Booster 18 de Starship sufre un contratiempo durante sus pruebas de presión criogénica

SpaceX ha vuelto a acaparar la atención del sector aeroespacial tras un percance durante las pruebas de uno de los prototipos clave de su programa Starship. El pasado fin de semana, la compañía de Elon Musk trasladó el Booster 18 —la última versión de su propulsor Super Heavy— a las instalaciones de Masseys, en las inmediaciones de Starbase (Boca Chica, Texas), para someterlo a una rigurosa campaña de ensayos. Sin embargo, durante una de las pruebas de presión criogénica, el vehículo experimentó una anomalía que obligó a suspender temporalmente las operaciones.
El Booster 18 es la generación más reciente del gigantesco propulsor que constituye la primera etapa del sistema Starship. Este cohete, con sus 33 motores Raptor alimentados por metano y oxígeno líquidos, está diseñado para llevar la nave Starship a la órbita terrestre baja y más allá, con una capacidad de carga sin precedentes. La arquitectura de Super Heavy es fundamental para los ambiciosos planes de SpaceX: desde el transporte interplanetario hasta el despliegue masivo de satélites Starlink.
El ensayo en cuestión, conocido como proof test, consiste en llenar los tanques del propulsor con nitrógeno líquido para verificar la integridad estructural bajo condiciones extremas de frío y presión. Estos procedimientos son esenciales antes de cualquier ensayo con propelentes reales, ya que permiten identificar posibles debilidades en soldaduras, válvulas o componentes estructurales sin riesgo de explosión por combustión. El objetivo es garantizar que el Booster pueda soportar las tensiones de un lanzamiento real.
Según observadores presentes en las inmediaciones y las imágenes captadas por cámaras de seguimiento, el Booster 18 mostró signos de una fuga significativa durante el proceso de presurización. Poco después, se pudo apreciar la liberación repentina de una nube de vapor criogénico y la activación de los sistemas de seguridad, lo que indica una despresurización rápida y no planificada. Aunque SpaceX no ha emitido aún un comunicado oficial detallando el alcance del daño, todo apunta a que la estructura principal del propulsor se ha visto comprometida, al menos de forma parcial.
No es la primera vez que SpaceX afronta este tipo de incidentes durante el desarrollo de Starship. Desde 2019, la empresa ha adoptado una filosofía de «construye rápido, prueba rápido, aprende rápido», en la que los prototipos funcionan tanto como avanzadas plataformas de ensayo como piezas de ingeniería desechables. Gracias a este enfoque iterativo, SpaceX ha conseguido acelerar el ritmo de innovación y mejorar sucesivamente el diseño de sus vehículos, aunque los fallos forman parte inherente del proceso.
El incidente con el Booster 18 podría suponer un ligero retraso en el calendario de pruebas, pero no pone en entredicho la viabilidad del programa. Los ingenieros de SpaceX ya han superado desafíos similares en iteraciones anteriores, como explosiones durante el llenado de tanques o fallos en los sistemas de presurización. Cada fallo proporciona datos valiosos que se incorporan rápidamente en las siguientes versiones, como ha ocurrido recientemente con los exitosos lanzamientos orbitales de Starship y el refinamiento de los motores Raptor.
El contexto de esta anomalía es especialmente relevante, ya que la NASA sigue de cerca los avances de Starship. La agencia espacial estadounidense ha seleccionado este sistema como módulo de alunizaje tripulado para el programa Artemis, que pretende devolver astronautas estadounidenses a la superficie lunar en los próximos años. Cada contratiempo en el desarrollo de Super Heavy y Starship influye en la hoja de ruta para cumplir los exigentes plazos marcados por la NASA.
Mientras tanto, el sector privado y público observa los progresos de SpaceX como un termómetro de la competitividad en el sector espacial. Empresas como Blue Origin y Virgin Galactic continúan sus propios desarrollos en vuelos suborbitales y sistemas reutilizables, mientras que la española PLD Space avanza en sus ensayos del lanzador Miura 1 y la ESA busca consolidar la autonomía europea con el Ariane 6. La proliferación de actores y tecnologías no hace sino intensificar la carrera por el acceso al espacio.
A pesar de los contratiempos, la resiliencia demostrada por SpaceX sugiere que el programa Starship continuará avanzando a un ritmo vertiginoso. Los próximos meses serán cruciales para ver cómo la compañía integra las lecciones aprendidas de este fallo y prepara tanto el Booster 19 como nuevos prototipos de nave para las siguientes fases de pruebas y lanzamientos.
El episodio vivido con el Booster 18 pone de manifiesto la complejidad inherente a la exploración espacial y el valor de la experimentación como motor de progreso tecnológico. A medida que SpaceX y otros líderes del sector superan cada desafío, la humanidad se acerca un poco más al ambicioso objetivo de convertirnos en una civilización multiplanetaria.
(Fuente: NASASpaceflight)
