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La surcoreana Innospace obtiene luz verde para su primer lanzamiento orbital

La surcoreana Innospace obtiene luz verde para su primer lanzamiento orbital

El panorama aeroespacial internacional se expande con fuerza en Asia Oriental, donde la empresa surcoreana Innospace acaba de recibir la autorización gubernamental para llevar a cabo su primer intento de lanzamiento orbital. Según fuentes oficiales, la misión podría tener lugar tan pronto como a finales de este mes, marcando un hito fundamental en el desarrollo de la industria espacial privada en Corea del Sur.

Innospace, fundada en 2017 y con sede en Seúl, es una de las principales apuestas del país asiático para el acceso comercial al espacio. Su objetivo es desarrollar lanzadores ligeros que permitan poner en órbita satélites pequeños y medianos a precios competitivos, un segmento que está experimentando una fuerte demanda global. La reciente consecución de la licencia por parte del Ministerio de Ciencia y TIC surcoreano representa no solo un respaldo institucional, sino también una apuesta clara por la presencia surcoreana en el sector orbital, tradicionalmente dominado por países como Estados Unidos, Rusia, China y, más recientemente, empresas privadas europeas y estadounidenses como SpaceX, Rocket Lab o la española PLD Space.

El vehículo protagonista de este esperado debut es el Hanbit-TLV, un cohete de demostración que ha sido desarrollado íntegramente por ingenieros surcoreanos. Se trata de un lanzador suborbital, pero esta misión será la primera en la que el modelo de Innospace intente alcanzar la órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés). El Hanbit-TLV, con una longitud de aproximadamente 16,3 metros y un diámetro de 1 metro, emplea un motor híbrido que utiliza peróxido de hidrógeno como oxidante y parafina como combustible sólido, una configuración que busca reducir costes y aumentar la seguridad operativa respecto a los sistemas convencionales.

El desafío tecnológico no es menor: lograr un acceso fiable y asequible al espacio ha sido el gran objetivo de numerosas compañías en la última década, con resultados dispares. SpaceX, por ejemplo, ha revolucionado la industria a través de la reutilización de la primera etapa del Falcon 9, abriendo la puerta a lanzamientos más frecuentes y económicos. Blue Origin, bajo el liderazgo de Jeff Bezos, también ha apostado por la reutilización con su cohete New Shepard y avanza hacia su esperado New Glenn, enfocado en cargas pesadas y misiones orbitales. En Europa, la española PLD Space se encuentra ultimando su lanzador Miura 5, mientras que la británica Virgin Galactic continúa centrada en vuelos suborbitales turísticos, tras superar importantes obstáculos tecnológicos y financieros.

El caso surcoreano es especialmente relevante en el contexto asiático. Si bien Japón y China cuentan con agencias espaciales públicas altamente desarrolladas —la JAXA y la CNSA, respectivamente—, Corea del Sur ha optado por una fuerte colaboración público-privada para no quedarse rezagada en la nueva carrera espacial. En 2022, el país logró poner en órbita con éxito su primer satélite empleando un cohete de fabricación nacional, el Nuri (KSLV-II), pero hasta ahora no había autorizado a una entidad privada a intentar una misión orbital.

El lanzamiento de Innospace será un punto de inflexión para el sector privado surcoreano y podría abrir la puerta a una nueva generación de startups espaciales en Asia. El gobierno de Seúl, consciente de la importancia estratégica y económica del acceso independiente al espacio, ha incrementado su inversión en I+D y ha agilizado los procedimientos regulatorios para fomentar la competencia y la innovación. En esta línea, la colaboración con universidades y centros de investigación es clave para el desarrollo de tecnologías punteras, como los motores híbridos y los sistemas de navegación autónoma.

En cuanto a la misión prevista, Innospace planea transportar una carga útil experimental, desarrollada en colaboración con la Agencia de Desarrollo para la Defensa de Corea (ADD), centrada en la validación de tecnologías de comunicación. El éxito de la operación sentaría las bases para futuras misiones comerciales, tanto para clientes nacionales como internacionales, y situaría a Corea del Sur en el exclusivo club de países con capacidad de lanzamiento orbital privado.

El auge de nuevas compañías espaciales en todo el mundo está acelerando la democratización del acceso al espacio. Mientras que SpaceX sigue batiendo récords de lanzamientos con su Falcon 9 y se prepara para las pruebas orbitales del Starship —el vehículo de lanzamiento más potente jamás construido—, otras agencias públicas y privadas, como la NASA o la Agencia Espacial Europea (ESA), refuerzan sus colaboraciones con el sector privado para avanzar en exploración interplanetaria, observación de exoplanetas y el desarrollo de infraestructuras en órbita.

La inminente misión de Innospace será observada con atención por la comunidad internacional, no solo por su importancia tecnológica, sino también como indicador del creciente papel de Asia Oriental en la industria espacial del siglo XXI. Si la operación resulta exitosa, Corea del Sur podría convertirse en un actor relevante en el mercado global de lanzamientos comerciales, sumándose a la vanguardia de la exploración y explotación del espacio.

(Fuente: SpaceNews)