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NASA reabre la competencia por el módulo lunar de Artemis 3 ante los retrasos de SpaceX

NASA reabre la competencia por el módulo lunar de Artemis 3 ante los retrasos de SpaceX

La misión Artemis 3, que pretende devolver a la humanidad a la superficie lunar tras más de medio siglo, ha dado un giro inesperado en la gestión de sus contratos. La NASA, a través de su actual administrador interino, Steve Duffy, ha anunciado que revisará el acuerdo que mantiene con SpaceX para el desarrollo del módulo lunar Starship, abriendo así la puerta a que otras empresas puedan competir por el contrato. La decisión llega tras constatarse que la empresa de Elon Musk acumula retrasos significativos en el desarrollo de su sistema de aterrizaje lunar, poniendo en duda el cumplimiento del calendario previsto inicialmente.

SpaceX fue seleccionada en abril de 2021 como la única adjudicataria del contrato para el módulo lunar Human Landing System (HLS) de la misión Artemis 3, con un presupuesto estimado entonces en casi 2.900 millones de dólares. La elección supuso un hito en la historia de la NASA, que tradicionalmente había apostado por dividir grandes proyectos entre varios contratistas. En esta ocasión, la agencia espacial optó por confiar exclusivamente en la arquitectura Starship de SpaceX, un vehículo totalmente reutilizable y de gran capacidad, que prometía revolucionar el acceso a la superficie lunar y, en el futuro, a Marte.

Sin embargo, el ambicioso calendario de SpaceX ha ido encontrando obstáculos técnicos y regulatorios. Aunque Starship ha conseguido importantes avances, como varios vuelos de prueba suborbitales y orbitales desde la base de Boca Chica (Texas), aún no ha demostrado la capacidad de repostar en órbita o realizar operaciones seguras de aterrizaje y despegue desde la Luna, pasos fundamentales para el éxito de Artemis 3. La NASA, por su parte, ha ido reconociendo que el objetivo de alunizar en 2025 se ha vuelto cada vez más difícil de cumplir.

A la vista de estos retrasos, el administrador interino Duffy ha comunicado que la agencia “abrirá de nuevo el contrato” para el módulo lunar, permitiendo que otras empresas presenten propuestas. Esta decisión no supone necesariamente la exclusión de SpaceX, pero sí introduce competencia directa, lo que podría acelerar los plazos y mejorar las prestaciones técnicas del sistema de aterrizaje lunar.

Empresas como Blue Origin, que lidera el multimillonario Jeff Bezos, se perfilan como candidatas naturales para esta nueva ronda de selección. Blue Origin ya compitió en la fase inicial del programa HLS, presentando una propuesta junto a Lockheed Martin, Northrop Grumman y Draper, aunque fue finalmente descartada en favor de SpaceX. Sin embargo, en 2023 la NASA adjudicó a Blue Origin el desarrollo de un segundo módulo lunar para futuras misiones Artemis, dentro del programa Sustaining Lunar Development, con el objetivo de diversificar proveedores y reducir riesgos.

El regreso de la competencia recuerda a los tiempos del Programa Apolo, cuando la NASA seleccionó a Grumman (hoy Northrop Grumman) para diseñar el histórico Módulo Lunar (LEM) que llevó a los astronautas a la superficie lunar en 1969. En aquel entonces, la agencia fomentaba la innovación y la robustez técnica a través de la rivalidad entre grandes contratistas aeroespaciales, un enfoque que fue clave para el éxito de la misión Apolo 11.

La estrategia de abrir el contrato de Artemis 3 podría también beneficiar a empresas emergentes, como la española PLD Space, que recientemente ha cosechado éxitos con el lanzamiento de su cohete suborbital Miura 1 y planea entrar en el mercado de lanzadores comerciales. No obstante, el desarrollo de un módulo lunar es un reto de una magnitud muy superior, que requiere experiencia en sistemas tripulados y operaciones espaciales de larga duración.

La decisión de la NASA se produce en un contexto de creciente actividad espacial por parte de actores públicos y privados de todo el mundo. China avanza en su propio programa lunar con el objetivo de establecer una base permanente en la próxima década, mientras que Europa, a través de la ESA, y empresas como Virgin Galactic exploran nuevos modelos de negocio en el espacio suborbital y el turismo espacial. Paralelamente, el descubrimiento de exoplanetas habitables gracias a telescopios como el James Webb y misiones como TESS mantiene viva la fascinación por la exploración más allá de la Luna.

El futuro de Artemis 3, y con él el regreso de astronautas estadounidenses a la superficie lunar, dependerá ahora de la capacidad de la NASA para gestionar la competencia y asegurar que los plazos y requisitos técnicos se cumplen. La reapertura del contrato introduce incertidumbre, pero también la oportunidad de acelerar la innovación y garantizar el éxito de un programa que marcará el rumbo de la exploración espacial en las próximas décadas.

(Fuente: SpaceNews)