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El avión supersónico X-59 de la NASA surca el cielo en su primer vuelo histórico

El avión supersónico X-59 de la NASA surca el cielo en su primer vuelo histórico

El futuro de la aviación supersónica silenciosa ha dado un paso de gigante. El X-59, el avión experimental de la NASA diseñado para revolucionar el transporte aéreo rompiendo la barrera del sonido con un mínimo de estruendo, ha completado con éxito su primer vuelo el pasado 28 de octubre. Este acontecimiento marca un hito en la investigación aeroespacial, al abrir la puerta a una nueva era de vuelos supersónicos comerciales sostenibles y respetuosos con el entorno urbano.

El vuelo inaugural se produjo a las 11:14 de la mañana, hora de la costa Este de Estados Unidos, desde las instalaciones de Lockheed Martin Skunk Works en Palmdale, California. Durante 67 minutos, el X-59 surcó los cielos del desierto californiano antes de aterrizar en el histórico Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la NASA en la base aérea de Edwards. Al mando de la nave estuvo el experimentado piloto de pruebas de la NASA, Nils Larson, quien supervisó el comportamiento de la aeronave y sus sistemas en condiciones reales de vuelo.

Una revolución en la aviación supersónica

El X-59 forma parte del ambicioso proyecto QueSST (Quiet Supersonic Technology), cuyo objetivo es eliminar el estruendo sónico –el famoso «boom sónico»– que ha sido el principal obstáculo para el desarrollo de vuelos supersónicos comerciales sobre tierra firme. Desde la retirada del legendario Concorde en 2003, la aviación civil ha carecido de alternativas viables para cruzar continentes a velocidades superiores a Mach 1 debido a las restricciones impuestas por el ruido.

La singularidad del X-59 reside en su diseño aerodinámico y tecnológico. Su morro alargado, de más de 9 metros, y su fuselaje estilizado han sido concebidos para distribuir las ondas de choque que se generan al romper la barrera del sonido. De este modo, el sonido se percibe en tierra como un leve golpe, similar al de una puerta cerrándose a distancia, en lugar del estruendo que sacudía ventanas y asustaba a la población en la era del Concorde.

Tecnología punta y colaboración internacional

El desarrollo del X-59 ha sido fruto de una estrecha colaboración entre la NASA y Lockheed Martin, uno de los gigantes de la industria aeroespacial estadounidense. El proyecto ha contado con la experiencia de ingenieros de Skunk Works, la legendaria división responsable de aviones icónicos como el U-2, el SR-71 Blackbird o el F-117 Nighthawk. La aeronave está propulsada por un motor General Electric F414, similar al que emplean cazas modernos como el F/A-18 Super Hornet, y ha sido equipada con avanzados sistemas de control de vuelo y monitorización para garantizar su seguridad y rendimiento.

Durante el primer vuelo, Larson evaluó la estabilidad y maniobrabilidad de la aeronave a distintas altitudes y velocidades, comprobando el funcionamiento de los sistemas de navegación y comunicaciones desarrollados ex profeso para este programa. Los datos recogidos serán analizados minuciosamente por los equipos de la NASA, con el objetivo de ajustar parámetros y planificar futuras fases de prueba.

El futuro del transporte aéreo supersónico

El X-59 representa un paso determinante en la hoja de ruta para el regreso de la aviación supersónica comercial. La NASA tiene previsto realizar una serie de vuelos de prueba sobre diversas localidades estadounidenses en los próximos años. Estas pruebas permitirán recabar información valiosa sobre la percepción del ruido por parte de la población y las autoridades reguladoras, elemento clave para modificar la estricta normativa internacional que hoy prohíbe los vuelos supersónicos comerciales sobre tierra firme.

En paralelo, empresas privadas como Boom Supersonic y Aerion están desarrollando sus propios prototipos de aviones supersónicos silenciosos, inspirándose en los avances tecnológicos y científicos logrados por la NASA. La colaboración entre el sector público y privado se perfila como esencial para convertir en realidad el sueño de cruzar el Atlántico en poco más de tres horas, sin molestar a quienes viven bajo las rutas aéreas.

Un contexto global de innovación espacial

El vuelo del X-59 llega en un momento de gran efervescencia en la industria aeroespacial. SpaceX continúa liderando la revolución de los lanzamientos reutilizables con su cohete Starship, mientras Blue Origin y Virgin Galactic avanzan en el turismo espacial suborbital. En España, la empresa PLD Space ha logrado recientemente el primer lanzamiento exitoso de un cohete privado europeo, abriendo nuevas posibilidades para la industria nacional. Por otro lado, la búsqueda de exoplanetas habitables sigue arrojando descubrimientos fascinantes, gracias a telescopios como el James Webb y misiones internacionales coordinadas entre la NASA, la ESA y otras agencias.

La histórica jornada del X-59 es un recordatorio de la capacidad de la humanidad para superar barreras técnicas y científicas. El sueño de viajar rápido, lejos y en silencio está más cerca que nunca gracias a la apuesta por la innovación y la cooperación global.

(Fuente: NASA)