Curiosity, tras 13 años explorando Marte, afronta nuevos retos en el monte Sharp

Han pasado ya trece años desde que el rover Curiosity de la NASA aterrizó en la superficie marciana. En todo este tiempo, el vehículo ha superado las expectativas iniciales, proporcionando a la comunidad científica datos imprescindibles sobre la composición geológica y la historia climática del planeta rojo. Con la mirada puesta en el monte Sharp, el equipo científico se prepara ahora para abordar algunos de los retos más ambiciosos desde el inicio de la misión.
El 6 de agosto de 2012, Curiosity aterrizó en el cráter Gale, un antiguo lago marciano de unos 154 kilómetros de diámetro. La misión, originalmente planificada para dos años, ha sobrevivido más de una década, recorriendo más de 30 kilómetros y ascendiendo las laderas de la imponente montaña central del cráter: el monte Sharp, conocido oficialmente como Aeolis Mons. Desde su llegada, Curiosity se ha convertido en un laboratorio móvil de referencia, equipado con instrumentos como la cámara MAHLI (Mars Hand Lens Imager), el espectrómetro CheMin y el analizador de muestras SAM, permitiendo el análisis in situ de rocas, minerales y atmósfera.
Uno de los principales objetivos científicos de Curiosity es comprender la habitabilidad pasada de Marte: ¿albergó el planeta condiciones favorables para la vida microbiana? A través del estudio de las capas sedimentarias de monte Sharp, la misión ha recopilado pruebas de la presencia de antiguos ríos, lagos y un ciclo hidrológico activo hace miles de millones de años. Los cambios en la mineralogía y la composición química de las rocas han permitido reconstruir la evolución ambiental de Marte, desde periodos húmedos hasta fases más áridas.
En la actualidad, el equipo científico, liderado por Michelle Minitti (MAHLI Deputy Principal Investigator), se concentra en explorar nuevas formaciones geológicas en las laderas del monte Sharp. Esta zona es especialmente interesante porque actúa como un registro estratigráfico de la transición climática de Marte. Cada capa alberga pistas sobre diferentes eras, con variaciones en elementos como el azufre, el hierro y los filosilicatos, esenciales para entender la pérdida de agua y atmósfera en el planeta rojo.
A nivel técnico, el rover ha enfrentado desafíos notables. El desgaste de las ruedas debido a la abrasión del terreno, la reducción de la potencia de sus generadores de radioisótopos y la acumulación de polvo en sus sensores han obligado al equipo a optimizar cada movimiento y cada experimento. Aun así, la ingeniería detrás de Curiosity ha demostrado su robustez, permitiendo que el rover siga operando de manera eficiente trece años después de su aterrizaje.
Mientras Curiosity continúa su ascenso por el monte Sharp, la comunidad aeroespacial observa con atención los avances de otras misiones. SpaceX, por ejemplo, se encuentra inmersa en el desarrollo de su nave Starship, destinada a vuelos interplanetarios y a la futura colonización de Marte. Por su parte, Blue Origin trabaja en el diseño de módulos lunares y sistemas de transporte espacial, mientras que la NASA avanza en el desarrollo del programa Artemis, con el objetivo de devolver astronautas a la superficie lunar antes de final de década.
En Europa, la empresa española PLD Space ha marcado un hito reciente con el exitoso vuelo de su cohete Miura 1, consolidándose como un actor emergente en el sector de lanzadores reutilizables. Virgin Galactic, por su lado, ha intensificado sus vuelos suborbitales turísticos, abriendo paso a una nueva era de acceso comercial al espacio.
El estudio de exoplanetas también sigue en auge. Gracias a telescopios como el James Webb y el TESS, se han identificado cientos de nuevos mundos fuera del sistema solar, algunos potencialmente habitables. El análisis de atmósferas exoplanetarias, la detección de biofirmas y la búsqueda de planetas similares a la Tierra son ya prioridades para agencias como la NASA, la ESA y distintos equipos privados.
En este contexto de aceleración tecnológica y científica, la longevidad y el éxito del rover Curiosity son un recordatorio del valor de la exploración robótica. Cada nuevo hallazgo en Marte alimenta la esperanza de responder preguntas fundamentales sobre el origen y la evolución de nuestro sistema solar, y prepara el terreno para futuras misiones tripuladas.
A medida que Curiosity avanza por las alturas de monte Sharp, la ciencia mira hacia adelante, esperando que las próximas generaciones de exploradores, tanto robóticos como humanos, continúen desentrañando los misterios del planeta rojo y, quizás, descubran indicios de vida pasada o presente en Marte.
(Fuente: NASA)
