Blue Origin llevará a Marte una sonda de la NASA en el segundo lanzamiento del New Glenn

La NASA ha anunciado oficialmente la fecha prevista para su próxima misión a Marte, que será lanzada utilizando el potente cohete New Glenn de Blue Origin. Este acontecimiento marca un doble hito: no solo será la segunda vez que el New Glenn despegue desde la Tierra, sino que también supondrá el regreso de la agencia espacial estadounidense al planeta rojo tras cuatro años de pausa en sus misiones marcianas. El lanzamiento está programado, como muy pronto, para el 9 de noviembre a las 20:45 (hora peninsular española) desde la histórica plataforma 36 de la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida.
El cohete New Glenn, una de las mayores apuestas tecnológicas de la empresa fundada por Jeff Bezos, ha sido desarrollado para competir en el segmento de lanzadores pesados dominado hasta ahora por el Falcon Heavy de SpaceX y el SLS de la NASA. Con una altura de más de 95 metros y una capacidad de carga útil a la órbita terrestre baja superior a las 45 toneladas, el New Glenn busca posicionarse como una opción fiable, reutilizable y con visión de futuro para misiones tanto comerciales como científicas.
La misión de la NASA se enmarca en la nueva oleada de exploración marciana, que desde 2020 había estado en pausa tras el exitoso aterrizaje del rover Perseverance. Aunque los detalles específicos de la carga útil aún no se han hecho públicos de forma detallada, se espera que la sonda estadounidense incluya avanzados instrumentos de observación y análisis, reforzando así el liderazgo científico de la agencia en el estudio del planeta rojo. Según fuentes cercanas a la misión, el objetivo principal será profundizar en la búsqueda de signos de vida pasada y comprender mejor el clima y la geología marcianos, aspectos fundamentales en la hoja de ruta hacia una futura misión tripulada.
El lanzamiento del New Glenn representa un momento crucial en la carrera espacial comercial. Después de años de desarrollo y sucesivos retrasos, Blue Origin realizó el primer vuelo de su cohete insignia a principios de este año, validando su arquitectura de dos etapas y la reutilización del primer módulo, que aterriza de forma autónoma en una barcaza en el Atlántico. Este éxito inicial allanó el camino para que la NASA confiara en la empresa de Bezos, que, junto con SpaceX y United Launch Alliance, compite por contratos gubernamentales y comerciales de alto perfil.
El regreso de la NASA a Marte no solo es relevante por su valor científico. Simboliza la intensificación de la competencia en la industria espacial, un sector que ha experimentado una verdadera revolución en la última década. SpaceX, dirigida por Elon Musk, continúa liderando en número de lanzamientos y logros técnicos, con el Falcon 9 y el Falcon Heavy consolidando su reputación como caballos de batalla de la exploración y la logística orbital. Mientras tanto, Blue Origin aspira a recortar distancias y demostrar la fiabilidad de su tecnología en misiones críticas, tras años centrada en vuelos suborbitales con el New Shepard y el desarrollo del módulo lunar Blue Moon, seleccionado también por la NASA para la futura exploración lunar.
En paralelo, otras empresas privadas como Virgin Galactic han apostado por el turismo espacial suborbital, mientras que la española PLD Space avanza en el desarrollo de sus cohetes Miura, con el objetivo de situar a España en el mapa de lanzadores orbitales europeos. La Agencia Espacial Europea (ESA) también mantiene una agenda activa, con lanzamientos recientes del Ariane 5 y el desarrollo del Ariane 6, destinado a garantizar el acceso independiente de Europa al espacio.
En el ámbito de la astrofísica, la búsqueda y caracterización de exoplanetas continúa en auge, con telescopios como el James Webb y misiones como TESS identificando mundos potencialmente habitables en otras estrellas, un campo que podría verse revolucionado en el futuro próximo gracias a nuevas colaboraciones entre agencias públicas y privadas.
El próximo lanzamiento del New Glenn con carga útil marciana de la NASA será observado con atención tanto por la comunidad científica como por la industria espacial, ya que su éxito consolidaría a Blue Origin como un actor de primer orden en el sector y abriría nuevas posibilidades para la exploración interplanetaria. Si todo sale según lo planeado, será un paso más en la consolidación de la nueva era del acceso al espacio, marcada por la colaboración público-privada, la innovación tecnológica y la ambición de llevar la presencia humana más allá de la órbita terrestre.
El 9 de noviembre podría ser recordado como el día en que Blue Origin y la NASA unieron fuerzas para abrir un nuevo capítulo en la exploración de Marte, confirmando que la carrera espacial del siglo XXI se libra tanto en los laboratorios de las agencias públicas como en los hangares de las compañías privadas.
(Fuente: Spaceflight Now)
