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Avances pioneros en medicina espacial: una bioimpresora viaja al espacio a bordo del cohete Nuri

Avances pioneros en medicina espacial: una bioimpresora viaja al espacio a bordo del cohete Nuri

El próximo 27 de noviembre marcará un hito en la investigación biomédica espacial con el lanzamiento del cuarto vuelo del cohete Nuri, desarrollado por Corea del Sur, que llevará a bordo una innovadora plataforma de bioimpresión 3D diseñada para fabricar tejidos humanos en órbita. Esta misión, que despegará desde el Centro Espacial Naro, integrará tanto la carga científica BioCabinet como el satélite Next-Generation Medium Satellite-3, ampliando así las fronteras de la ciencia y la tecnología más allá de la atmósfera terrestre.

BioCabinet, desarrollado por el equipo del doctor Chan Hum Park del Hallym University Chuncheon Sacred Heart Hospital, representa una apuesta ambiciosa por explorar las posibilidades que ofrece la microgravedad para la medicina regenerativa. Este módulo, del tamaño aproximado de un pequeño electrodoméstico, incorpora una bioimpresora 3D y un incubador especialmente adaptado para la diferenciación de células madre. El objetivo principal de la misión será fabricar tejidos humanos artificiales y estudiar cómo se comportan y desarrollan en las condiciones únicas del espacio.

El entorno de microgravedad de la órbita terrestre baja brinda ventajas significativas para la bioimpresión y el desarrollo de tejidos, permitiendo que las células se ensamblen en estructuras tridimensionales más fácilmente que en la Tierra, donde la gravedad puede distorsionar o colapsar los delicados andamiajes celulares. Gracias a la ausencia de peso, los científicos esperan obtener tejidos más complejos y funcionales, lo que podría allanar el camino para futuras aplicaciones en trasplantes, pruebas farmacológicas y medicina personalizada.

El lanzamiento del Nuri, también conocido como KSLV-II, simboliza el avance de Corea del Sur en la carrera espacial global. Este cohete, completamente desarrollado y fabricado en el país, ha ido demostrando progresivamente su fiabilidad desde su primer vuelo en 2021. El Nuri es capaz de colocar satélites de hasta 1,5 toneladas en órbita terrestre baja, lo que lo convierte en un activo estratégico para la nación asiática y en una plataforma atractiva para lanzamientos científicos y comerciales.

La carga secundaria de la misión, el satélite Next-Generation Medium Satellite-3, tiene como finalidad ampliar la capacidad de observación de la Tierra y mejorar la gestión de recursos naturales, la vigilancia medioambiental y la respuesta ante catástrofes. Sin embargo, el protagonismo mediático recae indiscutiblemente en el experimento BioCabinet, que promete abrir una nueva era para la biotecnología espacial.

La bioimpresión 3D ya ha comenzado a captar la atención de agencias espaciales y empresas privadas de todo el mundo. La NASA, por ejemplo, ha estado experimentando con bioimpresoras en la Estación Espacial Internacional (ISS) desde 2019, logrando imprimir estructuras celulares y pequeños tejidos. SpaceX, por su parte, ha colaborado en el envío de equipos de bioimpresión y muestras biológicas en sus misiones de reabastecimiento a la ISS, contribuyendo al avance de la investigación biomédica en microgravedad.

En el ámbito europeo, la empresa española PLD Space ha mostrado interés en aplicaciones biomédicas espaciales, aunque su enfoque actual sigue centrado en el desarrollo y lanzamiento de pequeños cohetes reutilizables como el Miura 1. Mientras tanto, Blue Origin y Virgin Galactic, referentes del turismo espacial, han comenzado a ofertar espacio en sus vuelos suborbitales para experimentos científicos, lo que podría incluir en el futuro próximo investigaciones biotecnológicas y médicas.

La exploración de exoplanetas y la futura colonización del espacio plantean retos médicos sin precedentes. La capacidad para fabricar tejidos y órganos en el espacio podría resultar esencial para la supervivencia de astronautas en misiones de larga duración, como las planificadas a Marte o a la Luna dentro del programa Artemis de la NASA y la ESA. La impresión y el cultivo de tejidos humanos en microgravedad no solo permitirían atender posibles lesiones o enfermedades, sino que también servirían para estudiar los efectos de la radiación y la falta de gravedad en el desarrollo celular.

La misión del BioCabinet a bordo del Nuri, aunque experimental, podría sentar las bases para una nueva industria biotecnológica en el espacio, complementando los avances logrados por las principales agencias y empresas del sector. Si los resultados son positivos, podríamos estar ante el primer paso hacia la fabricación rutinaria de tejidos u órganos humanos fuera de la Tierra, algo que hace apenas una década parecía propio de la ciencia ficción.

Así, el lanzamiento del Nuri no solo consolida a Corea del Sur como un actor relevante en la escena aeroespacial internacional, sino que también evidencia la creciente convergencia entre las ciencias de la vida y la tecnología espacial, un campo de innovación que promete revolucionar tanto la medicina como la exploración del cosmos en los próximos años.

(Fuente: SpaceDaily)