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El satélite Biomass de la ESA: una nueva era en la protección del Amazonas desde el espacio

El satélite Biomass de la ESA: una nueva era en la protección del Amazonas desde el espacio

En el contexto de la COP30 que se celebra en Brasil, el Amazonas vuelve a ocupar el centro del debate mundial sobre el cambio climático. Como el mayor bosque tropical del planeta, su conservación resulta esencial tanto para la biodiversidad global como para la regulación del clima terrestre. En este escenario, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado un paso adelante con su innovador satélite Biomass, una misión pionera destinada a revolucionar la observación y protección de los bosques tropicales.

Biomass es el séptimo satélite del programa Earth Explorer de la ESA, centrado en la monitorización de procesos medioambientales críticos. Lanzado en mayo de 2024, este satélite lleva a bordo uno de los radares de apertura sintética en banda P más avanzados jamás construidos. Esta tecnología permite penetrar la densa cubierta arbórea y medir, con una precisión sin precedentes, la cantidad de biomasa y carbono almacenados en los bosques desde una órbita de 666 kilómetros de altitud.

La importancia de esta herramienta no puede subestimarse. Hasta ahora, la estimación de la biomasa forestal y las emisiones asociadas a la deforestación se basaban en datos de campo limitados y en modelos indirectos. Con Biomass, los científicos podrán obtener mediciones directas y globales cada seis meses, lo que supone una auténtica revolución para la vigilancia de los sumideros de carbono terrestres y la lucha contra la deforestación.

Brasil, como custodio de la mayor parte del Amazonas, desempeñará un papel fundamental en el aprovechamiento de los datos que proporcionará Biomass. La ESA ha iniciado una colaboración activa con las autoridades brasileñas, científicos y responsables de políticas ambientales para garantizar que esta información se traduzca en acciones concretas. Esto incluye desde la supervisión de la tala ilegal hasta la evaluación de proyectos de restauración ecológica y la cuantificación del impacto de las políticas climáticas nacionales.

El impacto de Biomass se extiende más allá del Amazonas. Las aplicaciones de sus datos abarcan desde la mejora de los modelos climáticos globales hasta la validación de los inventarios de carbono necesarios para los acuerdos internacionales, como el Acuerdo de París. Además, su integración con otras misiones de observación terrestre, como los satélites Sentinel del programa europeo Copernicus, permitirá desarrollar sistemas de alerta temprana ante episodios de degradación forestal.

La apuesta de la ESA por la innovación tecnológica contrasta con los recientes avances de otras empresas y agencias espaciales en el ámbito de la observación de la Tierra. Mientras SpaceX continúa dominando el sector de lanzamientos con sus cohetes reutilizables Falcon y Starship, facilitando el acceso frecuente y económico al espacio, y Blue Origin avanza en el desarrollo de su lanzador New Glenn, la ESA refuerza su posición mediante satélites de alta especialización científica.

Por su parte, la NASA, tradicional referente en la exploración espacial, colabora estrechamente con la ESA en misiones conjuntas, como el próximo telescopio espacial Roman, que estudiará exoplanetas y la energía oscura. Sin embargo, en la vigilancia climática, la ESA está marcando el compás con programas como Earth Explorer y el futuro satélite FLEX, que estudiará la fotosíntesis global.

En España, la empresa PLD Space ha comenzado a posicionarse como actor relevante en el sector de lanzadores ligeros, tras el exitoso vuelo de su microlanzador Miura 1 y el desarrollo en curso del Miura 5, que podría servir en el futuro para desplegar constelaciones de satélites de observación y comunicaciones. Estas iniciativas privadas, junto con los desarrollos de Virgin Galactic en vuelos suborbitales y la creciente industria de nuevos satélites de observación, configuran un panorama espacial cada vez más diversificado y competitivo.

La cooperación internacional será clave para aprovechar la avalancha de datos que se avecina. El uso combinado de satélites de diferentes agencias y empresas permitirá vigilar los puntos calientes de deforestación, detectar cambios en el uso del suelo y generar mapas detallados de la distribución de la biomasa a escala mundial. El reto ahora es transformar esta información en políticas eficaces y en herramientas accesibles para gobiernos, ONG y comunidades locales.

La puesta en funcionamiento de Biomass supone un antes y un después para el conocimiento y la protección del Amazonas. Gracias a esta tecnología espacial de vanguardia, la humanidad dispone por primera vez de una visión completa y precisa de la salud de los grandes bosques tropicales, elemento clave para frenar el cambio climático y preservar la biodiversidad. El reto inmediato será convertir estos datos en acciones concretas que aseguren la supervivencia del Amazonas y, con ella, la del propio planeta.

(Fuente: ESA)