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La misión BepiColombo encara la recta final: Europa y Japón a punto de conquistar Mercurio

La misión BepiColombo encara la recta final: Europa y Japón a punto de conquistar Mercurio

La misión BepiColombo, fruto de la colaboración entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), se encuentra en el último tramo de su larga travesía hacia Mercurio. Lanzada en octubre de 2018 desde el puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa, la sonda se prepara para entrar en la órbita del planeta más cercano al Sol en noviembre de 2026. Este ambicioso proyecto, que reúne décadas de experiencia tecnológica y científica, promete revolucionar nuestro conocimiento sobre uno de los cuerpos más enigmáticos del Sistema Solar.

Un viaje interplanetario de precisión quirúrgica

El trayecto de BepiColombo hasta Mercurio es una epopeya de ingeniería y cálculo orbital. A diferencia de lo que podría imaginarse, viajar hacia el planeta más cercano al Sol no es sencillo: implica superar la potente gravedad solar y frenar de manera gradual para evitar salir despedido del sistema interior. Para lograrlo, la misión ha ejecutado una compleja secuencia de maniobras gravitacionales, conocidas como “asistencias gravitatorias” o “flybys”. En total, BepiColombo ha completado hasta la fecha un sobrevuelo a la Tierra, dos a Venus y seis a Mercurio, utilizando la gravedad de estos planetas para reducir su velocidad y ajustar su trayectoria.

Durante estos sobrevuelos, BepiColombo ha recogido valiosos datos acerca de la actividad solar y los entornos magnéticos planetarios, incluyendo el propio campo magnético de Mercurio, que es uno de los grandes misterios de la ciencia planetaria.

Un dúo tecnológico: El MPO y el MMO

La arquitectura de BepiColombo es única: consta de dos orbitadores principales acoplados durante el viaje. El Mercury Planetary Orbiter (MPO), desarrollado por la ESA, se dedicará a cartografiar la superficie y estudiar la composición de Mercurio con una precisión sin precedentes. Por su parte, el Mercury Magnetospheric Orbiter (MMO), aportado por JAXA y rebautizado como Mio, se centrará en investigar el entorno magnético y la interacción del planeta con el viento solar.

Ambos orbitadores viajan actualmente unidos por el Módulo de Transferencia a Mercurio (MTM), equipado con motores iónicos de propulsión eléctrica. Este sistema, basado en la aceleración de partículas de xenón mediante campos eléctricos, permite un control preciso y eficiente de la velocidad, imprescindible para este tipo de misión de larga duración.

Retos técnicos y científicos

Mercurio es un objetivo extremadamente desafiante. Su proximidad al Sol lo expone a temperaturas que pueden superar los 400 grados Celsius durante el día, mientras que por la noche caen por debajo de los -180 grados. Para sobrevivir a este entorno, los ingenieros han dotado a la misión de sofisticados sistemas de protección térmica y paneles solares orientables, capaces de soportar la intensa radiación solar sin perder eficacia.

Además, el estudio de Mercurio resulta clave para desentrañar los procesos de formación planetaria. A pesar de su pequeño tamaño, el planeta posee un núcleo metálico gigante y un campo magnético global, rasgos inusuales para un cuerpo tan cercano al Sol. Comprender su origen y evolución podría arrojar luz sobre la dinámica de otros planetas rocosos, tanto dentro como fuera de nuestro sistema.

Un legado de exploración: del Mariner 10 al Messenger

BepiColombo sigue los pasos de dos misiones históricas. La primera visita a Mercurio la realizó la sonda estadounidense Mariner 10, que entre 1974 y 1975 sobrevoló el planeta tres veces, obteniendo las primeras imágenes de su superficie. Décadas más tarde, la NASA lanzó Messenger, que orbitó Mercurio entre 2011 y 2015, revelando detalles de su geología, composición y campo magnético. Sin embargo, muchas preguntas quedaron sin respuesta, especialmente sobre la estructura interna y la dinámica de su exosfera.

Con instrumentos de última generación, BepiColombo aspira a resolver estos interrogantes. Entre sus objetivos científicos destacan el análisis de los polos, la búsqueda de agua helada en cráteres permanentemente en sombra y la caracterización de la delgada atmósfera mercuriana.

El futuro de la exploración espacial: colaboración internacional

La misión BepiColombo simboliza la capacidad de colaboración internacional en la exploración del Sistema Solar, en sintonía con otros grandes proyectos recientes como el rover Perseverance de la NASA en Marte, el telescopio espacial James Webb o la creciente actividad privada de empresas como SpaceX y Blue Origin. En Europa, PLD Space ha conseguido consolidar su posición en el sector de lanzadores reutilizables, y Virgin Galactic continúa avanzando en el turismo suborbital. Por su parte, la búsqueda de exoplanetas habitables sigue siendo un motor fundamental para la ciencia, con proyectos como ARIEL y TESS a la vanguardia.

La llegada de BepiColombo a Mercurio supondrá un hito histórico y científico. Los datos que recoja durante su misión orbital contribuirán a descifrar los secretos del planeta más cercano al Sol y, por extensión, a comprender mejor la formación y evolución de los mundos rocosos a lo largo y ancho del cosmos.

(Fuente: SpaceDaily)