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Descubren nuevas moléculas orgánicas en el océano subterráneo de Encélado, la luna de Saturno

Descubren nuevas moléculas orgánicas en el océano subterráneo de Encélado, la luna de Saturno

Un equipo internacional de científicos ha logrado identificar compuestos orgánicos inéditos en los diminutos granos de hielo que emite Encélado, una de las lunas más enigmáticas de Saturno. Estos hallazgos, obtenidos a partir del exhaustivo análisis de los datos recopilados por la sonda Cassini de la NASA, reafirman la hipótesis de que bajo su corteza helada se esconde un océano subterráneo activo, potencialmente capaz de albergar procesos químicos complejos similares a los que dieron origen a la vida en la Tierra.

Encélado, con apenas 500 kilómetros de diámetro, se ha convertido en uno de los principales objetivos de la astrobiología planetaria desde que la misión Cassini detectara en 2005 potentes géiseres de agua brotando desde su región polar sur. Estos chorros expulsan partículas de hielo y vapor de agua a cientos de kilómetros de altitud, formando uno de los anillos exteriores de Saturno y ofreciendo a los investigadores la posibilidad de analizar directamente el contenido químico del interior de la luna sin necesidad de perforar su superficie.

El reciente estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature Astronomy, ha logrado detectar en los granos de hielo tanto moléculas orgánicas ya conocidas —como metano, dióxido de carbono y compuestos simples de nitrógeno— como otras nunca antes observadas en Encélado. Entre estas nuevas moléculas figuran cadenas carbonadas más complejas y precursores químicos de los aminoácidos, los ladrillos fundamentales de las proteínas. Su presencia sugiere que en el océano subterráneo de Encélado podrían estar teniendo lugar reacciones químicas similares a las que se cree que originaron la vida en nuestro propio planeta hace miles de millones de años.

La nave Cassini, fruto de la colaboración entre la NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la ASI (Agencia Espacial Italiana), orbitó Saturno y sus lunas durante más de 13 años. Su instrumento de espectrometría de masas, capaz de analizar la composición de las partículas recogidas, fue crucial para este descubrimiento. Los investigadores han empleado técnicas de análisis de datos mejoradas y modelos químicos avanzados para reinterpretar la información almacenada en la base de datos de Cassini, revelando detalles que habían pasado desapercibidos en estudios anteriores.

Desde el punto de vista técnico, la detección de moléculas orgánicas complejas en un entorno tan extremo como el de Encélado supone un desafío considerable. Los espectrómetros deben diferenciar entre las señales químicas de los diferentes compuestos a partir de cantidades minúsculas de material, todo ello en un entorno sometido a intensas radiaciones y a temperaturas extremadamente bajas. Sin embargo, la combinación de la robustez de los instrumentos de Cassini y los nuevos métodos de análisis ha permitido a los científicos superar estas limitaciones.

El hallazgo tiene profundas implicaciones para la astrobiología y la búsqueda de vida fuera de la Tierra. Hasta ahora, la Tierra era el único lugar del Sistema Solar donde se sabía que existían moléculas orgánicas complejas asociadas a procesos biológicos. El hecho de que Encélado disponga de agua líquida, energía y una química orgánica activa lo convierte en uno de los candidatos más prometedores para albergar alguna forma de vida, aunque sea microscópica.

La NASA y otras agencias espaciales, incluidas la ESA y la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), estudian ya nuevas misiones que puedan regresar a Encélado con instrumentos aún más sofisticados. Entre los proyectos más relevantes destaca la misión Enceladus Orbilander, propuesta para la década de 2030, que combinaría un orbitador y un módulo de aterrizaje para analizar in situ la superficie y los géiseres. Además, el éxito reciente de empresas privadas como SpaceX y Blue Origin en el desarrollo de lanzadores reutilizables podría abaratar significativamente el coste de futuras misiones interplanetarias, facilitando el envío de sondas y robots a destinos tan lejanos como el sistema de Saturno.

En paralelo, el interés por los exoplanetas habitables ha impulsado el desarrollo de telescopios espaciales como el James Webb de la NASA y la ESA, capaces de identificar moléculas orgánicas en las atmósferas de mundos situados a años luz de distancia. Sin embargo, Encélado ofrece una oportunidad única: acceder directamente a los ingredientes de la vida en nuestro propio vecindario cósmico.

Mientras tanto, empresas como la española PLD Space avanzan en la carrera europea por los lanzadores ligeros reutilizables, abriendo la puerta a nuevas misiones científicas de bajo coste. El descubrimiento de moléculas orgánicas en Encélado refuerza la importancia de invertir en tecnología espacial y en la cooperación internacional para desvelar los secretos de nuestro Sistema Solar.

El hallazgo en Encélado es un recordatorio de lo mucho que nos queda por descubrir y de la potencial universalidad de los procesos que condujeron a la vida. La exploración espacial, tanto pública como privada, sigue desvelando nuevas fronteras y alimentando nuestra búsqueda de respuestas sobre el origen y la posible existencia de vida fuera de la Tierra.

(Fuente: SpaceDaily)