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Nueva generación de tejidos inteligentes promete revolucionar la lucha contra el calor extremo

Nueva generación de tejidos inteligentes promete revolucionar la lucha contra el calor extremo

El cambio climático y el incremento sostenido de las temperaturas globales están impulsando la búsqueda de soluciones tecnológicas que ayuden a mitigar los efectos de las olas de calor en la vida cotidiana. En este contexto, un equipo internacional de científicos ha desarrollado un nuevo tejido técnico capaz de mantener a las personas más frescas, secas y cómodas en condiciones de calor extremo, lo que supone un avance significativo tanto para la protección individual como para la adaptación a un planeta cada vez más cálido.

La investigación, liderada por el profesor Jun Ma de la Universidad de Australia del Sur (UniSA) y en colaboración con el equipo de la Universidad de Zhengzhou en China, ha dado como resultado una tela ultraligera y transpirable que logra reflejar hasta el 96% de la radiación solar incidente. Esta cifra, notablemente superior a la alcanzada por los tejidos convencionales, representa un hito en el diseño de materiales funcionales orientados a combatir el sobrecalentamiento corporal.

El desarrollo del tejido parte de una investigación exhaustiva de las propiedades ópticas y térmicas de los materiales textiles. El equipo se centró en combinar polímeros avanzados y microestructuras superficiales especialmente diseñadas para maximizar la reflexión solar y, al mismo tiempo, permitir una adecuada transpirabilidad. El resultado es un tejido que no solo bloquea la radiación infrarroja y ultravioleta, sino que también facilita la evaporación del sudor, lo que contribuye a la termorregulación natural del cuerpo.

La base de esta innovación reside en la capacidad del material para reflejar la mayoría de la luz solar, evitando que el calor penetre en la superficie de la prenda y, en consecuencia, en la piel del usuario. “Al lograr una reflectancia solar del 96%, nuestros tejidos superan ampliamente a las prendas deportivas o de trabajo actuales, que rara vez superan el 60% de reflexión”, explica el profesor Jun Ma. Esta diferencia se traduce en una reducción significativa de la temperatura percibida, especialmente en actividades al aire libre o en entornos urbanos donde el efecto isla de calor agrava las condiciones térmicas.

La aplicación de este tipo de tecnologías textiles va mucho más allá del ámbito doméstico o del ocio. En sectores como la construcción, la agricultura o la gestión de emergencias, donde los trabajadores están expuestos durante largas jornadas a temperaturas extremas, la posibilidad de vestir prendas que minimicen el estrés térmico puede ser determinante para prevenir problemas de salud graves, como golpes de calor o deshidratación. Además, la adopción de estos tejidos podría contribuir a reducir la dependencia del aire acondicionado y, por tanto, el consumo energético asociado, alineándose con los objetivos de sostenibilidad y eficiencia energética marcados por la comunidad internacional.

A nivel técnico, el proceso de fabricación del tejido ha sido optimizado para ser escalable y económicamente viable, lo que facilita su adopción a gran escala en la industria textil. El material base es un polímero de alta pureza con aditivos específicos que mejoran su resistencia y durabilidad, mientras que la microtexturización superficial se realiza mediante técnicas avanzadas de nanotecnología. Esta estructura jerárquica permite dispersar y reflejar la radiación en un rango amplio de longitudes de onda, protegiendo tanto de la luz visible como de la radiación no visible.

El interés por los tejidos inteligentes y los materiales funcionales ha crecido exponencialmente en la última década, impulsado no solo por la crisis climática, sino también por el auge de la exploración espacial y la necesidad de proteger a los astronautas de condiciones extremas. En este sentido, la NASA y otras agencias espaciales han invertido en el desarrollo de trajes espaciales y materiales de protección basados en principios similares de reflexión y aislamiento térmico. Sin embargo, la transferencia de estas tecnologías al ámbito civil ha sido tradicionalmente lenta debido a los costes y la complejidad de los procesos de fabricación.

El avance logrado por el equipo de UniSA y Zhengzhou University demuestra que es posible adaptar este tipo de soluciones avanzadas al día a día de la población, facilitando una respuesta inmediata y efectiva a los desafíos que plantea el calentamiento global. Los ensayos preliminares realizados en condiciones controladas han mostrado que los usuarios vestidos con estas prendas experimentan una reducción significativa de la temperatura corporal y una mejora del confort subjetivo, incluso durante periodos prolongados de exposición al sol.

Los próximos pasos del equipo investigador incluyen la optimización de las propiedades mecánicas del tejido y la evaluación de su resistencia al lavado y al desgaste, con vistas a su comercialización masiva en los próximos años. Este tipo de innovaciones representan una herramienta clave no solo para la adaptación al cambio climático, sino también para la mejora de la calidad de vida en regiones especialmente vulnerables al calor extremo.

En definitiva, la revolución de los tejidos inteligentes da un paso más hacia el futuro, ofreciendo soluciones tangibles ante uno de los retos más urgentes de nuestro tiempo.

(Fuente: SpaceDaily)