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La carrera lunar del siglo XXI: Estados Unidos y China pugnan por el regreso a la Luna

La carrera lunar del siglo XXI: Estados Unidos y China pugnan por el regreso a la Luna

El siglo XXI vive una nueva carrera espacial, con la Luna como destino codiciado y Estados Unidos y China como principales contendientes en la pugna por el regreso tripulado a nuestro satélite. La NASA, a través del ambicioso programa Artemis, se ha marcado el objetivo de regresar astronautas a la superficie lunar en la misión Artemis 3, prevista no antes de mediados de 2027. Sin embargo, la ventana de oportunidad para que Estados Unidos recupere su liderazgo lunar se estrecha, pues China avanza con paso firme hacia su propio alunizaje, proyectado para alrededor de 2030.

El contexto actual recuerda, en ciertos aspectos, a la histórica competencia entre estadounidenses y soviéticos durante la Guerra Fría, aunque ahora el entorno es mucho más complejo, tanto por la multiplicidad de actores —con empresas privadas como SpaceX y Blue Origin desempeñando papeles cruciales— como por los desafíos tecnológicos que implica el regreso sostenible a la Luna.

**El reto técnico del Artemis 3**

La misión Artemis 3 representa el mayor desafío de la NASA en décadas. No solo busca llevar a la primera mujer y a la primera persona de color a la superficie lunar, sino que además debe hacerlo empleando una arquitectura completamente nueva. El cohete SLS (Space Launch System) servirá como lanzador, mientras que la nave Orion transportará a la tripulación hasta la órbita lunar. Allí, los astronautas se transferirán al Human Landing System (HLS), un módulo de alunizaje desarrollado por SpaceX a partir de su nave Starship.

Este enfoque modular y la colaboración público-privada suponen una ruptura con la tradición de las misiones Apolo, que dependían exclusivamente de tecnología desarrollada por la NASA. La participación de SpaceX introduce una variable de riesgo y flexibilidad: el Starship HLS, aún en fase de pruebas, debe demostrar su capacidad para operar de manera autónoma en órbita lunar, acoplarse a la Orion y garantizar la seguridad de los astronautas durante el descenso y el ascenso desde la superficie.

No obstante, el calendario es crítico. La NASA ha experimentado retrasos recurrentes tanto en el desarrollo del SLS como en la nave Orion y el propio HLS de SpaceX, cuya versión plenamente operativa aún no ha volado en el entorno lunar. La coordinación entre estos sistemas, la validación de las tecnologías de soporte vital y los sistemas de navegación autónoma, así como la capacitación de las tripulaciones, constituyen auténticos quebraderos de cabeza para los ingenieros y gerentes de misión.

**China: una amenaza real al liderazgo lunar estadounidense**

Mientras tanto, China avanza con determinación en su programa lunar tripulado. Tras el éxito de las misiones robóticas Chang’e y la consolidación de su estación espacial Tiangong, la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) ha anunciado planes para un alunizaje tripulado antes de 2030. Su enfoque se basa en el desarrollo del potente cohete Larga Marcha 10 y de un módulo de alunizaje propio, junto a una nueva nave tripulada, la Mengzhou, diseñada para misiones de larga duración más allá de la órbita terrestre baja.

A diferencia de la NASA, China aplica una estrategia más centralizada, con menos dependencia de socios privados y mayor control estatal. Aunque su calendario es algo más holgado, la creciente experiencia acumulada en vuelos tripulados y operaciones robóticas planetarias coloca a China como un serio contendiente para convertirse en la segunda nación en lograr un alunizaje tripulado y, potencialmente, la primera en establecer una presencia lunar permanente.

**El papel de las empresas y agencias privadas**

El panorama internacional se enriquece con la irrupción de compañías privadas que aceleran la innovación y la competencia. SpaceX, con su Starship, no solo es clave para Artemis 3, sino que aspira a convertir la Luna en un trampolín hacia Marte. Blue Origin, por su parte, desarrolla su propio módulo de alunizaje, Blue Moon, y ha anunciado alianzas con empresas europeas para futuros proyectos lunares. Mientras tanto, Virgin Galactic continúa centrada en el turismo suborbital, pero no descarta futuras colaboraciones para vuelos espaciales más allá de la órbita terrestre.

En España, la empresa PLD Space ha marcado hitos con el lanzamiento de su cohete Miura 1, posicionándose como un actor relevante en el mercado de lanzadores ligeros y perfilándose como socio potencial en misiones científicas y tecnológicas que puedan contribuir a la futura exploración lunar europea.

**Hacia una nueva era de exploración lunar**

La competencia por el regreso a la Luna no solo es un símbolo de prestigio nacional, sino también una oportunidad para avanzar en los límites de la tecnología, la cooperación internacional y la sostenibilidad fuera de la Tierra. Tanto la NASA como la CNSA y las empresas privadas afrontan enormes retos técnicos, económicos y políticos, pero el impulso por conquistar la Luna promete abrir una nueva era en la exploración espacial.

Estados Unidos mantiene, por ahora, una ligera ventaja en el calendario, pero la carrera está más abierta que nunca, y el desenlace dependerá de la capacidad de superar los obstáculos técnicos y de coordinar a una multitud sin precedentes de actores públicos y privados. El mundo espera expectante el próximo gran salto de la humanidad, que podría redefinir nuestro lugar en el cosmos.

(Fuente: SpaceDaily)