Descubren una galaxia ancestral con vestigios de las primeras estrellas del universo

Un equipo internacional de astrónomos, encabezado por la Universidad de Tsinghua, ha realizado un hallazgo trascendental al identificar una galaxia denominada CR3, que presenta indicios de albergar estrellas formadas en las primeras etapas del universo. Este descubrimiento se ha logrado gracias a la combinación de datos obtenidos por el telescopio espacial James Webb (JWST), el Very Large Telescope (VLT) y el telescopio Subaru, permitiendo así una visión sin precedentes de los orígenes cósmicos.
CR3 se encuentra a una distancia tal que la luz que llega a la Tierra partió de la galaxia hace aproximadamente 11.500 millones de años, situándonos en una época conocida como el “amanecer cósmico”. Este periodo se caracteriza por la formación de las primeras estrellas y galaxias tras la denominada “Edad Oscura” del universo, cuando el cosmos aún carecía de fuentes luminosas significativas.
La galaxia CR3 destaca por contener restos químicos y físicos que sugieren la presencia de estrellas “población III”, es decir, los primeros astros que se formaron tras el Big Bang. Estas estrellas primordiales, compuestas casi exclusivamente de hidrógeno y helio, desempeñaron un papel fundamental en la evolución del universo, al ser responsables de la síntesis de elementos más pesados y la dispersión de estos a través de explosiones de supernova.
La investigación se apoyó en la potencia infrarroja del telescopio espacial James Webb, lanzado por la NASA en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA), que ha revolucionado la observación de las galaxias más antiguas y distantes. El JWST permite analizar la luz emitida hace miles de millones de años, desvelando detalles que eran inalcanzables con instrumentos anteriores, como el célebre Hubble. Los datos espectroscópicos recopilados por Webb han sido cruciales para identificar las huellas químicas características de las primeras generaciones estelares.
El Very Large Telescope, operado por el Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile, y el telescopio Subaru, situado en Hawái y gestionado por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón, complementaron estas observaciones con imágenes en el espectro visible y ultravioleta. Esta colaboración internacional y multidisciplinar ha sido fundamental para confirmar la existencia y naturaleza de CR3.
El hallazgo de esta galaxia y de sus estrellas tan primitivas supone un avance relevante para la cosmología moderna y la comprensión de los mecanismos de formación galáctica. Hasta ahora, la existencia de las estrellas de población III se había postulado teóricamente, pero apenas se habían encontrado pruebas observacionales directas. CR3 representa una de las evidencias más sólidas hasta la fecha de que estas primeras estrellas existieron realmente y de que sus restos pueden detectarse en la actualidad, aunque a distancias colosales y tras un minucioso análisis espectroscópico.
Este descubrimiento llega en un momento en el que la astronomía vive una auténtica revolución tecnológica. El telescopio James Webb, desde su puesta en funcionamiento, ha permitido identificar exoplanetas con atmósferas potencialmente habitables y analizar en detalle la composición química de galaxias extremadamente lejanas. Del mismo modo, otras misiones y proyectos privados, como los lanzamientos de SpaceX y Blue Origin, están facilitando el acceso al espacio y abriendo nuevas vías para la observación astronómica, pruebas tecnológicas y el futuro asentamiento humano en otros cuerpos celestes.
En paralelo, la NASA continúa desarrollando sus misiones Artemis para regresar a la Luna, mientras que la agencia española PLD Space ha dado pasos importantes en el sector de los lanzadores reutilizables con el cohete Miura 1, que ya ha superado con éxito varias fases de prueba. Virgin Galactic, por su parte, sigue avanzando en los vuelos suborbitales para turistas espaciales, contribuyendo a la democratización del acceso al espacio y fomentando la colaboración internacional para la investigación científica en microgravedad.
En cuanto a la exploración más allá del sistema solar, los avances en la detección y caracterización de exoplanetas continúan a buen ritmo. Gracias a los nuevos telescopios espaciales y terrestres, los científicos están identificando cada vez más mundos con condiciones potencialmente aptas para la vida, ampliando así las fronteras del conocimiento sobre nuestro lugar en el cosmos.
El descubrimiento de la galaxia CR3 y sus antiguas estrellas no solo arroja luz sobre los misterios de los primeros instantes del universo, sino que también confirma el valor de la cooperación internacional y de la inversión en tecnologías espaciales de vanguardia. La astronomía moderna se encuentra en una etapa dorada, en la que cada nuevo avance contribuye a desvelar los secretos de nuestra existencia en el universo.
(Fuente: SpaceDaily)
