Jonny Kim, primer astronauta coreano-estadounidense, regresa a la Tierra tras misión en la EEI

La Estación Espacial Internacional (EEI) vive estos días uno de sus habituales relevos de tripulación, pero en esta ocasión con un protagonista muy especial: el astronauta de la NASA Jonny Kim, quien se prepara para regresar a la Tierra tras completar una misión junto a los cosmonautas rusos Sergey Ryzhikov y Alexey Zubritsky. El trío abandonará el complejo orbital a bordo de la nave Soyuz MS-27, en una maniobra que sigue afianzando la cooperación internacional, incluso en tiempos de tensiones geopolíticas.
Según los planes de la NASA y Roscosmos, la nave se desacoplará del módulo Prichal de la EEI a las 20:41 hora del este estadounidense (02:41 del martes en la España peninsular) el lunes 8 de diciembre. Tras varias órbitas de maniobra y una precisa reentrada, la cápsula realizará un descenso controlado y se posará suavemente en las estepas de Kazajistán asistida por paracaídas, un procedimiento perfeccionado desde la era soviética.
Jonny Kim: médico, Navy SEAL y astronauta
Jonny Kim, de 40 años, es un astronauta con un perfil excepcional. Antes de ingresar en la NASA, sirvió como Navy SEAL en la Armada de Estados Unidos, participando en misiones de combate en Irak. Posteriormente se licenció en Medicina en Harvard, lo que le convirtió en el primer astronauta de origen coreano-estadounidense, y en uno de los pocos profesionales capaces de aunar experiencia militar, médica y aeroespacial.
Durante su estancia en la EEI, Kim participó en experimentos sobre fisiología humana, materiales avanzados y biología, contribuyendo al conocimiento necesario para futuras misiones a la Luna y Marte bajo el programa Artemis. Su experiencia médica fue fundamental en las simulaciones de emergencias médicas en microgravedad, un aspecto clave para las futuras misiones de larga duración fuera de la órbita terrestre.
La Soyuz: un pilar de la exploración espacial tripulada
La nave Soyuz, que transportará a Kim y sus compañeros de regreso a casa, representa la longevidad y fiabilidad de la tecnología espacial rusa. Introducida en 1967 y modernizada en varias ocasiones, la Soyuz es el sistema de transporte tripulado más veterano del mundo, con más de 140 misiones exitosas. Su diseño modular y su robusto sistema de escape han permitido salvar vidas en situaciones críticas, consolidando su reputación como vehículo seguro incluso en las circunstancias más adversas.
Desde la retirada de los transbordadores espaciales estadounidenses en 2011, la Soyuz fue durante casi una década el único medio para enviar y traer astronautas desde la EEI. Aunque desde 2020 la nave Crew Dragon de SpaceX ha retomado las misiones tripuladas estadounidenses, la Soyuz sigue siendo un pilar indispensable de la cooperación internacional en la estación.
Cooperación internacional en tiempos de cambio
La misión de Kim, Ryzhikov y Zubritsky se produce en un contexto de grandes cambios en la exploración espacial. El auge de compañías privadas como SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic está transformando el sector, abriendo la puerta al turismo espacial y a nuevas formas de explotación científica y comercial de la órbita baja terrestre. La NASA, por su parte, avanza en su programa Artemis para llevar de nuevo astronautas a la superficie lunar, con el objetivo declarado de establecer una presencia sostenible que sirva de trampolín a Marte.
En Europa, empresas emergentes como la española PLD Space avanzan en el desarrollo de lanzadores reutilizables, como el Miura 5, que aspira a competir en el pujante mercado de lanzamientos de pequeños satélites. El éxito de estos proyectos podría situar a España en una posición de referencia dentro del sector espacial europeo.
En paralelo, la búsqueda de exoplanetas habitables continúa dando frutos, con misiones como TESS y el telescopio James Webb detectando mundos potencialmente aptos para la vida a decenas de años luz de distancia. Este esfuerzo internacional, en el que colaboran agencias como la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), amplía nuestra comprensión del cosmos y de las posibilidades de vida más allá de la Tierra.
El futuro de la EEI y la transición hacia nuevos escenarios
La Estación Espacial Internacional, en funcionamiento desde el año 2000, afronta su última década de vida operativa. Mientras tanto, la NASA y sus socios trabajan en el desarrollo de estaciones comerciales privadas que tomen el relevo y permitan la continuidad de la investigación en microgravedad. SpaceX y Blue Origin ya han anunciado sus propios conceptos de hábitats orbitales, lo que augura una diversificación sin precedentes en la presencia humana en el espacio.
El regreso de Jonny Kim y sus compañeros simboliza la continuidad de una tradición de cooperación y superación técnica que, pese a los desafíos geopolíticos y tecnológicos, sigue impulsando la exploración más allá de nuestro planeta. Su misión es un recordatorio de que la aventura espacial es, ante todo, un esfuerzo colectivo de la humanidad.
(Fuente: NASA)
