El satélite Sentinel-6B se prepara para su lanzamiento con SpaceX para vigilar el aumento del nivel del mar

El Sentinel-6B, un avanzado satélite de observación oceánica desarrollado conjuntamente por la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), está listo para su traslado a la plataforma de lanzamiento. Esta misión, clave para la monitorización global del nivel del mar, representa la culminación de décadas de cooperación transatlántica en el seguimiento de los océanos y sus impactos en el clima terrestre.
Un lanzamiento crucial para la ciencia del clima
El Sentinel-6B será lanzado a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX desde la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, en California. Este lanzamiento supone la continuación directa de la misión Sentinel-6, tras el exitoso despliegue de su gemelo Sentinel-6 Michael Freilich en noviembre de 2020. Ambos forman parte de la iniciativa Copernicus de la Unión Europea, que integra múltiples satélites para la vigilancia medioambiental y la seguridad global.
La importancia del Sentinel-6B radica en su capacidad para medir con precisión milimétrica el nivel de los océanos, cubriendo más del 90% de la superficie oceánica del planeta cada diez días. Estos datos son fundamentales para entender el impacto del cambio climático, ya que el aumento del nivel del mar es uno de los indicadores más claros del calentamiento global.
Tecnología punta para la vigilancia oceánica
El Sentinel-6B está equipado con un altímetro de radar de última generación, Poseidon-4, que envía pulsos de microondas hacia la superficie marina y mide el tiempo que tarda la señal en regresar. Esta información se combina con datos de posicionamiento GPS, un radiómetro de microondas para corregir la influencia de la atmósfera y otros instrumentos auxiliares, permitiendo realizar mediciones de la altura del mar con una precisión sin precedentes.
Además, gracias a los avances técnicos implementados respecto a las generaciones anteriores de satélites como los TOPEX/Poseidon y Jason, el Sentinel-6B puede detectar incluso pequeñas variaciones en el nivel del mar, esenciales para la previsión de fenómenos extremos, la gestión de recursos costeros y la investigación oceánica y climática.
Un legado histórico de cooperación internacional
La colaboración entre NASA, ESA, EUMETSAT (la agencia europea para la explotación de satélites meteorológicos) y NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense) ha sido fundamental para el desarrollo de la tecnología de altimetría espacial desde los años noventa. La serie TOPEX/Poseidon y Jason sentó las bases para el seguimiento global del nivel del mar, proporcionando una base de datos continua que ahora supera los 30 años. El Sentinel-6B recoge ese testigo, asegurando la continuidad de la observación hasta bien entrada la década de 2030.
El valor de estos datos es incalculable: han permitido identificar aceleraciones recientes en el ritmo de subida del nivel del mar, estudiar la influencia de fenómenos como El Niño y La Niña, y mejorar los modelos de predicción climática global. Para las comunidades costeras, esta información es vital a la hora de planificar infraestructuras, gestionar recursos y reducir riesgos ante inundaciones.
SpaceX: aliado clave en los lanzamientos espaciales
SpaceX, la empresa privada de Elon Musk, se ha consolidado como socio imprescindible para los organismos públicos y privados que aspiran a colocar satélites en órbita terrestre. El Falcon 9, reutilizable en gran parte de sus componentes, ha demostrado una fiabilidad y eficiencia que ha revolucionado la industria aeroespacial. La cooperación entre SpaceX y agencias como la NASA o la ESA ha permitido reducir costes y aumentar la frecuencia de lanzamientos científicos, como el de Sentinel-6B, que se beneficiará de la experiencia acumulada en decenas de misiones previas.
El Falcon 9 transportará el Sentinel-6B en su cofia protectora hasta la órbita terrestre baja, desde donde el satélite comenzará su misión tras una serie de complejas maniobras de puesta en servicio y calibración de instrumentos.
Perspectivas de futuro en la observación terrestre
El lanzamiento de Sentinel-6B refuerza la tendencia actual de cooperación internacional en el ámbito espacial, donde la colaboración entre agencias públicas y empresas privadas facilita el acceso a tecnologías de vanguardia y datos científicos de gran valor. La continuidad y ampliación de estas misiones será esencial para afrontar los desafíos del cambio climático y la gestión sostenible de los recursos planetarios, en un contexto en el que nuevas empresas como Blue Origin o Virgin Galactic exploran también aplicaciones comerciales y científicas en la órbita baja y más allá.
Así, la puesta en órbita del Sentinel-6B marca un nuevo hito en la observación de la Tierra, asegurando la vigilancia precisa del nivel del mar y contribuyendo al conocimiento global necesario para proteger nuestro planeta en las próximas décadas.
(Fuente: NASA)
