronautas chinos al satélite natural terrestre en el marco del ambicioso programa lunar del país, que busca establecer una base permanente hacia 2030. Las pruebas estáticas son cruciales para validar la fiabilidad y la potencia de motores como el YF-100K, que emplea queroseno y oxígeno líquido y que será el pilar de estos lanzadores de gran capacidad.
Este frenesí de ensayos contrasta con la evolución de otros actores internacionales. SpaceX, en Estados Unidos, mantiene el liderazgo tecnológico con sus pruebas de los motores Raptor, fundamentales para el programa Starship —la nave que aspira a transportar carga y personas a la Luna, Marte y más allá—. El éxito de las pruebas estáticas y los lanzamientos de Starship han marcado hitos históricos, pero también han enfrentado retos, como la gestión de la enorme potencia y el control de vibraciones en las rampas de lanzamiento.
Mientras tanto, Blue Origin ha intensificado en los últimos meses las pruebas de su motor BE-4, que impulsará el cohete New Glenn y el lanzador Vulcan de United Launch Alliance. El éxito de estos motores es clave para el futuro de la exploración comercial y, especialmente, para misiones lunares en el marco del programa Artemis de la NASA. Por su parte, la agencia estadounidense continúa con las pruebas de motores RS-25 para el SLS, el lanzador pesado que llevará astronautas de nuevo a la superficie lunar en los próximos años.
En Europa, la empresa española PLD Space ha logrado recientemente el éxito en el vuelo inaugural de su cohete MIURA 1, y se prepara para el desarrollo del MIURA 5, que contará con motores de combustible líquido desarrollados y probados en suelo nacional. Este avance posiciona a España como uno de los pocos países europeos con capacidad independiente para el acceso al espacio, en un contexto donde la competencia global es más feroz que nunca.
El auge del sector espacial chino, con su rápida sucesión de pruebas de motores y lanzamientos, refleja tanto el compromiso del país con el dominio de la tecnología espacial como la competitividad de sus empresas públicas y privadas. Este esfuerzo se traduce en una mayor autonomía en vuelos tripulados, misiones científicas, y el despliegue de constelaciones de satélites de comunicaciones y observación terrestre, elementos clave para la economía y la geopolítica del siglo XXI.
Con la mirada puesta en la Luna, Marte y más allá, China consolida su papel como protagonista del nuevo escenario espacial, y los continuos ensayos de motores cohete son la base técnica sobre la que se asientan sus ambiciones. El resto de potencias, tanto públicas como privadas, deberán mantener e incluso incrementar su ritmo de innovación para no quedarse atrás en esta carrera que apenas ha comenzado.
(Fuente: NASASpaceflight)
