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La NASA cumple una década cultivando el futuro: miles de estudiantes ayudan a seleccionar cultivos para la Luna y Marte

La NASA cumple una década cultivando el futuro: miles de estudiantes ayudan a seleccionar cultivos para la Luna y Marte

En 2025, la colaboración entre la NASA y el Fairchild Tropical Botanic Garden ha celebrado su décimo aniversario con un evento que marca un hito en la educación y la investigación espacial: más de 1.250 estudiantes, repartidos en 71 aulas de todo Estados Unidos, participaron activamente en la iniciativa Growing Beyond Earth Student Launch Chat. Este programa educativo, iniciado hace ya una década, no solo fomenta el interés por la ciencia y la exploración espacial entre los jóvenes, sino que también proporciona datos reales y relevantes que la NASA utiliza en sus misiones de vanguardia.

El objetivo principal de Growing Beyond Earth es involucrar a estudiantes de secundaria y bachillerato en experimentos agrícolas que simulan las condiciones de cultivo en entornos espaciales. Los estudiantes cultivan diferentes especies vegetales en el aula, monitorizan su crecimiento y recogen datos rigurosos que posteriormente presentan a expertos del Centro Espacial Kennedy de la NASA. Estos datos son fundamentales para determinar qué cultivos podrían prosperar en futuras misiones a la Luna y Marte, donde la autosuficiencia alimentaria será clave para la supervivencia de las tripulaciones.

El cultivo de alimentos en el espacio es uno de los mayores retos tecnológicos y biológicos de la exploración espacial. La Estación Espacial Internacional (EEI) ha sido un laboratorio fundamental para ensayar métodos de agricultura espacial, pero los desafíos persisten: la microgravedad altera el desarrollo de las plantas, la radiación cósmica puede dañar tejidos vegetales y los recursos como el agua y los nutrientes son extremadamente limitados. Por ello, seleccionar las especies más resistentes y productivas es una tarea de vital importancia.

Entre las plantas experimentadas por los estudiantes figuran variedades de lechuga, rábanos, mostaza, albahaca y cebollinos, todas ellas seleccionadas por su rápido ciclo de crecimiento, valor nutricional y bajo requerimiento de recursos. Los datos recolectados incluyen velocidad de germinación, tolerancia a la falta de agua, rendimiento por planta y calidad del producto obtenido. Los expertos de la NASA analizan estos resultados y los comparan con experimentos realizados en la propia EEI, en módulos como Veggie y Advanced Plant Habitat.

La colaboración entre entidades como la NASA y centros botánicos civiles no es nueva, pero la implicación directa del ámbito educativo supone un avance sin precedentes en la formación de las futuras generaciones de científicos e ingenieros. El programa Growing Beyond Earth ha inspirado a miles de jóvenes a orientar sus estudios hacia carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), un campo cada vez más demandado en el mercado laboral y esencial para el desarrollo de nuevas tecnologías espaciales.

El décimo aniversario del proyecto coincide con una etapa de gran actividad en la exploración espacial, tanto pública como privada. Mientras la NASA avanza con su programa Artemis, que prevé establecer una presencia humana sostenida en la superficie lunar antes de 2030, empresas como SpaceX y Blue Origin desarrollan tecnologías para transportar tripulaciones y suministros a la Luna y Marte. La selección de cultivos adecuados para la producción de alimentos en hábitats cerrados será un factor decisivo para la autonomía de las misiones de larga duración, reduciendo la dependencia de envíos desde la Tierra.

Por su parte, Europa no se queda atrás: la Agencia Espacial Europea (ESA) también investiga sistemas de agricultura espacial en módulos como el MELiSSA (Micro-Ecological Life Support System Alternative), que busca crear ecosistemas autosostenibles para futuras bases lunares y marcianas. En España, la valenciana PLD Space trabaja en el desarrollo de lanzadores reutilizables, contribuyendo al crecimiento del sector espacial europeo y abriendo la puerta a futuros experimentos en microgravedad realizados por estudiantes e investigadores nacionales.

En paralelo, la búsqueda de exoplanetas habitables y los avances en la propulsión espacial, liderados por gigantes como SpaceX con su nave Starship, ponen de manifiesto la necesidad de tecnologías que permitan a la humanidad sobrevivir y prosperar en otros mundos. La agricultura espacial es, sin duda, una de las piezas clave de ese rompecabezas, y la implicación de las nuevas generaciones mediante programas como Growing Beyond Earth garantiza que el conocimiento y la pasión por la exploración sigan floreciendo.

Así, la celebración de este décimo aniversario no solo destaca una década de fructífera colaboración entre la NASA y la comunidad educativa, sino que también simboliza la siembra de esperanza y conocimiento para un futuro en el que la humanidad pueda establecerse más allá de nuestro planeta. La próxima generación de científicos espaciales ya está cultivando el mañana, literalmente, desde sus aulas.

(Fuente: SpaceDaily)