Descubren el fósil de un tiburón gigante que dominó los océanos hace 115 millones de años

Un equipo internacional de paleontólogos ha identificado en el norte de Australia restos fósiles de un tiburón lamniforme de dimensiones colosales que habitó los mares hace 115 millones de años, durante el Cretácico temprano. Este hallazgo aporta una nueva perspectiva sobre la evolución de los depredadores marinos y adelanta en millones de años la aparición de tiburones de gran tamaño, mucho antes de lo que la ciencia había documentado hasta ahora.
El descubrimiento se produjo gracias a un exhaustivo análisis interdisciplinar que ha permitido reconstruir la evolución del tamaño corporal en los tiburones primitivos. Los lamniformes, el grupo al que pertenece el famoso tiburón blanco actual (Carcharodon carcharias), están considerados como unos de los depredadores más exitosos de la historia marina. Sin embargo, hasta el momento se pensaba que los primeros ejemplares de tamaño verdaderamente gigantesco no surgieron hasta mucho después, ya bien avanzado el Cretácico o incluso en el Paleógeno, tras la extinción de los dinosaurios.
Los fósiles descubiertos, principalmente dientes de tamaño excepcional, han sido datados en aproximadamente 115 millones de años. El análisis morfológico y comparativo de estas piezas dentales ha permitido estimar que el tiburón alcanzó longitudes de al menos 7 metros, situándose así en la cúspide de la cadena alimenticia junto a los grandes reptiles marinos de la época, como los ictiosaurios y los plesiosaurios. Esta coexistencia sugiere que la competencia por el dominio de los océanos fue mucho más feroz y diversificada de lo que se pensaba, con tiburones que ya habían desarrollado estrategias y fisiologías propias de superdepredadores.
Desde el punto de vista evolutivo, el hallazgo obliga a revisar las teorías sobre cuándo y cómo los tiburones lamniformes alcanzaron tamaños gigantescos. Anteriormente, los registros fósiles más antiguos de tiburones de gran tamaño databan de unos 90 millones de años atrás, por lo que este nuevo fósil adelanta en unos 25 millones de años la aparición de estos colosos marinos. Además, la datación y la localización del fósil en las antiguas aguas de lo que hoy es el norte de Australia sugieren que este tipo de depredadores surgieron en regiones costeras cálidas, lo que podría haber favorecido su crecimiento acelerado y su posición dominante en el ecosistema.
La metodología empleada por los investigadores ha sido clave para este avance científico. Utilizando técnicas de tomografía computarizada, análisis isotópicos y comparaciones con especies actuales y extintas, el equipo ha logrado no solo estimar el tamaño del animal, sino también inferir aspectos de su biología y comportamiento. Por ejemplo, la estructura de los dientes revela una dieta compuesta por presas de gran tamaño, incluyendo otros peces y posiblemente crías de reptiles marinos, lo que refuerza la hipótesis de su papel como superdepredador.
En el contexto de la evolución marina, estos resultados tienen implicaciones significativas. Los grandes tiburones lamniformes actuales, como el tiburón blanco y el mako, son herederos de una línea evolutiva que ya había conquistado los mares mucho antes de lo que se creía. Este descubrimiento también arroja luz sobre la resiliencia y capacidad adaptativa de los tiburones, que han sobrevivido a múltiples extinciones masivas y cambios ecológicos a lo largo de más de 400 millones de años de historia.
El hallazgo australiano se une así a otros grandes avances recientes en paleontología marina, que están permitiendo reconstruir con mayor precisión la historia de la vida en la Tierra. La competencia entre tiburones y reptiles marinos por el control de los océanos primitivos se perfila como un capítulo crucial en la evolución de los ecosistemas marinos, influyendo en la diversificación y especialización de múltiples especies.
Así, el descubrimiento de este tiburón gigante no solo amplía nuestro conocimiento sobre la prehistoria de los océanos, sino que también plantea nuevas preguntas sobre los mecanismos evolutivos que permitieron a los tiburones convertirse en uno de los grupos de depredadores más exitosos del planeta.
(Fuente: SpaceDaily)
