China refuerza su vigilancia terrestre con el lanzamiento del satélite de mapeo Gaofen-14

El programa espacial chino continúa ganando impulso con la exitosa incorporación de un nuevo satélite a su ya extensa flota de observación de la Tierra. En la noche del sábado, la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) puso en órbita el segundo satélite de la serie Gaofen-14, una pieza clave para el avance del país en el campo del mapeo estereoscópico de alta resolución. El lanzamiento se realizó desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Taiyuan, utilizando un cohete Long March 3B, y posicionó al Gaofen-14 en una órbita heliosincrónica, ideal para la observación sistemática y detallada de la superficie terrestre.
La serie Gaofen, cuyo nombre significa literalmente “alta resolución” en chino, forma parte del ambicioso programa CHEOS (China High-resolution Earth Observation System), que busca dotar al país de una red integral de satélites con capacidades ópticas, infrarrojas y de radar. Desde el lanzamiento del primer Gaofen en 2013, la constelación ha ido creciendo hasta convertirse en uno de los sistemas de vigilancia terrestre más avanzados del mundo, proporcionando datos fundamentales para la gestión de recursos naturales, el desarrollo urbano, la agricultura, la respuesta ante desastres naturales y la seguridad nacional.
El Gaofen-14 destaca dentro de esta flota por estar diseñado específicamente para la cartografía estereoscópica, es decir, la obtención de imágenes tridimensionales de la superficie terrestre. Equipado con cámaras ópticas de última generación capaces de captar detalles con una resolución de menos de un metro, el satélite puede generar modelos digitales de elevación de alta precisión. Esta capacidad resulta esencial para la planificación de infraestructuras, la monitorización de cambios geográficos y la actualización constante de mapas topográficos.
La órbita heliosincrónica en la que opera el Gaofen-14 le permite pasar sobre la misma región de la Tierra a la misma hora local cada día, garantizando una iluminación solar constante y facilitando la comparación de imágenes tomadas en diferentes fechas. Este tipo de órbita es ampliamente utilizada por satélites de observación terrestre de todo el mundo, como los famosos Landsat de la NASA o los Sentinel de la Agencia Espacial Europea.
El desarrollo de la constelación Gaofen ha sido una prioridad estratégica para China, permitiéndole reducir su dependencia de datos satelitales extranjeros y ampliar su capacidad de gestión territorial. Además, parte de la información recopilada por estos satélites es compartida con entidades científicas y países en vías de desarrollo, en línea con el impulso chino a la cooperación internacional en el ámbito espacial.
2024 está siendo un año especialmente activo para el sector espacial internacional, con avances relevantes tanto en la esfera pública como privada. SpaceX, la compañía estadounidense de Elon Musk, continúa batiendo récords con el lanzamiento frecuente de satélites Starlink y el desarrollo del cohete Starship, mientras que Blue Origin ha reanudado sus vuelos suborbitales tripulados con el New Shepard. Por su parte, la NASA sigue adelante con su programa Artemis para el regreso de astronautas a la Luna y la exploración de exoplanetas con misiones como TESS y el telescopio James Webb.
En Europa, la española PLD Space ha logrado recientemente el primer vuelo exitoso de su cohete Miura 1, marcando un hito en el acceso independiente al espacio para España. Virgin Galactic también ha llevado a cabo nuevos vuelos turísticos suborbitales, en un mercado emergente que promete abrir el espacio a un público cada vez más amplio.
En el terreno de la observación terrestre, la competencia es feroz. Estados Unidos, Europa, India y ahora China compiten por liderar el suministro global de imágenes y datos geoespaciales, un sector fundamental para la economía digital y la seguridad. Los nuevos satélites de alta resolución no sólo mejoran la precisión de los mapas, sino que también permiten monitorizar la salud de los bosques, los cultivos o las infraestructuras críticas, anticipando amenazas y facilitando la toma de decisiones informadas.
El lanzamiento del Gaofen-14 refuerza el papel de China como potencia espacial global y subraya la importancia estratégica de la observación de la Tierra en el siglo XXI. Con tecnologías cada vez más sofisticadas y una frecuencia de lanzamientos en aumento, la carrera espacial vive una nueva edad dorada donde la colaboración y la competencia coexisten a partes iguales. El satélite Gaofen-14 no sólo contribuirá al desarrollo interno de China, sino que también incrementará la capacidad del país para ofrecer servicios de teledetección a nivel internacional.
De esta forma, la puesta en órbita del segundo Gaofen-14 es un paso más en la consolidación de China como líder en la vigilancia y gestión de nuestro planeta, en un contexto global donde el acceso a datos precisos es más relevante que nunca.
(Fuente: SpaceNews)

 
							 
							