El JPL de la NASA afronta el mayor recorte de plantilla en décadas: 550 despidos por la crisis presupuestaria

El legendario Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, epicentro de la exploración planetaria y robótica de las últimas décadas, se enfrenta a uno de los momentos más críticos de su historia reciente. Esta semana, el centro californiano, gestionado por el Instituto Tecnológico de California (Caltech), reducirá su plantilla en 550 empleados, una cifra que representa aproximadamente el 8% de su fuerza laboral. A este recorte se suman otros 40 contratos con trabajadores externos que tampoco serán renovados. Esta ola de despidos, la más significativa en el JPL desde la era post-Apolo, refleja la difícil coyuntura presupuestaria que atraviesa la agencia espacial estadounidense en pleno año electoral y en un contexto de incertidumbre sobre el futuro de varias misiones emblemáticas.
El JPL, fundado en 1936 y responsable de algunas de las gestas más memorables de la exploración espacial —desde las misiones Voyager a los éxitos recientes con las sondas Mars Rover o el ingenioso helicóptero Ingenuity—, se ve así obligado a reestructurar proyectos y prioridades. El detonante principal de estos despidos es el recorte en la financiación federal, especialmente el aplazamiento de fondos para la misión Mars Sample Return (MSR), la ambiciosa operación conjunta con la Agencia Espacial Europea (ESA) para traer muestras del planeta rojo a la Tierra. El Congreso estadounidense aún no ha aprobado el presupuesto definitivo para el año fiscal 2024, lo que ha dejado a la NASA y, en particular, al JPL con recursos muy limitados para planificar a medio plazo.
La situación se agrava porque la MSR, llamada a ser la misión estrella de la próxima década en la exploración interplanetaria, ya venía acumulando retrasos y sobrecostes. La NASA ha advertido que, sin un presupuesto claro, no puede comprometerse con los calendarios previstos ni mantener a todo el personal necesario. El director del JPL, Laurie Leshin, ha comunicado que se han hecho todos los esfuerzos posibles para evitar los despidos, incluyendo la congelación de contrataciones y la reducción de contratos temporales, pero sin nuevas asignaciones presupuestarias la medida se ha vuelto inevitable.
Este ajuste no afecta únicamente a la MSR. El JPL está implicado en una amplia cartera de proyectos: desde la supervisión de la misión Perseverance en Marte y el control de Ingenuity, hasta el desarrollo de futuras sondas como Europa Clipper (destinada a estudiar la luna helada de Júpiter) o el apoyo a telescopios espaciales y misiones de observación terrestre. Los recortes podrían ralentizar avances tecnológicos clave, y algunos expertos temen que se pierda talento difícil de recuperar en el futuro.
Este episodio se enmarca en un contexto global de reorganización de la industria aeroespacial. Mientras la NASA y sus centros asociados atraviesan incertidumbres económicas, el sector privado continúa ganando protagonismo. SpaceX, liderada por Elon Musk, sigue batiendo récords de lanzamientos y ha anunciado este mes una nueva ronda de pruebas para su sistema Starship, con el objetivo de consolidar su liderazgo en transporte orbital y lunar. Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, acelera el desarrollo de su cohete New Glenn y mantiene vigente su apuesta por contratos gubernamentales, incluyendo servicios de carga lunar para la NASA.
En Europa, la española PLD Space acapara titulares tras el exitoso vuelo inaugural de su cohete MIURA 1, y se prepara para avanzar en el desarrollo de MIURA 5, con el objetivo de posicionar a España en la élite de los lanzadores ligeros. Virgin Galactic, por su parte, planea retomar sus vuelos turísticos suborbitales, mientras la ESA y otras agencias públicas exploran nuevas colaboraciones para acceder al espacio de forma más autónoma frente a la dependencia histórica de lanzadores rusos y estadounidenses.
El ajuste en el JPL pone de manifiesto la vulnerabilidad de los grandes proyectos científicos ante los vaivenes presupuestarios y la competencia con programas comerciales. Sin embargo, la historia demuestra que, incluso en los momentos más difíciles, la comunidad científica y técnica ha sabido reinventarse y encontrar nuevas vías para mantener vivo el pulso de la exploración espacial.
A la espera de que se resuelva el futuro presupuestario de la NASA y se clarifique el calendario de la misión Mars Sample Return, el sector espacial internacional observa con atención cómo uno de los centros neurálgicos de la ingeniería planetaria afronta este delicado proceso. El desenlace marcará, sin duda, el ritmo de la próxima década en la carrera por desvelar los misterios del Sistema Solar y más allá.
(Fuente: SpaceNews)
