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Falcon 9 impulsa el satélite Sentinel-6B para vigilar el aumento global del nivel del mar

Falcon 9 impulsa el satélite Sentinel-6B para vigilar el aumento global del nivel del mar

El viernes 17 de noviembre, SpaceX volvió a marcar un hito en la historia de la observación terrestre al lanzar con éxito el satélite Sentinel-6B a bordo de su veterano Falcon 9. Este satélite, fruto de la colaboración entre la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA), EUMETSAT y NOAA, tiene como objetivo principal monitorizar el nivel del mar a escala global, continuando así una serie de mediciones ininterrumpidas que se remonta a más de treinta años.

El lanzamiento se produjo desde la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, en California, a las 21:20 horas (hora peninsular española). El cohete Falcon 9, que ha demostrado una fiabilidad y reutilización sobresalientes en la última década, desplegó el satélite Sentinel-6B en una órbita polar a aproximadamente 1.336 kilómetros de altitud, una posición ideal para la observación precisa de los océanos.

Sentinel-6B es el segundo de dos satélites gemelos, precedido por Sentinel-6A (rebautizado como Sentinel-6 Michael Freilich), que fue puesto en órbita en noviembre de 2020, también mediante un Falcon 9. Ambos configuran la misión Sentinel-6/Jason-CS, cuyo propósito es preservar y mejorar la valiosa serie de datos sobre la altura del mar, iniciada por el satélite franco-estadounidense TOPEX/Poseidon en 1992 y seguida por la serie Jason.

El Sentinel-6B incorpora un altímetro radar POSEIDON-4, capaz de medir la altura de la superficie oceánica con una precisión inferior a dos centímetros. Este instrumento permite registrar cambios en el nivel global del mar, un parámetro clave para analizar el impacto del cambio climático y la subida de las temperaturas. Además, el satélite está equipado con sistemas de navegación GNSS y un radiómetro de microondas, esenciales para corregir las señales y obtener datos limpios y fiables.

La importancia de esta misión radica en la continuidad y calidad de la medición. Desde principios de los años 90, los satélites han detectado un aumento sostenido del nivel del mar, acelerado en la última década, con una tasa media de unos 3,4 milímetros anuales. Este fenómeno tiene consecuencias directas sobre las zonas costeras, los recursos hídricos y la vida de millones de personas en todo el mundo.

La colaboración internacional ha sido fundamental en el desarrollo y operación de Sentinel-6B. La NASA y la ESA han coordinado esfuerzos tecnológicos y científicos, mientras que EUMETSAT gestionará las operaciones diarias y la distribución de datos en Europa. La NOAA, por su parte, será responsable de la diseminación de los datos en Estados Unidos. Este modelo de cooperación público-privada y transatlántica es ya habitual en misiones de observación terrestre y meteorología espacial.

El Falcon 9, el lanzador elegido para esta misión, consolida su posición como el vehículo de referencia para misiones científicas y comerciales. La propulsora, reutilizada varias veces, aterrizó sin dificultades en la plataforma situada en la costa californiana, demostrando una vez más la viabilidad de la reutilización, una innovación crucial que SpaceX ha convertido en estándar industrial.

En el contexto actual, donde la competencia en el sector aeroespacial se intensifica, especialmente con la irrupción de empresas como Blue Origin o Virgin Galactic en vuelos suborbitales y el avance de proyectos europeos como el Miura 1 de PLD Space, SpaceX mantiene su liderazgo en lanzamientos orbitales de carga útil crítica. Mientras tanto, la exploración de exoplanetas avanza con misiones como TESS (NASA) y CHEOPS (ESA), enriqueciendo el conocimiento sobre planetas fuera del Sistema Solar y abriendo nuevas perspectivas para la astrobiología.

Por su parte, el sector espacial europeo sigue apostando por la colaboración internacional, la observación de la Tierra y el desarrollo de lanzadores propios, como el Ariane 6. En España, la reciente prueba exitosa del Miura 1 de PLD Space ha situado al país en el mapa de los lanzadores ligeros, con la mirada puesta en futuras misiones comerciales y científicas.

Sentinel-6B, con una vida útil estimada de cinco años y medio, garantizará la continuidad de datos vitales para la ciencia climática y la gestión de recursos, aportando información esencial tanto para la investigación como para la elaboración de políticas públicas.

Este lanzamiento no solo refuerza la capacidad tecnológica y operativa de SpaceX, sino que también demuestra el valor de la cooperación internacional en la lucha contra el cambio climático y la protección de nuestro planeta azul, en un momento donde la vigilancia precisa del nivel del mar es más crucial que nunca. (Fuente: SpaceNews)