SpaceX impulsa el despegue del satélite europeo Sentinel-6B para vigilar los océanos desde el espacio

La misión Sentinel-6B, pieza clave del programa europeo Copernicus, ha comenzado su andadura tras un exitoso lanzamiento este 17 de noviembre de 2025. El satélite, dedicado a la monitorización precisa del nivel del mar, despegó a las 06:21 CET desde la base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, en California, a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, consolidando la colaboración transatlántica en la observación de la Tierra.
Menos de una hora después del lanzamiento, Sentinel-6B alcanzó su órbita planificada alrededor de nuestro planeta. A las 07:54 CET, el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de la ESA, en Darmstadt (Alemania), recibió la primera señal de vida del satélite gracias a la estación de seguimiento de Inuvik, en Canadá. Este contacto inicial confirmó que todos los sistemas de Sentinel-6B funcionan correctamente y que el satélite se encuentra en buen estado de salud, abriendo una nueva etapa en la vigilancia climática global.
Un relevo fundamental en la vigilancia de los océanos
Sentinel-6B es el segundo de dos satélites gemelos concebidos para asegurar la continuidad de una serie de mediciones satelitales que se remontan a más de tres décadas. Su predecesor, Sentinel-6A, fue lanzado también desde Vandenberg en noviembre de 2020, marcando el inicio de una nueva generación de altimetría oceánica de alta precisión. Juntos, ambos satélites garantizan datos continuos hasta, al menos, 2030, permitiendo a científicos y responsables políticos analizar el aumento del nivel del mar, un indicador directo del cambio climático.
La misión Sentinel-6/Jason-CS es resultado de una colaboración internacional en la que participan la Comisión Europea, la ESA, la NASA, la agencia meteorológica estadounidense NOAA, EUMETSAT y CNES (la agencia espacial francesa). Esta cooperación ha sido clave para el éxito de programas anteriores, como la serie Jason y la misión TOPEX/Poseidon, que revolucionaron la altimetría por satélite en la década de los noventa.
Tecnología de vanguardia para medir el pulso de los océanos
Sentinel-6B está equipado con instrumentos de última generación que le permiten medir el nivel del mar con una precisión milimétrica. Su principal herramienta es el altímetro radar Poseidon-4, capaz de mapear las variaciones en la altura de la superficie oceánica y detectar fenómenos como el Niño y la Niña, olas de calor marinas o la intensificación de huracanes. Además, incorpora un radiómetro de microondas avanzado, esencial para corregir el efecto de la atmósfera en las mediciones y asegurar la máxima exactitud.
La información recopilada por Sentinel-6B no solo se emplea para estudios científicos, sino que también tiene aplicaciones prácticas en la predicción meteorológica, la navegación marítima, la gestión de recursos costeros y la planificación de infraestructuras portuarias. Los datos generados por el satélite se pondrán a disposición de usuarios de todo el mundo a través de la infraestructura de Copernicus, reforzando el papel de Europa como líder global en la observación de la Tierra.
SpaceX y el auge de los lanzamientos comerciales
El éxito del lanzamiento de Sentinel-6B subraya el papel cada vez más relevante de SpaceX en el sector espacial internacional. La empresa de Elon Musk se ha convertido en el socio preferente para misiones científicas y comerciales gracias a su familia de lanzadores Falcon, que combina fiabilidad, capacidad de reutilización y precios competitivos. El cohete Falcon 9 utilizado en esta misión realizó una maniobra de recuperación tras liberar la segunda etapa, lo que contribuye a la sostenibilidad y reducción de costes en futuras misiones.
Las sinergias entre agencias espaciales públicas y empresas privadas se están convirtiendo en la norma. Blue Origin, Virgin Galactic y otras compañías también están acelerando la transición hacia una economía espacial más abierta y competitiva, en la que Europa aspira a mantener su liderazgo con iniciativas propias como el lanzador Miura de la española PLD Space o los desarrollos de la ESA en cohetes Ariane y Vega.
El futuro de la monitorización terrestre y el papel de las nuevas tecnologías
Con Sentinel-6B en órbita, el programa Copernicus amplía su capacidad para proporcionar datos críticos sobre el estado de los océanos, la atmósfera y la superficie terrestre. La integración de inteligencia artificial, big data y sensores cada vez más precisos está permitiendo extraer información más valiosa para anticipar los impactos del cambio climático a nivel global y local.
En paralelo, el descubrimiento de exoplanetas y la exploración del espacio profundo continúan avanzando, impulsados por misiones de la NASA, la ESA y empresas privadas. Estos desarrollos, junto con la observación terrestre de alta resolución, conforman una nueva era en la que el conocimiento del espacio y del propio planeta se retroalimentan para beneficio de toda la humanidad.
El lanzamiento de Sentinel-6B es un hito más en la cooperación internacional y el avance tecnológico al servicio del conocimiento y la protección de la Tierra. (Fuente: SpaceDaily)
