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Insectos espaciales: la clave alimentaria para misiones prolongadas en el cosmos

Insectos espaciales: la clave alimentaria para misiones prolongadas en el cosmos

Mucho antes de que los primeros astronautas pusieran un pie en órbita, ya existía un grupo de pioneros diminutos que habían demostrado su capacidad para sobrevivir a los desafíos extremos del espacio. Los insectos, resistentes, ligeros y con un perfil nutricional excepcional, han captado el interés de científicos europeos que buscan soluciones innovadoras para alimentar a las tripulaciones durante misiones espaciales de larga duración.

Desde los primeros experimentos biológicos realizados por la NASA y la agencia espacial soviética, los insectos han sido enviados al espacio para estudiar su comportamiento en microgravedad. En 1947, las moscas de la fruta fueron los primeros seres vivos lanzados al espacio a bordo de un cohete V-2, allanando el camino para futuras investigaciones biológicas en condiciones extremas. Estos experimentos históricos demostraron que los insectos podían resistir la aceleración, la radiación y la ingravidez, proporcionando información valiosa sobre los efectos del entorno espacial en los organismos vivos.

Hoy en día, la alimentación sostenible se ha convertido en un reto prioritario para las agencias espaciales, especialmente en el contexto de misiones a Marte o la Luna, donde la logística tradicional de suministros desde la Tierra resulta inviable. La Agencia Espacial Europea (ESA) y diversas startups del sector están explorando el potencial de los insectos como fuente de proteínas y nutrientes. Estos animales no solo requieren menos recursos para su cría, sino que pueden alimentarse de residuos orgánicos generados a bordo, cerrando así el ciclo de vida de los sistemas ecológicos espaciales.

El interés no es exclusivo de Europa. SpaceX y la NASA han colaborado en experimentos con insectos a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI), analizando la fisiología y la reproducción de especies como grillos y gusanos de la harina en condiciones de microgravedad. Estos estudios han demostrado que los insectos no solo sobreviven en el espacio, sino que mantienen su capacidad de reproducción y pueden integrarse en ecosistemas cerrados, facilitando la producción continua de alimentos frescos para las tripulaciones.

Empresas privadas como Blue Origin y Virgin Galactic, aunque centradas principalmente en el turismo suborbital y la exploración, también han mostrado interés en proyectos de biotecnología espacial. El uso de insectos como recurso alimentario no solo optimiza la eficiencia de las futuras bases lunares o marcianas, sino que también abre la puerta a nuevas formas de producción de biomateriales y reciclaje de desechos en entornos hostiles.

Por su parte, la compañía española PLD Space, conocida por el desarrollo de microcohetes reutilizables como el Miura 1 y el Miura 5, está en conversaciones con la ESA para participar en experimentos biológicos que incluyan insectos en vuelos suborbitales. Este tipo de investigaciones permitirá perfeccionar los sistemas de soporte vital y las tecnologías asociadas a la agricultura espacial, áreas en las que Europa aspira a liderar en la próxima década.

La integración de los insectos en los sistemas de soporte vital no solo es una cuestión de eficiencia técnica, sino también de aceptación cultural. La ESA ha financiado estudios de psicología y gastronomía para adaptar las recetas a los gustos de los astronautas europeos, experimentando con barritas energéticas, galletas y otros alimentos enriquecidos con harina de insecto. Los resultados preliminares son prometedores, con altos índices de aceptación y beneficios nutricionales claros.

En el ámbito de la investigación de exoplanetas, los avances recientes han reavivado el debate sobre cómo podrían adaptarse los ecosistemas terrestres, incluidos los insectos, a entornos completamente ajenos. La NASA y la ESA colaboran en simulaciones de hábitats extraplanetarios donde los insectos desempeñan un papel crucial en la polinización y el reciclaje de nutrientes, elementos esenciales para la autosuficiencia de colonias humanas en planetas como Marte.

En definitiva, la apuesta por los insectos como solución alimentaria para la exploración espacial representa un punto de convergencia entre biotecnología, ingeniería y sostenibilidad. Con la vista puesta en las futuras misiones tripuladas más allá de la órbita terrestre, la investigación en este campo avanza a pasos agigantados, consolidando a los insectos como aliados indispensables en la conquista del espacio profundo.

(Fuente: ESA)