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China acelera su programa lunar: primer vuelo del cohete Larga Marcha 10 y nave tripulada en 2026

China acelera su programa lunar: primer vuelo del cohete Larga Marcha 10 y nave tripulada en 2026

China continúa consolidándose como una de las potencias espaciales más ambiciosas del siglo XXI. El gigante asiático ha anunciado que planea llevar a cabo el primer lanzamiento de su nuevo cohete Larga Marcha 10 y, al mismo tiempo, la prueba inaugural de una nave espacial capaz de transportar astronautas a la Luna en 2026. Este doble hito, confirmado por altos funcionarios del programa espacial chino, representa un salto cualitativo en los objetivos de exploración lunar tripulada del país.

El Larga Marcha 10: un nuevo titán para la exploración lunar

El Larga Marcha 10 es la última incorporación a la familia de lanzadores desarrollados por la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC). Este cohete pesado está diseñado específicamente para misiones tripuladas más allá de la órbita terrestre baja, con la vista puesta en la Luna y, a largo plazo, en Marte. Se trata de un vehículo de tres etapas, con una altura cercana a los 90 metros y una capacidad de carga superior a 27 toneladas métricas a la órbita terrestre baja (LEO) y más de 20 toneladas a la órbita translunar.

A diferencia de los modelos anteriores de la serie Larga Marcha, el Larga Marcha 10 incorpora tecnologías de propulsión más eficientes y seguras, como motores alimentados por queroseno y oxígeno líquido, lo que reduce el impacto ambiental y aumenta la fiabilidad del sistema. Su diseño modular permitirá la adaptación a distintos perfiles de misión, incluyendo el envío de módulos lunares, sondas científicas y, eventualmente, astronautas.

Un nuevo vehículo tripulado para la Luna

Junto al debut del Larga Marcha 10, China probará por primera vez su nueva nave espacial diseñada para transportar tripulantes a la órbita lunar. Esta cápsula, presentada inicialmente en 2020 durante un vuelo no tripulado, está concebida para superar las limitaciones de la actual nave Shenzhou, utilizada en la estación espacial Tiangong. El nuevo vehículo, aún sin nombre oficial internacional, podrá albergar hasta seis astronautas y soportar misiones de larga duración fuera del entorno protegido de la órbita baja terrestre.

Entre sus novedades técnicas destacan un escudo térmico de nueva generación, capaz de soportar las altas temperaturas del reingreso desde la Luna, y sistemas de soporte vital evolucionados para misiones de hasta 21 días. Además, se prevé que la nave sea reutilizable en parte, siguiendo la tendencia marcada por empresas como SpaceX y su cápsula Crew Dragon.

El contexto internacional: carrera lunar y colaboración global

Este anuncio sitúa a China en una posición estratégica frente a los otros grandes actores de la carrera lunar del siglo XXI. La NASA, con el programa Artemis, planea regresar a la superficie lunar con astronautas estadounidenses a partir de 2026, empleando el megacohete SLS y la nave Orión. Mientras tanto, empresas privadas como SpaceX están desarrollando su propio sistema de transporte lunar, el Starship, que ha protagonizado ensayos de vuelo suborbital y orbital en los últimos meses.

Por su parte, la compañía Blue Origin, fundada por Jeff Bezos, avanza en el desarrollo del módulo de aterrizaje lunar Blue Moon, en colaboración con la NASA y otras empresas estadounidenses. Europa, a través de la ESA, y Japón, con su agencia JAXA, también participan activamente en misiones lunares mediante alianzas internacionales.

China ha mostrado su voluntad de cooperar en algunos aspectos de la exploración lunar, pero mantiene un programa independiente, con planes para establecer una base científica en el polo sur lunar durante la próxima década. La posible participación de otros países emergentes en el proyecto, como Rusia o naciones del sudeste asiático, está aún por definirse.

Repercusiones para el futuro de la exploración espacial

El inminente lanzamiento del Larga Marcha 10 y la nueva nave tripulada china supondrán un antes y un después en la logística de las misiones lunares. Con esta capacidad, China no solo podrá enviar astronautas a la Luna, sino también transportar grandes cargas y construir infraestructuras permanentes en nuestro satélite. Este desarrollo podría acelerar la exploración de exoplanetas y el establecimiento de rutas comerciales interplanetarias, siguiendo la senda pionera de empresas privadas como SpaceX o Virgin Galactic en el ámbito de los vuelos espaciales reutilizables y el turismo suborbital.

En el contexto español, la empresa PLD Space ha dado pasos firmes con el lanzamiento de su cohete suborbital Miura 1 y el desarrollo del orbital Miura 5, lo que demuestra que la industria espacial europea también avanza, aunque con objetivos menos ambiciosos a corto plazo que los de las grandes potencias.

La próxima década se perfila como un periodo de intensa competencia y colaboración internacional en el espacio, con el regreso de la humanidad a la Luna como meta común y el horizonte de la exploración de Marte y los exoplanetas cada vez más cercano. El avance de China, sumado al empuje de agencias como la NASA y la ESA, así como el liderazgo innovador de empresas privadas, marcará el ritmo de esta nueva era espacial.

(Fuente: SpaceNews)